Turull y Aragonès negocian cómo salvar la Generalitat tras la presión en la Diada
En la última ejecutiva, el secretario general de JxCAT ya fue uno de los que se pronunció a favor de salir del Gobierno catalán en caso de que se mantuviesen los planes del republicano
Jordi Turull y Pere Aragonès están buscando una fórmula para salvar la Generalitat tras la presión que desplegó este domingo la ANC en la Diada y la posición de JxCAT de “escuchar el pulso de la calle”. El Gobierno de coalición se encuentra en una situación muy delicada con Turull, de manera matizada, y Laura Borràs, de forma más descarnada, avisando de lo mismo: JxCAT se encuentra muy cerca de salir del Ejecutivo catalán y dejar sola a ERC.
En la última ejecutiva, Jordi Turull ya fue uno de los que se pronunció a favor de salir de la Generalitat en caso de que de no hubiese cambios en la estrategia del 'president', Pere Aragonès, según explican fuentes de esta formación política. El domingo en la Diada, Turull como secretario general de JxCAT planteó que “los partidos han de escuchar a la calle”.
En esencia, las peticiones son tres: que la mesa de diálogo trate la amnistía y la autodeterminación –algo que podría asumir Aragonès, pero que no hará el Gobierno central–, unidad de acción en el Congreso y el Senado entre JxCAT y ERC y crear un ente parecido al Estado Mayor que actuaba en el independentismo en 2017 y que esté integrado por los dos partidos, la ANC, Òmnium y el Consell per la República de Carles Puigdemont. Pero eso supondría diluir la figura de Aragonès como 'president'. Este último punto, rebajado de algún modo, podría suponer una salida honrosa para todas las partes.
Como secretario general del partido, Turull tiene la llave. En la Ejecutiva, su planteamiento topó con los alcaldes, con los 'consellers' en el cargo y con el sector de Damià Calvet –ahora presidente del Puerto de Barcelona y que representa a la CDC más tradicional–. Pero la formación mantiene un hoja de ruta octubrista en la que, sobre el papel, la declaración unilateral de independencia del 10 de septiembre de 2017, aquella que Carles Puigdemont suspendió después de 8 segundos, puede volver a activarse cuando se quiera.
La tentación en el seno de JxCAT de romper la coalición en la Generalitat es muy fuerte. Si el planteamiento de ERC es acabar la legislatura en solitario con el apoyo de los Comunes y el PSC en el Parlament, la apuesta es que eso desgastará tanto a los republicanos que en las elecciones, aunque los socialistas volviesen a ganar, JxCAT quedaría por delante de Pere Aragonès.
Incertidumbre total
Pero la incertidumbre es total porque no está claro que los republicanos hiciesen algo así. Aragonès podría tener la tentación de continuar en ese modo, con un “apoyo exterior”, sólo hasta enero, lo justo para aprobar unos Presupuestos de la Generalitat muy necesario con la inflación disparada y los precios de la energía estrangulando la economía. De hecho, no es casual que el 'conseller' de Economía, Jaume Giró, sea uno de los miembros de la ejecutiva del partido más reacios a que JxCAT salga del ejecutivo.
Otra alternativa sería que Aragonès convocase elecciones de manera inmediata, una potestad que sólo puede ostentar él como 'president'. En ese caso pillaría a la ANC muy verde para presentar la lista cívica con la que amenaza y a JxCAT en la disyuntiva de poner a Laura Borràs o al propio Giró como cabeza de lista. Ninguna de las opciones es buena. Borràs correría el riesgo de quedar inhabilitada si su juicio por presunta corrupción le va mal. Y Turull corre el riesgo de que en caso de que opte por Giró como líder, Laura Borràs dejase el partido con un grupo de fieles para encabezar la lista de la ANC.
Laura Borràs legalmente puede volver a ser candidata complicando las listas de JxCAT
Cumpliendo de forma escrupulosa con la ley, Laura Borràs no puede presidir el Parlament pero no nada le impide presentarse a la presidencia de la Generalitat. Sólo quedaría inhabilitada en caso de ser condenada. Pero eso complica mucho la vida a JxCAT a la hora de elaborar las listas, ya que el partido siempre ha asumido el discurso de su presidenta de que es una víctima de la represión política española.
Mucho que perder
JxCAT tiene más que perder en esta situación pero se da la circunstancia de que son los de Puigdemont los que están presionando para acercarse al precipicio. Si hay un avance electoral, ERC tiene un partido más cohesionado y con menos divisiones internas. Cuenta con un candidato claro, Pere Aragonès. Y por muy bien que haya ido la manifestación de la Diada no fue lo suficientemente masiva como para ganarle el pulso a los republicanos.
Lo único que no encaja son las encuestas. Todas apuntan que en caso de autonómicas el PSC ganaría: 40 diputados, aunque lejos de la mayoría absoluta. Pero esos sondeos no prevén una lista cívica de la ANC que fragmente aún más el voto independentista. De ser así los de Salvador Illa podrían obtener aún mejores resultados.
Jordi Turull y Pere Aragonès están buscando una fórmula para salvar la Generalitat tras la presión que desplegó este domingo la ANC en la Diada y la posición de JxCAT de “escuchar el pulso de la calle”. El Gobierno de coalición se encuentra en una situación muy delicada con Turull, de manera matizada, y Laura Borràs, de forma más descarnada, avisando de lo mismo: JxCAT se encuentra muy cerca de salir del Ejecutivo catalán y dejar sola a ERC.
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