La Justicia argentina exonera al concejal huido del caso Malaya: "Soy un hombre libre"

Carlos Fernández es libre de regresar a Marbella. El Puigdemont de la operación Malaya, que permaneció 11 años fugado, y que hace cinco salió de su escondite argentino para entregarse, ve completamente despejada su situación procesal después de que la Corte Suprema de Justicia de la Nación de Argentina haya confirmado la prescripción de todos los delitos por los que era reclamado por el Juzgado de Instrucción Número 5 de Marbella. El expolítico marbellí, del que su padre afirmó que estaba “exiliado”, aseguró en conversación con El Confidencial que tiene sentimientos “contradictorios”, porque “lo que no me dio mi país me lo ha dado Argentina”.

Fernández ha estado litigando estos últimos años después de que en septiembre 2019 un juez federal aceptase la solicitud de extradición y la Dirección Nacional de Migraciones apoyase su salida por supuestamente encontrarse de forma ilegal en el país sudamericano. El alto tribunal argentino ha fallado finalmente a su favor al estimar el recurso que presentó su defensa y la fuga más sonada de Malaya parece llegar a su fin sin que su protagonista acabe compareciendo ante un juzgado español.

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La resolución fue emitida el pasado viernes, y el expolítico, que en España se enfrentaba a delitos de prevaricación, malversación y cohecho pasivo, que podían sumar entre ocho y 10 años de cárcel, señala que su situación procesal está “cerrada”. Es cierto que, cuando se entregó, en parte, fue porque entendía que los cargos habían prescrito, pero no calculó la respuesta inicial de la Justicia argentina. Por eso, la última decisión “ha sido como un regalo de Papá Noel”, y confesó que “llevo muchos años esperando poder decir que soy un hombre libre”. Un nuevo estatus que, según denunció, se ha ralentizado por “presiones” que achacó a “sectores de la Justicia” que supuestamente pretendían “seguir dilatando el proceso”.

“Me gustaría haber sido declarado inocente”, reconoció, pero entiende este desenlace como una victoria, porque “todo lo que argumenté ha sido estimado por la Corte Suprema”. “Lo que no me dio mi país me lo ha dado Argentina”, por eso “mi alegría es contenida” y sus sensaciones “contradictorias”. El antiguo concejal marbellí, que arrastra durante la conversación un leve acento argentino, señaló que “he tenido que usar el tiempo en mi defensa” y asumir el desgaste personal de una estrategia que le alejaba de sus seres queridos.

"El tiempo ha puesto a cada uno en su sitio", manifiesta el antiguo concejal andalucista

Hay que tener en cuenta que el alto tribunal argentino no entra a valorar la veracidad de los hechos por los que el dirigente español era buscado, sino que esgrime un tecnicismo para argumentar su fallo y explica que los plazos de investigación se han extinguido.

Carlos Fernández, sobre cuya fuga se escribieron numerosas teorías, incluso la de que era un testigo protegido, deja traslucir cierto cansancio y huye de posibles finales sorpresivos. Preguntado si algún día tirará de la manta, como han vaticinado y reclamado algunos durante años, no deja traslucir muchas ganas de gresca. “En su momento quise hablar y colaborar con la Justicia, pero no querían escuchar”, manifestó, para después sentenciar que “el tiempo ha puesto a cada uno en su sitio”, y acordarse de la condena por los ERE fraudulentos contra el expresidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, a quien calificó como “el instigador”.

Coach y con familia

Las autoridades judiciales españolas, según pudo constatar este periódico, carecen en estos momentos de notificación alguna de la resolución de la Corte Suprema de Justicia de la Nación de Argentina, pero Fernández espera que sus abogados agilicen los trámites porque su intención es desplazarse a Marbella. “Mi familia está al tanto de todo y volveremos en cuanto tenga la documentación”, adelantó, ya que “quiero reencontrarme con muchos amigos y familiares”.

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Ese retorno, no obstante, no parece que sea definitivo a corto plazo, pues el famoso prófugo, al que los medios argentinos presentan como “coach español”, inició una nueva vida cuando se asentó en San Juan. Se casó, fue padre y comenzó a trabajar en el desarrollo personal y profesional de particulares y equipos, y, según asegura, “trabajo con muchas empresas internacionales”. Este arraigo es el que le hace dudar de un traslado definitivo, pues se siente “muy agradecido” a su actual comunidad, donde “he hecho un camino sin esconderme”, y empezar una nueva vida en España es algo que debe meditar profundamente.

Lo que no considera determinante en esta decisión es la imagen que en su antigua ciudad se pueda tener de él, ya que afirma que “nunca he sentido el rechazo de la sociedad de Marbella” y agrega que donde debería haber “preocupación” es en “algunos sectores de la política y la Justicia” que “no han sido capaces de sacar lo que decían”.

Malaya estalló estando Fernández haciendo el Camino de Santiago. La hipótesis es que se trasladó a Portugal y después viajó a Argentina

Carlos Fernández afronta ahora su existencia sin la visión de una celda acechándole. “Cada día es un nuevo comienzo donde los errores cometidos son pilares sobre los que edificar tu nuevo futuro y tu vida”, se puede leer en su estado de WhatsApp.

El exedil, tras 11 años fugado, se entregó a las autoridades argentinas en septiembre de 2017 con el objetivo de acelerar la prescripción de sus causas. Fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) informaron entonces de que el Juzgado de Instrucción Número 5 de Marbella, que instruyó el caso Malaya, había recibido la comunicación formal por parte de la Interpol de la detención del exconcejal en Argentina.

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C.G.

Fue en julio de 2006 cuando el instructor de Malaya decretó una orden de busca y detención para el exedil del Partido Andalucista (PA) después de una espera de varios días en la que no se presentó en los juzgados. Al iniciarse la segunda fase de la operación contra la corrupción en el Ayuntamiento marbellí, aseguró por teléfono que estaba en Galicia haciendo el Camino de Santiago, pero que regresaba de inmediato si era requerido por la Justicia, aunque esa fue su última llamada y desde ese día su teléfono móvil no volvió a estar conectado. La hipótesis es que se desplazó a Portugal y seguidamente viajó a Argentina.

La investigación vinculó al antiguo político con la trama que sentó en el banquillo a José Antonio Roca y Julián Muñoz. Carlos Fernández fue concejal de Deportes por el Grupo Independiente Liberal (GIL) con Jesús Gil de alcalde, más tarde se pasó al PA y en 2003 suscribió la moción de censura que desbancó de la alcaldía a Muñoz.