El jugador de la selección de fútbol playa y la nuera de los Charlines: 'Caletas cocaína SA'

Un jugador de la selección española de fútbol playa y una mujer colombiana, expareja de un destacado miembro del conocido clan gallego de los Charlines, se encuentran entre los nueve detenidos de una organización de tráfico de drogas que desde la Costa del Sol operaba en distintos puntos del país y que ha sido desmantelada por la Policía Nacional en una operación que ha permitido la incautación de 230 kilos de cocaína. Estos dos personajes supuestamente transportaban alijos ocultos en complejos dobles fondos o ‘caletas’ habilitados en coches.

La investigación, llevada a cabo de manera conjunta por agentes de la Unidad de Droga y Crimen Organizado (Udyco) Costal del Sol y sus homólogos de la Udyco Pontevedra, se inició el pasado mes de agosto a raíz de unas informaciones que apuntaban cómo un varón, con varias detenciones anteriores por tráfico de drogas en Málaga y tierras gallegas, habría vuelto a las andadas y reactivado su red de narcotráfico. El sospechoso, un tipo de 42 años con antecedentes previos por investigaciones de la Udyco Costa del Sol y el Grupo de Respuesta Especial para el Crimen Organizado (Greco) Galicia, se había instalado en la localidad malagueña de Torremolinos y presuntamente había tejido un entramado que se prolongaba por Marbella, el barrio de la capital malagueña conocido como Churriana, Granada y el municipio madrileño de San Agustín de Guadalix.

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Los responsables del caso constataron que el grupo contaba con varios integrantes y un claro reparto de funciones para supuestamente adquirir, almacenar y distribuir cocaína a nivel nacional. Junto al cabecilla de la red, destaca la participación de una mujer de origen sudamericano —también residente en la localidad torremolinense— y cuyos lazos familiares hacían presagiar su relación con actividades turbias. Porque, según pudo saber El Confidencial de fuentes cercanas al caso, Paola Andrea A.P., colombiana de 44 años de edad, supuestamente está emparentada con una de las grandes familias del narcotráfico de España: los Charlines.

La mujer, expareja de uno de los hijos del fallecido Manuel Charlín, presuntamente realizaba labores de transporte de droga en coches preparados para ocultar el alijo en oquedades de gran capacidad en el maletero y que contaban con un sistema hidráulico de apertura. El citado cuerpo precisó que la investigada supuestamente era la encargada de realizar los portes de estupefacientes, “pudiéndose constatar desplazamientos a las ciudades de Málaga, Granada, Madrid y Marbella, entre otras”. Uno de esos viajes fue interceptado por los agentes, que localizaron más de 30 kilos de coca ocultos en la ‘caleta’ del vehículo.

El juzgador internacional supuestamente transportaba alijos en coches con dobles fondo

Una función similar presuntamente realizaba A.A., la otra ‘estrella’ de esta operación. Jugador de la selección española de fútbol playa, este marbellí de poco más de 23 años es considerado por los investigadores uno de los destacados transportistas de la organización, aseguraron las fuentes consultadas por este periódico.

La red también contaba con guardadores de la droga que conformaban otro escalafón dentro del entramado. Destacaba el responsable de un taller de chapa y pintura en una nave industrial de Marbella donde los agentes hallaron, al fondo del negocio, y taponado por otros vehículos que dificultaban el acceso a su interior, un coche ‘caleteado’ en el que intervinieron más de 80 kilos de cocaína y un arma de fuego corta preparada para ser utilizada.

La organización contaba, además, con otras guarderías en una vivienda de otro de los investigados, en Churriana, donde fue localizado un zulo que alojaba más de 50 kilogramos de cocaína. En un inmueble de San Agustín de Guadalix fueron intervenidos otros 30 kilos de la misma sustancia y se detuvo a su morador con la colaboración de la Brigada Central de Estupefacientes.

La red desmantelada también contaba con varios distribuidores de la droga en las provincias de Málaga y Granada, entre los que llamaba la atención la figura de un investigado que resultó detenido en la capital granadina y a quien se intervino más de 140.000 euros en efectivo procedentes del negocio ilícito.

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Finalmente, fueron detenidas nueve personas —seis en la provincia malagueña, dos en la nazarí y otra en Madrid—, y se llevaron a cabo seis registros —dos en Torremolinos, uno en Marbella, uno en Málaga capital, uno en Granada y otro en San Agustín de Guadalix—. A los arrestados se les imputan los delitos de pertenencia a organización criminal, tráfico de drogas y tenencia ilícita de armas y, además de los 230 kilogramos de coca, se les incautaron dos de hachís, 234.000 euros en efectivo, un arma de fuego y cinco vehículos —dos ‘caleteados’—.

Los arrestados en el marco de la operación Papito —como ha sido denominada— fueron puestos a disposición de la autoridad judicial competente, que decretó el ingreso en prisión provisional de ocho de ellos. De los hechos conoce el Juzgado de Instrucción número 5 de Torremolinos.

Partidas de droga ocultas en maquinaria industrial enviada desde Perú

Agentes de la Policía Nacional, en una operación conjunta con la Guardia Civil y el Servicio de Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria, y con la colaboración de las autoridades peruanas, han incautado más de 66 kilos de cocaína que iban a ser introducidos en España ocultos en el interior de maquinaria industrial. La operación —enmarcada dentro del plan de lucha contra el narcotráfico en el Campo de Gibraltar— se ha desarrollado en Algeciras (Cádiz), Barcelona y Almería, y ha finalizado con la detención de ocho personas en Sabadell (seis), Barcelona (uno) y El Ejido (uno). El modus operandi utilizado por la organización consistía en comprar máquinas industriales en Perú, donde varias personas con conocimientos mecánicos les habilitaban compartimentos ocultos para esconder la droga, y posteriormente enviarlas a España vía marítima.

La investigación se inició, gracias a la cooperación policial internacional, cuando las autoridades peruanas comunicaron a los agentes de la existencia de una organización criminal que estaría asentada en Perú y suelo español. La información aportada hacía referencia a una organización especializada en la exportación de importantes cantidades de cocaína oculta en el interior de máquinas roladoras de gran tonelaje, a través de contenedores marítimos.