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El comisario, su confidente y un triángulo a martillazos: corrupción y celos en Fuengirola
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OPERACIÓN MARTILLO (I)

El comisario, su confidente y un triángulo a martillazos: corrupción y celos en Fuengirola

El ataque a un hombre al que partieron los dos tobillos fue el principio del fin de la presunta trama de corrupción policial en esta ciudad de Málaga. Así es cómo empezó todo

Foto: Imagen: EC Diseño.
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A las 17:48:39 del 13 de mayo de 2021, un funcionario de la Brigada de la Policía Científica de la comisaría de Fuengirola (Málaga) buscaba un nombre concreto en la base de datos Sidenpol. Una tarea habitual en cualquier dependencia policial del país, pero que en este caso, según los investigadores, carecía de justificación. El hombre cuya ficha consultó se encontraba hospitalizado tras una brutal agresión. El día antes, sobre las 20:15, y en una acción planificada, había sido atacado en plena calle por un grupo de matones. Tras inmovilizarlo en el suelo, le partieron los tobillos a martillazos.

Esa búsqueda informática, muchos meses después, acabaría cobrando una gran importancia. Pues sería una de las pruebas con las que los investigadores del Grupo 10 de la Unidad de Asuntos Internos (UAI) conectarían este suceso con una presunta red de crimen organizado y corrupción policial en la Costa del Sol.

Un indicio más que apuntaba a un entramado delictivo en cuya cúspide sitúan al entonces comisario fuengiroleño, José María Tocornal, y a su principal confidente, Salomón K.C: un empresario local vinculado al narcotráfico por los investigadores y que supuestamente recibía información y protección de algunos agentes. Una ventaja que le permitía sortear investigaciones y desarrollar sin riesgo sus actividades turbias.

Pero Salomón encerraba más sorpresas. Era uno de los tres vértices de un triángulo que completaban su expareja y el hombre atacado con martillos. Una agresión que, en opinión de los responsables del caso, instigó este empresario, y cuya investigación supuestamente trató de desactivar Tocornal con sus influencias. El principio del fin de una historia de corruptelas, impunidad y celos que durante años ha sometido a todo tipo de penurias a una víctima cuyas denuncias siempre acababan diluyéndose.

Foto: José María Tocornal, segundo por la izquierda, junto a la alcaldesa de Fuengirola, Ana Mula, durante su presentación en enero de 2018. (Ayuntamiento de Fuengirola)
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Fue el 12 de mayo de 2021 cuando Víctor —nombre ficticio—, junto a su pareja y la hija de éste, que entonces tenía ocho años, esperaban en el interior del coche a que la madre de la pequeña fuese a recogerla. El vehículo estaba estacionado en doble fila a la altura del número 6 de una calle concreta del barrio de Teatinos de la capital malagueña. Apuraban entre risas las últimas horas de un día en familia cuando una joven se aproximó a la ventanilla.

Era "de nacionalidad española, de entre 16 y 19 años y 140-155 centímetros de altura". "Con vaquero ajustado y gorra negra". Se dirigió a Víctor y le preguntó la hora. Cuando éste iba a responderle, le roció la cara con un espray rojo. El hombre, aturdido, salió del turismo y comenzó a perseguir a la chica. "Pero al llegar a un cruce de calles", según se detalla en la documentación judicial a la que ha tenido acceso El Confidencial, "fue abordado por tres varones que inicialmente se encontraban escondidos".

Las víctimas sufrieron amenazas, recibieron palizas y fueron detenidas después de que les colocaran droga en el coche

Uno de ellos le propinó un puñetazo en el rostro que le hizo caer, mientras que los otros dos, armados con sendos martillos, comenzaron a golpearle los tobillos hasta que se los quebraron. "Fractura bimaleolar del tobillo y del peroné de la pierna izquierda y rotura del tobillo izquierdo", rezó el parte médico.

Los agresores trataron de martillearle la cabeza. Pero Víctor se defendió. Forcejeó y gritó. Y eso hizo que algunos de los vecinos de los edificios de la zona se asomaran para ver qué estaba ocurriendo. Comenzaron a increpar a los matones y estos emprendieron la huida antes de que llegasen las patrullas policiales.

Operación Martillo

La Sala del 091 recibió "multitud de llamadas" que alertaban de la presencia de individuos encapuchados y uno de los testigos detalló que había visto cómo escapaban en un vehículo Audi A6 de color gris oscuro. Dos pistas que sirvieron de punto de partida para que el Grupo II de Investigación de la Comisaría Oeste arrancara un caso que finalizaría en la denominada operación Martillo.

Las indagaciones de los agentes pronto focalizaron las pesquisas en el exmarido de la novia de Víctor. María —nombre ficticio— y Salomón, con dos hijos adultos en común, debían verse las caras seis días después de la agresión en un juicio por la propiedad de una casa en Fuengirola. Un ático valorado en unos 650.000 euros por el que llevaban tiempo litigando y que, se señala en las diligencias, pudo ser la causa de un episodio violento ocurrido el 15 de octubre de 2020.

placeholder Gráfico realizado por la Policía Nacional sobre la estructura criminal a la que se vinculaba al comisario. (EC)
Gráfico realizado por la Policía Nacional sobre la estructura criminal a la que se vinculaba al comisario. (EC)

Pero no era el único motivo por el que señalaban a este individuo. Desde que iniciaron su relación en 2015, dos años después del divorcio de María y Salomón, la pareja se vio envuelta en extraños y violentos episodios. Víctor y María sufrieron amenazas, recibieron palizas sin provocación previa y fueron detenidos por narcotráfico después de que los parasen en un control en el que se halló una sustancia estupefaciente en el coche. Siempre defendieron que alguien la había colocado y los tribunales acabaron dándoles la razón. Fueron absueltos por la escasa credibilidad que el juez y la Fiscalía dieron al relato de los agentes. Un respiro judicial que no disipó el convencimiento de que eran objeto de una conspiración tejida por Salomón, como ambos expresaron a los agentes. Una estrategia de acoso y derribo en la que —concluyen los investigadores— contaba con poderosos aliados.

Las sospechas en torno al empresario, administrador de tres sociedades, al frente de un bar y con inversiones inmobiliarias, fueron remarcadas por la víctima cuando aludió a los celos que este sentía; y se acrecentaron cuando María creyó haber reconocido entre los participantes de la última agresión a un tipo próximo a su expareja. Se trataba de Bob Willem M.D.J., un ciudadano belga afincado en el municipio fuengiroleño, que mantenía una estrecha relación con Salomón. Una especie de machaca que, cuando su jefe tiene un problema con algún individuo, es el encargado de darle una paliza, apuntan los agentes en uno de sus oficios, donde hablan de un modus operandi que se repite.

Durante un reconocimiento fotográfico, Víctor lo señaló, "sin ningún género de dudas", como uno de sus atacantes. Y precisó a los investigadores que fue quien se puso encima suyo, le propinó varios puñetazos en el rostro y trató de golpearle con un martillo en la cabeza, aunque "logró agarrar su brazo".

Foto: Operación de la Policía en Ceuta. (Getty/Europa Press/Antonio Sempere)

Los objetivos de la investigación estaban claros y las pesquisas posteriores reforzaron las líneas de trabajo abiertas. María relató a los investigadores de la Comisaría Oeste que, en una reunión familiar que se celebró tras el ataque, uno de sus hijos "manifestó a todos los presentes que no puede controlar a su padre y que era plenamente consciente de que había enviado a alguien a hacer daño a Víctor [aquí dice el verdadero nombre de la víctima]". Posteriormente, la mujer entregó la grabación de otra conversación en la que se expresaba en términos similares y donde muestra su pesar por la paliza sufrida por la pareja de su madre.

A estas revelaciones se añadió el estudio de las cámaras de seguridad, que constató que el coche de Bob, que curiosamente estaba domiciliado en un local regentado por Salomón, fue captado entrando a Málaga capital antes de la agresión y regresando a Fuengirola en torno a las 21:30. Y, lo más importante en esta fase del caso, un nuevo reconocimiento ayudó a identificar a Jonathan Daniel G. como otro de los supuestos asaltantes.

El comisario detenido recibía una alerta cada vez que alguna unidad abría una investigación en torno a su confidente: "Es buena gente", dijo

Ciudadano belga, también del círculo próximo al empresario, fue detenido el 25 de enero de 2022. Junto a él: Bob. Acusados ambos de lesiones. Y dos días después, cayó Salomón por el mismo cargo. Un intervalo de tiempo en el que pasaron muchas cosas y que estuvo marcado por dos apariciones estelares que pondrían patas arriba el caso: José María Tocornal, el entonces comisario de Fuengirola, y los agentes de la Unidad de Asuntos Internos.

El amigo confidente

La documentación a la que ha tenido acceso este periódico constata que, para los investigadores, el empresario fuengiroleño no solo lideraba una organización criminal relacionada con el narcotráfico y otros delitos, sino que era confidente prioritario de Tocornal. Lo que en el argot policial se llama un C5. Una categoría que implica que, si el nombre de Salomón K.C. se registraba en el sistema policial durante el transcurso de cualquier investigación, el comisario recibía una alerta.

El 27 de mayo de 2021, casi dos semanas después del ataque a Víctor, el Grupo II de Investigación de la Comisaría Oeste recibía una llamada de Tocornal. Quería hablar con las personas que estaban investigando a su informador. El mando policial les aseguró que Víctor "era un traficante" y que Salomón "no tenía nada que ver, que trabajaba para él y le ayudaba".

placeholder Los investigadores documentaron encuentros entre el comisario y el presunto narco. (EC)
Los investigadores documentaron encuentros entre el comisario y el presunto narco. (EC)

La comunicación se produjo exactamente un día después de que el caso se registrase en la Unidad Central de Inteligencia Criminal (UCIC) y el comisario supiese que el confidente era sospechoso.

Las presuntas intromisiones se repitieron en los días posteriores. Primero, volvió a contactar con los investigadores alegando que "no encontraba las diligencias policiales en la base de datos Sidenpol". Y después, como se pone de relieve en las diligencias, los puenteó para tratar directamente con las altas esferas de la comisaría provincial. En su declaración ante los agentes de Asuntos Internos, el jefe provincial de Operaciones confirmó que el comisario de Fuengirola le llamó interesándose por las pesquisas, para seguidamente ofrecer su ayuda y colaboración por el conocimiento que tenía de los implicados.

Según se refleja en la documentación del caso, se organizó una reunión a la que asistió el número 2 de la Policía Nacional en Málaga, el jefe del caso y el propio José María Tocornal, que trató de desviar la atención de su colaborador asegurando que "era buena gente y que su exmujer le estaba haciendo la vida imposible".

Foto: El comisario jubilado José Manuel Villarejo. (EFE)

A la entrada en escena de Tocornal, le siguió "un cambio de conductas en los presuntos sospechosos". Durante las vigilancias policiales, por ejemplo, se constató que "dejaron de utilizar el turismo Audi A6 de color gris propiedad de Bob”, lo cual contrarió a los responsables del caso, que también observaron un aumento de las medidas de seguridad de los investigados.

Pero lo que ninguno sabía es que, en junio de 2021, "una fuente confidencial y fiable" puso en conocimiento del Grupo 10 de la UAI la presunta "violación de secretos del comisario" fuengiroleño.

"Información secreta"

Las pesquisas de los agentes, que se desplazaron desde Madrid para seguir durante meses los pasos del mando policial, no solo afloraron una supuesta red de cultivo de marihuana en inmuebles de esta localidad de la Costa del Sol, y con planes de expansión a una finca de El Burgo, sino que "han podido determinar la colaboración de Tocornal" con este grupo organizado formado por al menos ocho personas y "dirigido por Salomón K.C.".

La labor del comisario, según plasman en varios de sus informes, supuestamente consistía en "advertirle cuando se está llevando a cabo una investigación" e incluso "utilizar bases de datos policiales para consultar placas de matrícula que facilitarían a la organización saber si eran vehículos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado".

El mando presuntamente accedió a las bases de datos policiales para realizar búsquedas de información injustificadas sobre las víctimas

"Bajo la cobertura de sus funciones como funcionario del Cuerpo Nacional de Policía, a cambio de una presunta contraprestación económica, se encarga de aportar información confidencial y secreta; así como de actuar con abuso de funciones públicas para que el grupo organizado liderado por Salomón pueda eludir una investigación judicial", remarca la Unidad de Asuntos Internos, que documenta supuestas injerencias en diversos casos.

La agresión a Víctor es uno de ellos. Y no solo por las llamadas que realizó, sino por el rastro que presuntamente dejó recabando datos de la víctima. En una auditoria de los accesos a los archivos policiales, se comprobó que el 18 de febrero de 2021, durante un intervalo de 22 minutos, supuestamente hizo 15 consultas en distintas bases de datos sobre denuncias, matrícula de vehículo, atestados, DNI y teléfono.

"Estas búsquedas", apuntan los investigadores, "no parecen estar justificadas por razón de servicio, dado que Víctor [aquí dice el auténtico nombre de la víctima] no ha puesto ninguna denuncia en la comisaría de Fuengirola a lo largo de 2021, ni se encuentra investigado en una operación". "El hecho de que aproximadamente 80 días después le fracturasen los tobillos abre la línea de investigación sobre si la referenciada información reservada fue utilizada para cometer el delito de lesiones graves".

placeholder José María Tocornal, segundo por la izquierda. (Ayuntamiento de Fuengirola)
José María Tocornal, segundo por la izquierda. (Ayuntamiento de Fuengirola)

La sospecha de que los agresores de Víctor disponían de sus datos personales fue verbalizada por María durante una de sus declaraciones. La mujer, concretamente, remitió a los policías un audio en el que su exmarido expresaba sus recelos sobre la nueva pareja de su exesposa y da a entender que dispone datos inquietantes.

—Salomón: "Su mujer es [y da el nombre de la expareja de Víctor]".

—María: "El apellido no lo sé".

—Salomón: "Vamos a volver a él. Su DNI es [y da el número]".

—María: "¿Cómo me voy a saber el DNI de memoria?".

—Salomón: "Vive en la calle [y concreta hasta el número, portal, planta y letra del piso] y tiene una niña que se llama...".

El supuesto narco presume de que cuenta con "información de primera" y pide a María que no se la revele a Víctor. "Si dices quién te lo ha dado, vas a la cárcel", le advierte.

La hipótesis de la intromisión del comisario para conocer el sentido de las indagaciones del Grupo II de Investigación de la Comisaría Oeste de Málaga se consolida cuando los agentes de la Unidad de Asuntos Internos comprueban que éste realizó ocho búsquedas sobre la pareja el 19 de mayo de 2021. Una semana después de la brutal paliza, y antes de recibir el aviso de que en la UCIC se había registrado un caso que afectaba a su confidente. ¿Qué interés tenía? ¿Qué justificaba estos accesos? ¿Sabía algo del ataque a martillazos?

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Las ocho entradas a Sidenpol se llevaron a cabo entre las 10:11 y las 10:15 de ese día. Pero no fueron las únicas que se realizaron desde la comisaría de Fuengirola durante esas fechas en relación a Víctor y María. El 13 de mayo, justo el día después de la agresión, se consultó la ficha del herido desde la Brigada Local de la Policía Científica. El mismo sitio desde el que se repitió la gestión a las 9:04 del 27 de julio. Un poco antes, el 4 de junio, a las 12:16, desde otra unidad se conectaron a Argos para ver información del DNI.

"Todo parece indicar que los funcionarios que han llevado a cabo estas búsquedas estaban siguiendo órdenes de su superior jerárquico", señalan los investigadores, que sostienen que las pruebas apuntan a que estas consultas son "peticiones expresas que Salomón le ha requerido al comisario Tocornal".

Los agentes también inciden en que, entre el 7 y el 16 de mayo, en los días anteriores y posteriores a la agresión a Víctor, se producen 13 comunicaciones entre la línea telefónica de Salomón y la de la esposa del mando policial. Y remarcan que "llama la atención" que una ocurriese 45 minutos después del ataque con martillos y otra, cuatro horas antes de la entrada a la base de datos que se registró el día posterior a este suceso.

Hace dos semanas, fue detenido un subinspector de la comisaría de Fuengirola y amplía la nómina de investigados de un caso con muchos matices

La investigación, además, pone de relieve una relación "atípica" entre un policía y un confidente, con recurrentes quedadas nocturnas y una relación prácticamente de amistad, que hacía que el presunto narco transitara con normalidad por la comisaría de la mano del comisario.

El 6 de marzo de este año, José María Tocornal fue detenido junto a Salomón. La Policía Nacional precisó ese día que se le investigaba por delitos de omisión del deber de perseguir delitos, coacciones, violación de secretos con grave daño para la causa pública, descubrimiento y revelación de secretos. A estos cargos se unían los que afectaban a la trama criminal, como tráfico de drogas y blanqueo de capitales. Aunque el caso no se detuvo ahí. Hace dos semanas, era detenido un subinspector de la comisaría de Fuengirola, y se indaga el papel de otros agentes, por ejemplo, por su relación con el supuesto narco y las denuncias que durante los últimos años pusieron Víctor y María.

Pero eso es una historia para mañana...

A las 17:48:39 del 13 de mayo de 2021, un funcionario de la Brigada de la Policía Científica de la comisaría de Fuengirola (Málaga) buscaba un nombre concreto en la base de datos Sidenpol. Una tarea habitual en cualquier dependencia policial del país, pero que en este caso, según los investigadores, carecía de justificación. El hombre cuya ficha consultó se encontraba hospitalizado tras una brutal agresión. El día antes, sobre las 20:15, y en una acción planificada, había sido atacado en plena calle por un grupo de matones. Tras inmovilizarlo en el suelo, le partieron los tobillos a martillazos.

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