El atajo de Sánchez para forzar la renovación del CGPJ aleja aún más el pacto con el PP

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El pacto entre el PP y el PSOE para cerrar la renovación, con el sistema actual, del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) está más lejos aún tras los acontecimientos de los últimos días y la exploración admitida por los socialistas de la posibilidad de rebajar las mayorías parlamentarias para decidir el recambio del órgano de gobierno de los jueces. Distintas fuentes jurídicas consultadas temen que la oportunidad que consideraban abierta para el próximo junio, después de las elecciones al Parlamento Europeo, se frustre a consecuencia de la discrepancia política y del incremento de la desconfianza entre ambas partes.

El llamamiento de Sánchez para "regenerar la democracia" y poner en marcha una reforma judicial cuyo contenido, no ha concretado el presidente, ha encendido todas las alarmas en la carrera judicial. La judicatura lo ha acogido como una amenaza, una señal de que son el próximo enemigo a batir y las buenas vibraciones que parecían anticipar un acuerdo empiezan a evaporarse. Los mismos que apostaban por una renovación a las puertas del verano, avisan ahora de que en este escenario, el PP reculará para no aparecer como cómplice. "Sería admitir pactar con una pistola humeante encima de la mesa", lo resume uno de ellos.

Muchas de las fuentes consultadas aseguran que la posibilidad de recuperar este "atajo" para activar la renovación y dar paso a un Consejo sin contrapeso alguno, donde la gran mayoría de sus miembros sean elegidos por el Ejecutivo y sus socios, nunca se abandonó del todo por parte de Moncloa. La presión de Europa obligó en su día a los socialistas a abandonar ese camino pero el bloqueo impuesto por los populares se valoraba desde el Gobierno como una muestra evidente de que no quedaba otra opción. Esperaban así la indulgencia de la UE, implicada de forma directa en una mediación entre los dos partidos que, de momento, no ha dado ningún fruto.

Esa estrategia, sin embargo, ha volado por los aires en los últimos días. La reflexión de Sánchez y su decisión de continuar al frente y emprender una "limpieza" que implique a la Justicia, la misma que ha abierto diligencias contra su mujer, Begoña Gómez, por sus actividades profesionales, tiene muy mala venta en el exterior. "Ahora no colará la teoría del bloqueo de los populares, nadie en la UE entenderá ese salto de lo personal a lo político", dice una de las fuentes consultadas.

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A pesar de este panorama, en el PP mantienen que no abandonarán la mesa de diálogo y ni romperán la negociación pese a la profunda desconfianza con Sánchez y la falta de avances de los últimos meses. Fuentes de Génova apuntan a que esa maniobra sólo daría "más gasolina" a Sánchez para justificar una posible reforma judicial y renovar el CGPJ sin que los de Feijóo estén en la ecuación. De hecho, en la dirección popular asumen que el Ejecutivo terminará rebajando las mayorías parlamentarias y han puesto sobre aviso a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, para que actúe si termina consumándose ese escenario.

Lo que también tienen claro en el PP es que no tomarán tampoco la iniciativa de retomar el diálogo con el Gobierno, menos aún con el intenso ciclo electoral que les espera hasta las europeas del próximo 9 de junio. Esa negociación ya no tendrá al comisario de Justicia, Didier Reynders, como mediador, y en Génova esperan a que el órgano comunitario nombre oficialmente a un nuevo supervisor de sus conversaciones con el PSOE. Ese papel lo desempeñará la vicepresidenta de la Comisión Europea y responsable del estado de derecho, Vera Jourova. La dirigente comunitaria está esperando a que los dos partidos "resuelvan sus diferencias" antes de ponerse manos a la obra, tal y como declaró el pasado martes a Europa Press.

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En Génova también miran con recelo a la 'vía Guilarte' que se abrió a "explorar" Sánchez en su entrevista para TVE. La propuesta del presidente del CGPJ implica, entre otros puntos, quitar a este órgano el poder de nombramientos clave en el organigrama judicial para que los partidos pierdan interés en controlarlo. Fuentes de la dirección popular ratifican su desconfianza en este modelo, más si el jefe del Ejecutivo "compra" esta opción. "Es una ocurrencia", afirman. El PP insiste en que solo aceptará un acuerdo si el PSOE accede a reformar el sistema de elección de los vocales del órgano de gobierno de los jueces para avanzar en su despolitización. "No nos moveremos de esos parámetros", insisten.

Mientras tanto, los principales socios del Gobierno, con Sumar a la cabeza, azuzan al PSOE a decidirse a prescindir del PP. Iñigo Errejón retó este martes al presidente del Gobierno a utilizar "ya" la mayoría parlamentaria del Congreso para acabar con la situación de interinidad del Consejo. "Con respeto a la reforma del CGPJ, Sumar la va a presentar sí o sí. Nosotros estamos trabajando en ello y vamos a presentar medidas de democratización del Poder Judicial", dijo.

Por su parte, Podemos registró una reforma del sistema de elección que activa la opción de elegir a los vocales por mayoría absoluta en las Cortes Generales a la vez que estipula que el Congreso elegirá a 16 vocales del organismo, doce del turno judicial y otros cuatro de juristas de reconocido prestigio, mientras que el Senado a los otros cuatro restantes.

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Hasta el retiro de Sánchez y su punto y aparte, todos apostaban por un pacto en junio. En ese mes confluyen varios factores que se veían como una señal. Desde el anuncio formal de abandono efectuado por el actual presidente del CGPJ, Vicente Guilarte, que dejaría al Consejo aún más debilitado, hasta el incremento del compromiso de la UE después de la primera fase de la mediación conducida por Reynders, comisario de Justicia y la nueva etapa que empezará Jourová. "La UE empujará", confiaban. Esa confianza ya no existe.