Las subidas del río Guadalquivir truncan la mayor bolsa de suelo de Sevilla: "Es imposible construir"

Fue la dehesa donde el torero Juan Belmonte dio sus primeros capotazos, un aeródromo donde se presenciaron varias gestas de la aviación española y objetivo de la especulación urbanística en los años del ladrillo. Tablada aparece en varios pasajes de la historia reciente de Sevilla, aunque hoy siguen siendo casi 700 hectáreas de terreno baldío que han resistido a la expansión de la quinta ciudad de España. Se trata de la bolsa de suelo con más potencial del término municipal, pero está anulada desde hace años por la amenaza del río. Y la victoria del PP en las elecciones municipales ha vuelto a situarla en el punto de mira.

El Tribunal Supremo confirmó hace una década que los suelos, donde se pretendían levantar 15.000 viviendas, se encuentran en zona inundable. Sería necesario levantar un muro de 3,5 metros frente al Guadalquivir para frenar posibles crecidas del río, aunque los expertos apuntan a que esa barrera conllevaría derivar el problema hacia los municipios del otro lado, como San Juan de Aznalfarache, Gelves o Camas. La idea de levantar viviendas en la dehesa se había descartado en los últimos años, en que la ciudad buscó alternativas para seguir creciendo por otras vías. Ahora, el cambio de siglas en el ayuntamiento ha resucitado la idea de dar un uso residencial a Tablada.

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El nuevo alcalde, José Luis Sanz (PP), está a favor de construir viviendas en la zona, aunque es consciente de las dificultades. "Ahora mismo es imposible [construir]", admitió en el último pleno municipal, donde pidió abrir el debate a la ciudadanía durante la elaboración de un nuevo PGOU para que Tablada "sea lo que los sevillanos quieran que sea".

El nuevo Gobierno defiende que se trata de la principal bolsa de suelo de la ciudad, con una extensión equiparable a la del centro histórico —el segundo más grande de Europa, solo por detrás de Roma— o los barrios de Triana y Los Remedios. Hay que tener en cuenta que Sevilla ha perdido habitantes en los últimos años, viéndose superada por otras capitales como Zaragoza. La idea del regidor es urbanizar 200 hectáreas y convertir el resto de la dehesa en un parque periurbano, aunque de momento no hay un proyecto sobre la mesa.

Los terrenos están en manos de un grupo de inmobiliarias que piden ser indemnizadas

La ciudad había asumido que la dehesa debía convertirse en el “pulmón verde” sevillano. Primero, por su valor medioambiental y la amenaza de las crecidas del río. Y segundo, por las sentencias que juegan en contra de los promotores de estos suelos privados, que hace unos años llegaron a pedir una indemnización a la Administración tras dar por frustrados sus intentos de urbanizar la zona. Ni siquiera José Ignacio Zoido, alcalde del PP entre 2011 y 2015, abogó por dar un uso residencial a la dehesa.

Vendidos al mejor postor

Para entender el origen del conflicto hay que remontarse a los años cuarenta, cuando el Estado compró los suelos al ayuntamiento a un precio muy barato. Entonces funcionaba el aeródromo de Tablada, que fue perdiendo relevancia con el auge de otras bases militares como Morón de la Frontera (Sevilla). Acabaría siendo cerrado en 1990 para vender los terrenos al mejor postor siete años más tarde, en pleno auge del ladrillo.

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Los suelos, considerados ya como no urbanizables por el PGOU de 1987, acabaron en manos de las dos principales cajas de ahorros de la época, San Fernando y El Monte. La compra por 7.000 millones de pesetas —42 millones de euros— recibió el rechazo de distintas administraciones e incluso el reproche del Banco de España, que señaló los riesgos de una inversión en un lugar donde era imposible construir, a no ser que una recalificación abriera la puerta del pelotazo urbanístico. Las entidades acabarían vendiendo las 367 hectáreas vírgenes a un grupo de inmobiliarias hispalenses, las actuales dueñas, agrupadas en el Consorcio Tablada SA. En esa ocasión, la operación se cerró por el doble, 84 millones de euros.

En aquellos años se fraguaría un movimiento ciudadano que reivindicaba frenar la construcción de viviendas en la dehesa. Entonces, cuando la conciencia medioambiental de la ciudadanía era mucho menor, se asentó la idea de convertirla en el “pulmón verde” de la ciudad. Los planes urbanísticos municipales y autonómicos vendrían a reforzar la protección del lugar y, tras varios pulsos en los juzgados, el Supremo acabó por descartar la posibilidad de construir en la zona al ser “zona inundable”.

Sanz: "Lo que me gustaría que pueda ir a Tablada, en este momento no se puede hacer"

Las inmobiliarias estaban buscando ser indemnizadas en los últimos años, aunque la voluntad del nuevo Gobierno municipal abre una puerta tras años de derrotas en los tribunales. En el anterior mandato, el PSOE reforzó su apuesta por diseñar un gran parque metropolitano en la zona, aunque reconoció la dificultad de iniciar la reconversión ante la falta de fondos. Tras los intentos del consistorio de hacerse con los terrenos, los servicios jurídicos del ayuntamiento descartaron que hubiera base legal para expropiar los suelos, por lo que se planteó la colaboración de otras administraciones.

El PSOE defiende que, pese a la demanda, no es necesario retomar un proyecto que había caído en el olvido cuando hay 20.000 viviendas vacías y licencias concedidas para la construcción de 20.000 nuevas. “Pensar que un suelo no urbanizable y calificado con esas protecciones tendría potencial residencial no tiene sentido. No estamos en los años sesenta, no lo aceptaría ningún tribunal, ni tampoco Europa”, apunta Enrique Hernández, portavoz de la Mesa Ciudadana por Tablada, que ha recogido más de 30.000 firmas para rechazar un posible intento de urbanizar la zona.

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El nuevo alcalde, José Luis Sanz, reconoce que en estos momentos "no hay ningún proyecto" sobre la mesa, aunque insiste en que en el espacio cabe de todo: una gran zona verde, sí, pero también usos residenciales, equipamientos culturales y deportivos. "Lo que me gustaría que pueda ir a Tablada, en este momento no se puede hacer", afirmó durante la última sesión plenaria. "Tendremos que decidir entre todos", sentenció el regidor, que pretende reforzar el diálogo con la oposición y aprobar los presupuestos sin la necesidad de incluir a Vox en el Gobierno municipal.