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Cantarriján, la playa nudista de Granada que burló al franquismo y resiste con 'instagramers'
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"El problema lo tienen los otros"

Cantarriján, la playa nudista de Granada que burló al franquismo y resiste con 'instagramers'

La asociación que impulsó el renacer de la playa huye de polémicas: "Nosotros vamos a disfrutar del día. El nudismo no es sexo". Las imágenes de sus encuentros naturistas y bodas al desnudo son portada en medios de referencia

Foto: Bañistas con el culo al aire. (Asociación de amigos de la Playa Nudista de Cantarriján)
Bañistas con el culo al aire. (Asociación de amigos de la Playa Nudista de Cantarriján)

La playa de Cantarrijan es distinta al resto. Nudista. Turistas y locales pueden pasearse con el culo al aire, como si no importase. Habría que remontarse muy atrás para encontrar el momento en que el ser humano sintió vergüenza por estar desnudo. Al principio fue simplemente por el frío. Los historiadores datan la fecha hace más de 170.000 años. Y, sin embargo, la más natural de las decisiones, la de que el cuerpo se muestre tal y como vino al mundo a pleno sol, sigue siendo, para no pocas miradas, un tabú. En España, todavía en la oscuridad moral del franquismo, Cantarriján fue uno de esos lugares en el que ese tabú no existía.

Tras casi seis décadas, esta playa granadina de apenas 380 metros de extensión no solo sigue siendo el cobijo de quienes quieren disfrutar de un baño con el culo al aire, sino que se ha convertido en todo un enclave internacional, marcado en rojo en el mapamundi de la cultura nudista. Instagramers, youtubers... Cantarriján está de moda. Sin ir más lejos, H&E Naturist, una de las revistas de referencia en el ámbito, recoge habitualmente las actividades de la Asociación de la Playa Nudista de Cantarriján (AAPNC).

placeholder Una imagen antigua de Cantarriján, en Granada. (Cedida)
Una imagen antigua de Cantarriján, en Granada. (Cedida)

La última en su número de agosto de 2023. La pareja de influencers belga Nick y Lins De Corte, autores de uno de los blogs de referencia en el mundillo, Naked Wanderings, y con millones de seguidores de todo el mundo, hizo una visita para promocionar la playa el año pasado. Son algunos ejemplos, síntoma de que solo hay que teclear el nombre de la playa en Google para entender la importancia global que ha cogido en los últimos años. El camino hasta llegar a este punto, sin embargo, no ha sido un camino de rosas para el nudista cantarrijano. No lo fue nunca, en realidad.

En España, hasta el año 1989, el nudismo era ilegal. Pero la playa granadina, para entonces, ya era un símbolo. "Estamos hablando de que a finales de los 60 ya había una congregación de nudistas en Cantarriján, en plena dictadura", comenta Pedro Pérez, miembro y vocal de la directiva de la AAPNC. "Al menos que nosotros tengamos constancia", remarca. El movimiento de desnudarse en este imponente paraje natural nació de dos corrientes. La primera, la de los hippies. La del amor libre, la de contracultura del desnudo normalizado en conexión con la naturaleza. La segunda, con el aperturismo franquista y la apuesta económica por el turismo, que da entrada, como si de un caballo de Troya se tratase, a una pléyade de extranjeros que, como ahora los influencers, encuentran en Cantarriján un paraíso. Los adeptos locales no tardaron mucho en llegar.

placeholder Bañistas en la playa. (Cedida)
Bañistas en la playa. (Cedida)

La condición de posibilidad fue el difícil acceso a la zona, que aún hoy tiene sus obstáculos y que servía de muralla para quitarse el bañador sin problemas: "Por lo que sabemos, había muy poquita gente, evidentemente. Era de tapadillo, pero todo el pueblo lo sabía. Llegó el bikini y hubo gente que dijo 'ni bikini ni nada'. Lo que se formó, en realidad, era una comuna hippie bastante interesante. Además, había un pozo de agua en mitad de la playa, por lo que eran autosuficientes. Directamente, acampaban. Todo eso se fue arrastrando y poco a poco la gente del pueblo se fue acercando. Y claro, ya ni hacía falta ser hippie".

Nació una playa nudista

El archivo histórico de Pérez sobre Cantarriján es inmenso. Desde la memoria oral que ha recopilado, hasta documentos legales que explican que la tradición nudista cayó por su propio peso nada más comenzar la democracia. "Pasaron de que los nudistas fueran considerados vagos y maleantes a que fuera el propio Ayuntamiento de Almuñécar el solicitante para que en el año 82 se estableciera la denominación oficial de playa nudista", rememora: "El Gobierno Civil de Granada, eso sí, lo puso complicado, al fin y al cabo, seguía en el Código Penal. Se dio, pero se exigía una licencia a renovar cada año". "Otros tiempos", recuerda Pérez, aunque las condiciones para esa licencia no distasen mucho de las quejas y peticiones de quienes ahora en otros ayuntamientos de España en pleno 2023 abogan contra la libertad nudista.

Las normas, dos clásicos: que no hubiera niños delante y que se dividiera la playa entre los que estaban desnudos y los que no. En definitiva, estigmatizarlos: "Hay quienes siguen manteniendo esas tesis. Incluso algunos que vienen a Cantarriján, aunque creo que cada vez está más normalizado. Cuando empezaron con la asociación, de hecho, era porque el nudismo "había desaparecido" en la cala y el turismo "lo había condenado" a un rincón. "Estábamos desnudos tres o cuatro. Lo más difícil ha sido y es cambiar la mentalidad", explica.

"Estábamos desnudos tres o cuatro. Lo más difícil ha sido y es cambiar la mentalidad"

La legislación, en todo caso, es clara. Según explica la Federación Española de Naturismo, "desde 1978, con la aprobación de la Constitución, no es posible apelación alguna en nuestras leyes a consideraciones de tipo moral". El franquismo estipulaba, por la Circular de 6 de julio de 1957 del Ministerio de Gobernación, la prohibición del nudismo y "las prendas de baño indecorosas". "Hoy en día ya no tienen sentido, pues no se puede autorizar lo que no está ni puede estar prohibido", insiste la Federación en su apartado legal. Las consideraciones de "escándalo público" relacionadas con la práctica nudista fueron además abolidas progresivamente en los años 1987, 1989 y 1995. Tanto es así que, ni siquiera se puede hablar de playas nudistas, sino de playas con tradición nudista, porque nudismo, lo que es nudismo, se puede hacer, constitucionalmente, y como así avalan todas las denuncias ganadas en los juzgados, en cualquier lado.

Bodas al desnudo

La paradoja en Cantarriján está en que, cuantas más libertades se alcanzaban, más fue cayendo la cultura nudista. La culpa de la práctica desaparición de los culos al aire en la playa, incide Pérez, se encuentra, otra paradoja, en lo que en un primer momento la propició: los planes turísticos desde la institución.

La búsqueda de un turismo familiar por parte de la Junta de Andalucía, que se hizo con el control de la zona desde su denominación como Paraje Natural, está entre las principales causas, señalan desde la asociación. Primero por esa explotación turística y luego por una protección ambiental mal entendida. De aquellas políticas, el resultado fue, por un lado, la promoción de la cultura textil y, por otro, la ausencia de mejoras en los accesos. Un cóctel perfecto para que aquellos aires de libertad setentera se fueran difuminando. Fue el mundo digital lo que lo cambió todo.

placeholder La playa nudista de Granada. (Cedida)
La playa nudista de Granada. (Cedida)

En 2018, un grupo de gente que se encontraba para hacer nudismo en la zona abrieron un grupo de Facebook de "no más de 10 personas". Convocaron unas jornadas de encuentro. Las famosas actividades. Body Paint, luego almuerzos, luego yoga... "Conseguimos que viniera gente de todos sitios, no solo de la playa". Aquello empezaba a llenarse. También las fotos sin complejos por las redes. Pero el hito, el que dio el verdadero pistoletazo de salida al estrellato cantarrijano fueron las bodas. La imagen que a cualquiera que no sea de la zona y la haya conocido hace poco se le viene a la cabeza.

Ocho parejas. Ocho bodas. El último evento que se tiene datado de este tipo es de 1934. Un hecho histórico para el nudismo español. Dos apartados diferenciados: uno por el rito nudista y otro como boda civil. Este último como homenaje a esos nudistas pioneros. Los vídeos y fotos, llamativos para el ojo textil, corrían como la pólvora. "Todavía seguimos saliendo por eso en los medios, por eso", se ríe Pérez, que sí, apunta a lo llamativo, pero sobre todo a lo simbólico. "Nos han conocido muchísimo a nivel internacional, es el bombazo que nos ha dado el salto".

Foto: Foto: Getty/Manuel Medir.
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La "globalización" ha atraído al target del turismo nudista y ya no tiene vuela atrás. El propio Patronato de Turismo de Granada, que antes invisibilizaba la práctica, ahora la promociona. A los influencers se les recibe, institucionalmente, "casi como una visita de Estado". La campaña publicitaria para la zona, gratis. Hasta los chiringuitos hace años que se apuntaron al asunto. Allí, de hecho, se celebraron las bodas.

Cuestión de mirada

No todos son nudistas todavía en Cantarriján, claro. El textil sigue vigente, aunque "la gente se anima cada vez más". Curiosamente, mientras que hay quienes todavía ponen la violencia en contemplar el cuerpo desnudo, son los que llevan el bañador quienes suponen el verdadero peligro en algunas ocasiones. Sobre todo para las mujeres. Se cuentan más denuncias a la Guardia Civil contra quienes se esquinan en zonas de la playa para grabar con su móvil de forma no consentida, que a los nudistas, que, al fin y al cabo, "solo quieren pasar el día en la playa".

"Se hicieron movimientos para poner un punto violeta que funciona muy bien y que, por desgracia, sigue siendo necesario". Es el reverso de las redes sociales que están propulsando a Cantarriján como enclave internacional, pero que también la exponen a los ciberdelitos y a los verdaderos pervertidos. "Como siempre, es una cuestión de mirada. El cuerpo desnudo no es sexo. Eso lo tenemos claro todos los que hacemos nudismo. El problema lo tienen los otros", remarca Pérez.

La playa de Cantarrijan es distinta al resto. Nudista. Turistas y locales pueden pasearse con el culo al aire, como si no importase. Habría que remontarse muy atrás para encontrar el momento en que el ser humano sintió vergüenza por estar desnudo. Al principio fue simplemente por el frío. Los historiadores datan la fecha hace más de 170.000 años. Y, sin embargo, la más natural de las decisiones, la de que el cuerpo se muestre tal y como vino al mundo a pleno sol, sigue siendo, para no pocas miradas, un tabú. En España, todavía en la oscuridad moral del franquismo, Cantarriján fue uno de esos lugares en el que ese tabú no existía.

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