Feijóo convoca a sus barones el martes para cerrar filas "pase lo que pase" en Galicia
El PP asume que perder la mayoría absoluta abriría una "tensión insoportable". No se cuestionaría el liderazgo de Feijóo en el partido, pero se exigirán "refuerzos" en su núcleo duro
El PP afronta con incertidumbre el resultado que arrojen las urnas este domingo. A 48 horas de votar, los sondeos internos apuntan a que la mayoría absoluta —por encima de 38 escaños— continúa a salvo. Pero el panorama está tan "ajustado" que nadie se atreve a poner la mano en el fuego. El vértigo ante un fin de ciclo tras 15 años de régimen popular se ha disparado en un partido aún desconcertado por el vendaval de la polémica del indulto condicionado a Carles Puigdemont. Pase lo que pase en Galicia, Alberto Núñez Feijóo ha convocado a sus barones en Génova el próximo 20 de febrero para analizar el resultado y los errores de una campaña llena de turbulencias.
La convocatoria de un Comité Ejecutivo Nacional inmediato tras un proceso electoral es la tónica habitual en el partido. Pero en esta ocasión tiene una doble lectura. El cónclave servirá para cerrar filas con Feijóo. Unir fuerzas para alejar el fantasma de una crisis interna. El destino es caprichoso y el debate sobre el liderazgo vuelve a planear sobre Génova justo dos años después del hundimiento de Pablo Casado. El recuerdo de aquellos días funestos de febrero de 2022 sigue vivo en la memoria de los populares. Y se conjuran para que no vuelvan a repetirse. "Pase lo que pase en Galicia, no se puede desestabilizar de nuevo el partido con cambios de liderazgo. Y eso lo saben desde el primero hasta Ayuso", ratifica un líder regional.
El tono de la reunión del próximo martes, que continuará con una comida de Feijóo con los presidentes autonómicos, variará en función de los resultados del domingo. Si Alfonso Rueda logra mantener la Xunta, "la tormenta amainará", aunque hay voces que ven "necesario" que la dirección nacional aclare el cómo, el cuándo y el quién de los contactos con Junts tras un tropiezo en plena campaña que les podría haber costado el ciclo electoral. Pero si hay vuelco en Galicia y el PP pierde uno de sus grandes feudos, las aguas bajarán revueltas. Y al culpable se le buscará en la séptima planta de Génova.
Desde las baronías del PP nadie cuestiona, por el momento, que Alberto Núñez Feijóo siga como capitán del barco, incluso aunque la Xunta caiga en favor del BNG. Pero también asumen que en el partido estallaría una "tensión insoportable" difícil de encajar. "Si las elecciones se pierden, empezará una dinámica de acoso y derribo contra Feijóo", analiza un cargo de peso en el PP. De ahí la llamada preventiva a la unidad. "España no se puede permitir que estemos nosotros liados con nosotros mismos", comenta otro dirigente.
Resulta prácticamente inevitable que, si el 18-F termina en fiasco, vuelva a mirarse de reojo a los dos posibles recambios para el liderazgo del PP. A nadie se le escapa que la alternativa pasaría por Juanma Moreno o Isabel Díaz Ayuso, aunque nadie contempla abrir ese melón en este momento. La única posibilidad, en caso de desastre en las urnas, pasaría por que el propio Feijóo renunciase al cargo. Pero es un escenario utópico que en su entorno descartan por completo.
De hecho, tanto el andaluz como la madrileña han exhibido en público un respaldo cerrado a Feijóo. Ayuso ya marcó posición en una entrevista para El Confidencial. "No es Núñez Feijóo quien se presenta [en Galicia], es Alfonso Rueda. Su liderazgo después de todas las mayorías que viene cosechando el PP, especialmente la suya, es incuestionable", zanjó. Para despejar dudas, Juanma Moreno repitió el mismo mensaje: "Ningún resultado condicionaría su futuro al frente del PP".
Díaz Ayuso: "El liderazgo de Feijóo, después de todas las mayorías que viene cosechando en el Partido Popular, es incuestionable"
Más allá del apoyo de sus filas, lo cierto es que una derrota en su Galicia natal sería un golpe difícil de digerir para un Feijóo al que "ya le ha costado recuperarse de las generales". El político ourensano dirigió el bastión noroeste con cuatro mayorías absolutas incontestables durante 13 años, hasta que decidió dar el salto a Madrid para cerrar la herida abierta en el PP y volver a llevarlo a la Moncloa. Ganó las elecciones, pero la aritmética le jugó una mala pasada. Y fracasó.
Aunque su liderazgo no está en cuestión, lo que sí asumen en las filas de los populares es que habrá "reparto de culpas" por los errores de la campaña. Si el domingo se cumpliese el peor de los presagios, se exigirían cambios inmediatos en el equipo de confianza de Alberto Núñez Feijóo. Pero hay quienes apuestan, incluso, por que Feijóo "refuerce" el núcleo duro y revise su estrategia, incluso si Rueda logra revalidar la mayoría absoluta.
Las elecciones de este domingo son cruciales para el PP, por varios motivos. Primero, porque, desde el principio, el propio Alberto Núñez Feijóo las ha planteado como un primer plebiscito contra Sánchez para tratar de levantar el vuelo frente a la victoria pírrica del 23-J. El plan de Génova de minar la legislatura de Sánchez y situarle en una posición de extrema debilidad pasa por el siguiente esquema: absoluta en Galicia, crecer en Euskadi y "arrasar" en las elecciones europeas. Si la primera falla, no hay dudas de que repercutirá en toda la cadena.
Lo que suceda este domingo servirá para calibrar también el efecto en las urnas de los problemas que han atormentado a los populares en la última semana de campaña. El pasado fin de semana, decenas de medios —entre ellos, El Confidencial— se hicieron eco de la posición defendida por fuentes al más alto nivel del partido sobre la posibilidad de explorar un indulto condicionado a Carles Puigdemont como vía para pacificar la tensión con Cataluña, siempre y cuando este se sometiese a los tribunales de Justicia y renunciase a la vía unilateral.
El propio Feijóo confirmó en público el pasado sábado que el PP estudió durante 24 horas el "encaje legal" de la amnistía tras ofrecérsela Junts a cambio de sus votos. Una auténtica bomba de racimo en el esprint final del 18-F, aunque en el partido tratan de rebajar la alarma por el "ecosistema propio" que tiene Galicia, alejada de los líos de la capital. El PP confía en que su electorado valore la "gestión" frente a la "inestabilidad" que, a su juicio, representa el BNG, y aspira a atraer, por un lado, a los socialistas moderados que no quieren un "procés gallego" y, por otro, a los electores que se plantean optar por la papeleta de Vox. Un solo paso en falso y el tablero podría temblar.
El PP afronta con incertidumbre el resultado que arrojen las urnas este domingo. A 48 horas de votar, los sondeos internos apuntan a que la mayoría absoluta —por encima de 38 escaños— continúa a salvo. Pero el panorama está tan "ajustado" que nadie se atreve a poner la mano en el fuego. El vértigo ante un fin de ciclo tras 15 años de régimen popular se ha disparado en un partido aún desconcertado por el vendaval de la polémica del indulto condicionado a Carles Puigdemont. Pase lo que pase en Galicia, Alberto Núñez Feijóo ha convocado a sus barones en Génova el próximo 20 de febrero para analizar el resultado y los errores de una campaña llena de turbulencias.
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