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El calvario en 12 actos de la víctima de la trama de Fuengirola: "Llevo dos años sin ver a mi hija por lo que me han hecho"
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OPERACIÓN MARTILLO (II)

El calvario en 12 actos de la víctima de la trama de Fuengirola: "Llevo dos años sin ver a mi hija por lo que me han hecho"

Colocaron droga en su coche. También le escondieron un arma en el vehículo. Fue detenido y pasó por los calabozos. La Policía Nacional cree que fue objeto de una conspiración del exmarido de su pareja

Foto: Víctor (nombre ficticio) posa para El Confidencial tras una de las entrevistas en las que detalló el calvario vivido durante siete años. (P. D. A.)
Víctor (nombre ficticio) posa para El Confidencial tras una de las entrevistas en las que detalló el calvario vivido durante siete años. (P. D. A.)
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Cuando se habla con Víctor —nombre ficticio—, llama poderosamente la atención su optimismo patológico. Este trabajador de Correos, de mediana edad y un corte de pelo impecable, tiene un carácter marcadamente extrovertido y cuenta con gran pasión cada relato. Nadie podría imaginar el calvario por el que ha pasado durante los últimos siete años. Recapitulemos: le abrieron dos veces el coche para colocar droga en su interior, recibió varias palizas, acabó en el hospital porque unos matones le partieron los tobillos a martillazos, le ocultaron un arma en el maletero y hasta fue detenido y procesado injustamente por narcotráfico. Fueron algunas de las consecuencias de verse inmerso en una presunta trama criminal y de corrupción policial solo por enamorarse de una mujer. La exesposa de un supuesto narco que era confidente de un comisario. Ambos ya han sido detenidos. Y Víctor comienza a recuperar su vida. Lo más importante: podrá volver a ver a si hija tras dos años sin hacerlo por las medidas cautelares que le impusieron tras su arresto por tráfico de drogas y por el temor a que le pasara algo a la pequeña.

Recibe a El Confidencial en una cafetería del centro de Málaga. Le ha costado dar el paso y confiar, pero está dispuesto a relatar todas la penurias. "¿Tendrás hojas suficientes?", pregunta señalando el cuaderno.

"Empecemos por el principio". Explica que en septiembre de 2015 conoció a María —nombre ficticio— a través de un chat. Ambos se gustaron y las primeras citas presenciales acabaron cuajando en una relación. "Tres meses después, estábamos viviendo juntos", comenta.

Víctor fue conociendo al círculo de amistades de su novia, así como a su familia. Los dos hijos de su novia y el exmarido: Salomón K.C., un empresario del que la mujer se había divorciado en 2013. "Alguien me comentó entonces que había tenido problemas con algún novio de María", pero no le dio excesiva importancia.

Foto: Imagen: EC Diseño.

Los problemas empezaron cuando la pareja decidió trasladarse a uno de los inmuebles que habían pertenecido al extinto matrimonio y por el que estaban litigando. "Era un ático" ubicado en Fuengirola, puntualiza, "y nos mudamos en enero o febrero de 2016". Un ciudadano belga, que había sido inquilino del piso, les puso una denuncia por allanamiento que no llegó a nada. Posteriormente, robaron del garaje un coche de la familia que días después fue encontrado "sin signos de que lo hubiesen forzado". Ese fue el segundo. Víctor y María comenzaron a estar inquietos, pero nunca imaginaban lo que iba a ocurrir el 31 de octubre de aquel año.

1- Droga en el coche

"Ese día fuimos a casa de su hermano, en la urbanización Cerro del Águila, en Mijas, para coger unos muebles porque el ático estaba vacío y había que amueblarlo poco a poco". Cuando regresaban, Víctor, que se encontraba al volante, se percató de que tenían un coche pegado. Le extrañó, además de la corta distancia, que "era de noche y tenía las luces apagadas". Siguió circulando, pero al llegar a la rotonda de entrada de Fuengirola, "se puso en paralelo y me mostró una placa por la ventanilla". A los pocos metros, se toparon con un vehículo policial cruzado en la carretera.

Detuvo la marcha y los agentes, de paisano, les pidieron que saliesen y abriesen el maletero. "Uno de ellos miró directamente en la parte izquierda y sacó lo que parecía una placa de hachís", recuerda Víctor, que añade que uno de los policías se la extendía para que la cogiera. "Me decía: ‘Te doy una oportunidad para que digas lo que es’. Pero yo me negué a cogerlo".

Entre 2016 y 2017, la pareja recibió amenazas de muerte, le introdujeron droga en el coche y recibió palizas. Pero le queda mucho por pasar

La pareja fue detenida y trasladada a la comisaría de Fuengirola. "Yo me pasé tres días en el calabozo. Después me vi envuelto en un proceso judicial. Durante un año estuve yendo cada 15 días a firmar a un juzgado". Pero finalmente se demostró que esa droga "no era nuestra y que alguien la había colocado".

Por aquel entonces, Víctor y María tenían más que sospechas de que Salomón estaba detrás de lo ocurrido. Y no solo porque previamente había dicho a su exmujer que se quedara con ese coche, del que tenía llaves, sino porque también comenzaron a recibir mensajes intimidatorios.

2- "Cabeza cortada"

El 22 de noviembre de 2016, la mujer denunció que un individuo con acento de Europa del Este le dijo textualmente: "No saliste del piso. Terminarás en la cárcel o con la cabeza cortada". Vinculó esta amenaza a la disputa legal que mantenía con su exmarido por el ático y así reflejó esta sospecha en su declaración.

3- Agresión grupal

El 12 de abril de 2017, Víctor tuvo que ser ingresado en la UCI el hospital Costa del Sol de Marbella tras sufrir una brutal agresión cuando iba a entrar al portal en compañía de María. "Eran las siete y media o las ocho de la tarde y vi a tres individuos. Me llamaron la atención porque, a esas horas, iban con gafas de sol. Cuando abrí la puerta, sentí un empujón en la espalda. E inmediatamente dos de ellos comenzaron a golpearme con porras extensibles. El tercero agarró a María y después me golpeó en el cuello antes de caer inconsciente en el suelo". Tirado sobre el piso, le dio una patada en la cabeza que le partió un pómulo.

Su pareja comenzó a gritar y a pedir socorro, lo que hizo que los agresores huyeran. Antes de que llegaran los agentes, un chico se acercó a María y le contó que había grabado todo. Pero esas imágenes no llegaron a adjuntarse a la investigación.

placeholder La víctima, escayolada, tras ser atacada a martillazos. (EC)
La víctima, escayolada, tras ser atacada a martillazos. (EC)

"Ese día me tocaba visita con mi hija. Gracias a Dios que la cambié", comenta la víctima, que comenzó a dudar del trabajo de los investigadores de la comisaría de Fuengirola cuando percibió una indiferencia hacia su caso que le llevó a reclamar a instancias superiores. La Unidad de Asuntos Internos acabaría sustanciando esas suspicacias al aflorar presuntas corruptelas policiales que supuestamente beneficiaban a Salomón K.C.

4- Mensajes coartada

"Hola, amigo, esta vez te escapate. No tenemos prisa. Te esperamos. Y no te olvide. Tu nos debe 25.000 euros por la droga. Utiliza para!" (Sic). Este es el contenido textual del mensaje que el 29 de agosto de 2017 recibió Víctor en su teléfono móvil.

Al intuir que era una estrategia para vincularlo con algún asunto de narcóticos, y teniendo en cuenta los precedentes vividos, decidió presentar una denuncia. En ella también reflejó que en noviembre del año anterior, y por medio de SMS enviados desde dos números distintos, "le amenazaron de muerte si no pagaba una droga".

5- Cerraduras reventadas

En distintas fechas —16 y 25 de octubre de 2017—, María denunció en las dependencias policiales fuengiroleñas que habían cambiado la cerradura de la puerta de entrada y que habían accedido al interior de su casa. Y relacionó estas acciones con los litigios que mantenía con su exmarido.

Foto: Sonia Vivas en una fotografía promocional.

Hizo la misma advertencia cuando en dos días distintos —6 y 12 de marzo de 2018— observó que habían dañado la cerradura y el marco de una de las puertas de su coche. "No se llevaron nada del interior", se plasmó en el atestado policial.

6- Arma y pastillas

Si lo padecido hasta ese momento no era lo suficientemente grave, lo ocurrido el 16 de julio de 2018 le abrió definitivamente los ojos y fue consciente del riesgo que le acechaba. "Ese día, María, mi hija y yo, viajamos a Granada para pasar el fin de semana. Cuando llegamos, y estacioné el coche, fui a sacar las maletas del maletero. Entonces me percaté que uno de los pilotos traseros estaba movido. Fui a ponerlo correctamente y observé que había algo dentro. Introduje la mano y saqué una pistola".

Víctor recuerda que se dirigió hacia una comisaría y le explicaron que no era real, que era un modelo de airsoft. Pero decidieron regresar a Málaga porque se asustaron.

"Cuando desmonto la silla de mi hija, veo una bolsa con lo que parecían unas bolitas. Cuando la cogí, me di cuenta de que eran pastillas"

Como la pareja tenía dudas de la supuesta connivencia de determinados agentes de la comisaría de Fuengirola con Salomón, del que sospechaban que estaba detrás de este nuevo suceso, decidieron acudir a la Comisaría Norte de la capital malagueña porque allí había un agente al que habían contado lo que venían sufriendo durante los dos años anteriores. Víctor hizo un "parte de entrega voluntaria" del arma y junto a María puso rumbo a Fuengirola.

Recuerda que aparcó en las proximidades del cuartel de la Guardia Civil y que comenzaron a sacar los bártulos del vehículo. En ese instante, "en el asiento trasero tras el del copiloto, veo oculta una bolsa con lo que parecían unas bolitas. Lo primero que pensé es que era munición de la pistola que encontramos. Pero cuando la cogí, me di cuenta de que eran pastillas".

Llamaron de nuevo al policía de la Comisaría Norte, y este se desplazó rápidamente con sus compañeros. "Vinieron con perros guía y la Policía Científica estuvo buscando huellas", señaló Víctor, que tiene el convencimiento de que querían "volver a tendernos una trampa".

placeholder Uno de los numerosos encuentros entre Tocornal, a la derecha, y Salomón K.C. documentados por los agentes de la Unidad de Asuntos Internos. (EC)
Uno de los numerosos encuentros entre Tocornal, a la derecha, y Salomón K.C. documentados por los agentes de la Unidad de Asuntos Internos. (EC)

7- Amenazas

Víctor denunció el 21 de septiembre de 2018 que supuestamente fue "increpado" por Salomón cuando este se encontraba enseñando el ático en el que residía con María. Aseguró que fue amenazado.

8- Coche estacionado

El 7 de octubre de 2019, dejó su coche, cerrado y estacionado correctamente, en el aparcamiento comunitario. Pero después fue informado de que había sido retirado por la grúa municipal porque estaba mal aparcado en la vía pública. Con la certeza de que alguien lo había movido sin su consentimiento, en la denuncia expresó el temor "a que le hayan podido meter algo".

Foto: 'BAC Nord'. (Chifoumi Productions)

10- Denuncia falsa

María presenta el 30 de julio de 2020 una denuncia contra su exmarido por denuncia falsa.

11- "Tengo que cobrar"

Víctor no dejó de recibir mensajes inquietantes y vinculó estos envíos con un intento de construir una especie de móvil para las agresiones y ataques que sufrían, ya que eran más constantes cuando ocurría un episodio de violencia.

Así lo expresó a la Policía Nacional después de que 18 de octubre de 2020 denunciase la recepción del siguiente texto: "Ola amici. Estoy en fuengiola. Tengo que cobrar. Éxitos" (Sic). Y explicó que tenía pruebas de que había sido enviado por Francisco N.C., un tipo al que los investigadores sitúan dentro de la red delictiva supuestamente liderada por Salomón.

Víctor confiesa que hubo un momento en el que no confiaba en ningún policía porque intuía que el ex de su pareja tenía altas influencias

12- Agresión a martillazos

El suceso más grave, y que fue desgranado por El Confidencial en base a los informes policiales, se produjo el 12 de mayo de 2021 y acabó con Víctor en el hospital después de ser atacado a martillazos por tres matones.

Este es el relato en primera persona de lo que ocurrió: "María conducía y yo iba en el asiento del copiloto. Íbamos a dejar a mi hija con mi ex tras pasar el día juntos. Se aproximó una chica con gorra y mascarilla y me preguntó la hora. Cuando fui a responderle, me roció la cara con un espray. Lo primero que pensé es que era serpentina con la que juegan los niños". Pero inmediatamente se percató de que era un aerosol de gas pimienta.

"Salgo corriendo tras ella, pero al fondo de la calle me salen tres tíos. Dos llevaban martillos. Y a uno de ellos lo reconozco de una agresión anterior. Trato de huir. Me persiguen, y cuando he recorrido unos 50 metros, uno de ellos me da un martillazo en la espalda y caigo al suelo".

placeholder Fachada de la comisaría de Fuengirola, foco de la investigación de Asuntos Internos. (Policía Nacional)
Fachada de la comisaría de Fuengirola, foco de la investigación de Asuntos Internos. (Policía Nacional)

"Pido auxilio, pero otro, de gran tamaño, me clava la rodilla en el pecho y trata de darme con un martillo en la cabeza. No lo consigue porque le cojo el brazo. Los otros dos, mientras tanto, me inmovilizan las piernas y me parten los dos tobillos a golpes. El otro, que tenía un anillo tipo sello en una de sus manos, me da puñetazos en la cara".

"Huyen cuando la gente de los edificios próximos comienza a gritarles. No sé cómo pude, si fue por la adrenalina, pero con los dos tobillos rotos, traté de correr detrás de ellos. Después llegó una ambulancia y me llevaron al hospital".

Víctor cuenta que estuvo un año de baja y que llegó a tener miedo de los distintos cuerpos policiales porque el exmarido de su pareja había deslizado en diversas ocasiones que tenía contacto con "altos cargos" —según se plasma en los informes del caso—. Este temor se fundamentaba, en parte, en que las numerosas denuncias que habían puesto, tanto él como María, no conducían a ningún sitio. No avanzaban y, menos aún, desembocaban en detenciones.

Foto: A la izquierda, José Antonio Vidal, y a la derecha, Diego Martínez. Opinión
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Cuando los agentes del Grupo II de Investigación de la Comisaría Oeste de Málaga fueron a su casa a hablar con él, "no abrí la puerta y llamé para saber si era verdad que habían enviado a unos investigadores", cuenta la víctima, que confiesa que no se fiaba de ningún policía y que empezó a recobrar la fe en las autoridades al constatar que esos estaban dispuestos a escucharle y llegar hasta donde fuese necesario.

Lo que pasó después lo contó ayer este diario. Al caso se unió el Grupo 10 de la Unidad de Asuntos Internos (UAI) ante las sospechas de que un entramado policial corrupto facilitase información confidencial a Salomón K.C., que bajo su fachada de empresario presuntamente lideraba una organización criminal dedicada a narcotráfico y otros delitos. Datos que supuestamente también obtuvo sobre Víctor y su ex y con los que presuntamente les hizo la vida imposible, según concluye la investigación.

El pasado 6 de marzo fue detenido junto al entonces comisario de Fuengirola, José María Tocornal, a quien se acusa de injerencias en distintos casos para supuestamente proteger a quien también era su confidente, señalan los responsables de la investigación, que también apuntan a la participación de otros agentes de la comisaría fuengiroleña. Hace dos semanas, sin ir más lejos, se produjo la última detención que ha trascendido: un subinspector.

Los investigadores sospechan que el mando policial facilitaba información privilegiada a su confidente y presunto narco para que actuase

Víctor explica que estos arrestos han traído algo de paz a su vida, pero no olvida el sufrimiento pasado. "Durante cuatro meses tuve pesadillas. Soñaba que entraban en casa. Pero lo peor es que llevo dos años sin ver a mi hija. Con todo lo que me ha pasado, la madre solicitó medidas cautelares, cosa que entiendo porque yo habría hecho lo mismo; pero ni siquiera he podido hablar con ella por teléfono en los últimos meses".

Su gran alegría es que esa situación va a cambiar. La Justicia ha determinado que debe retomar el régimen de visitas. No puede ocultar su felicidad. Atrás queda ese carrusel de agresiones, detenciones y amenazas. Empieza a ver la luz de nuevo.

Cuando se habla con Víctor —nombre ficticio—, llama poderosamente la atención su optimismo patológico. Este trabajador de Correos, de mediana edad y un corte de pelo impecable, tiene un carácter marcadamente extrovertido y cuenta con gran pasión cada relato. Nadie podría imaginar el calvario por el que ha pasado durante los últimos siete años. Recapitulemos: le abrieron dos veces el coche para colocar droga en su interior, recibió varias palizas, acabó en el hospital porque unos matones le partieron los tobillos a martillazos, le ocultaron un arma en el maletero y hasta fue detenido y procesado injustamente por narcotráfico. Fueron algunas de las consecuencias de verse inmerso en una presunta trama criminal y de corrupción policial solo por enamorarse de una mujer. La exesposa de un supuesto narco que era confidente de un comisario. Ambos ya han sido detenidos. Y Víctor comienza a recuperar su vida. Lo más importante: podrá volver a ver a si hija tras dos años sin hacerlo por las medidas cautelares que le impusieron tras su arresto por tráfico de drogas y por el temor a que le pasara algo a la pequeña.

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