Vox amplía su poder territorial y apunta ahora a Sevilla para una nueva coalición con el PP
La formación ultraconservadora ha cerrado ya un acuerdo de gobierno en Valencia y espera hacer lo propio en la capital andaluza. También ha ganado peso en Palma de Mallorca
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Vox ha puesto una pica en la tercera ciudad de España, con una coalición con el PP en el Ayuntamiento de Valencia, y apunta ahora a Sevilla. “Lo lógico es que sea la siguiente en caer”, manifiestan fuentes de la formación ultraconservadora en la capital andaluza. Su sensación es que el acuerdo con María José Catalá puede marcar un punto de inflexión en su estrategia de expansión territorial, con la expectativa de que los populares cedan a nuevos pactos municipales, presionados por la urgencia de aprobar los presupuestos. El partido de Santiago Abascal ha puesto en la diana los gobiernos en minoría de sus socios para desplegar sus políticas y rearmarse tras el batacazo del 23-J y los problemas orgánicos.
La formación, como informó El Confidencial, ha utilizado los presupuestos municipales como medida de presión ante el PP en Valencia. Catalá, con 13 concejales y en minoría, necesitaba el apoyo de los cuatro ediles de Vox para sacar adelante cualquier iniciativa. Y la urgencia por aprobar unas nuevas cuentas ha desembocado en una nueva coalición, apenas cinco meses después de las elecciones municipales. La estrategia, de hecho, ya fue utilizada para forzar el adelanto electoral en Andalucía y para desgastar a Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez-Almeida en Madrid.
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El acuerdo en el Ayuntamiento de Valencia, salvo giro inesperado, se formalizará este viernes. El reparto de las nuevas responsabilidades y carteras en el Gobierno municipal no ha trascendido de forma oficial.
Nuevo tono en Sevilla
Sevilla puede ser la siguiente. Y el guion es muy parecido. En el pleno municipal de este jueves ya se vivió un cambio de tono entre ambas formaciones, que habían estado enfrentadas en las últimas semanas. Vox viene reivindicando entrar a formar parte del Gobierno local y amenaza con tumbar los presupuestos si no lo hace. Incluso asegura que el alcalde hispalense, José Luis Sanz, se mostró dispuesto a negociar esa posibilidad tras las elecciones generales. Las fuentes consultadas en Vox apuntan a que el acuerdo puede ser "inminente". “Cuanto más tarde en llegar, más caro les puede costar”, declaran. El PP, no obstante, niega la mayor.
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Los populares, al menos de momento, descartan esa posibilidad. Sanz aspira a conseguir otros apoyos y llamará primero al PSOE en la ronda para negociar las próximas cuentas de la ciudad. Sin embargo, en los últimos meses ha encontrado dificultades para sacar algunas propuestas adelante, teniendo que suspender la convocatoria de urgencia de un pleno para aprobar una modificación presupuestaria por el voto en contra de Vox. El regidor está acostumbrado a gobernar con mayoría absoluta en el municipio de Tomares, donde pasó los últimos 14 años, si bien es cierto que el votante de Sevilla podría penalizar más que el de Valencia una coalición con Vox. “El alcalde gobernará en minoría”, insisten desde el Gobierno municipal.
Los de Santiago Abascal han convertido la cuestión territorial en el pilar fundamental de su estrategia a medio plazo. Tanto, que el líder de la formación ultraconservadora reunió el pasado lunes a los dirigentes territoriales para coordinar la acción política de los próximos meses. En el encuentro, instó a sus vicepresidentes y consejeros a presionar a sus socios para implantar sus políticas. Si bien apuntaba fundamentalmente a los ejecutivos autonómicos, a nadie se le escapa que el mensaje es extensible a los ayuntamientos. También donde no ostentan responsabilidades ejecutivas y el PP gobierna en minoría.
Vox, que no gobierna en Palma de Mallorca, ha conseguido mayor representación en las empresas municipales tras la cesión del PP
Baleares es el ejemplo más reciente. El Gobierno de Marga Prohens está en una situación algo comprometida tras esta semana, con los presupuestos en el aire por un encontronazo con Vox. El partido de Abascal votó este martes en contra del techo de gasto planteado por el PP, paso previo a las cuentas, porque los populares no apoyaron anteriormente su propuesta para la libre elección de la lengua en los colegios. La situación, pendiente de una nueva negociación, ha dejado al descubierto el poder de la formación ultraconservadora en las islas, pese a que no ha entrado en el Ejecutivo.
En el Ayuntamiento de Palma de Mallorca, ocurre algo similar. En la ciudad tampoco hubo coalición tras el 28-M, pero Vox lo ha situado también en el foco. El partido ha ganado cuota de poder en las últimas horas con más peso en los consejos de administración de las empresas municipales. Los populares han concedido a su socio externo un segundo representante en la EMT, la Sociedad Municipal de Aparcamientos y Proyectos, Emaya y la Funeraria Municipal. La elaboración de los presupuestos, además, se hará de forma conjunta. "Aquí tenemos un acuerdo programático que recoge estas cuestiones, pero en este momento no se va a forzar la entrada en el Gobierno municipal", explican a este diario fuentes de Vox en Palma.
Primeros choques
Las primeras experiencias del PP y Vox no han sido precisamente tranquilas. El caso de Baleares no es una excepción y ya ha habido encontronazos serios en solo unos meses. En Extremadura, por ejemplo, el partido de Santiago Abascal llegó a amenazar con romper el Ejecutivo por unas declaraciones de María Guardiola, que dijo en una entrevista que la relación con sus socios era "escasa o ninguna". Y en Gijón fueron expulsados por la alcaldesa, de Foro Asturias, sin que los populares movieran un dedo. La tensión es más que evidente, y los de Alberto Núñez Feijóo están en guardia ante nuevos choques.
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Vox, no obstante, intenta rebajar los decibelios. Fuentes cercanas a la dirección enmarcan estos episodios en la convivencia habitual de un Gobierno de coalición. E incluso auguran que solo es el principio. "Habrá muchos más desencuentros de este tipo, que habrá que ir arreglando con buena disposición por ambas partes. Es algo muy normal", señalan a este diario. La única línea roja, como siempre han dicho, es cumplir los acuerdos. "Hay que cumplir lo pactado y discutir lo discutible. Es muy distinto en cada ayuntamiento y en cada comunidad. Habrá momentos de tensión y momentos de mayor tranquilidad", añaden las mismas fuentes.
El PP y Vox cerraron en junio un elevado número de coaliciones. Los dos partidos, al margen de los gobiernos autonómicos, gobiernan juntos en capitales de provincia y grandes ciudades como Toledo, Valladolid, Castellón, Burgos, Guadalajara, Móstoles o Alcalá de Henares. Palma de Mallorca no fue una de ellas, como tampoco lo fue Zaragoza, pese a que los populares no lograron la mayoría absoluta. El escenario más próximo, sin embargo, es que todo continuará como hasta ahora. En la capital aragonesa, donde Natalia Chueca se quedó a uno de la mayoría, descartan una coalición y esperan que haya una abstención para sacar los presupuestos.
Vox ha puesto una pica en la tercera ciudad de España, con una coalición con el PP en el Ayuntamiento de Valencia, y apunta ahora a Sevilla. “Lo lógico es que sea la siguiente en caer”, manifiestan fuentes de la formación ultraconservadora en la capital andaluza. Su sensación es que el acuerdo con María José Catalá puede marcar un punto de inflexión en su estrategia de expansión territorial, con la expectativa de que los populares cedan a nuevos pactos municipales, presionados por la urgencia de aprobar los presupuestos. El partido de Santiago Abascal ha puesto en la diana los gobiernos en minoría de sus socios para desplegar sus políticas y rearmarse tras el batacazo del 23-J y los problemas orgánicos.