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Los barones ganan autoridad ante Génova: el poder del PP bascula hacia sus territorios
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Los barones ganan autoridad ante Génova: el poder del PP bascula hacia sus territorios

Los presidentes autonómicos defenderán sus intereses frente a posibles injerencias de la dirección. Nadie pondrá en duda el liderazgo de Feijóo, pero crece la contestación interna por los "vaivenes" de la cúpula desde el 23-J

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, durante la apertura del curso político en Soutomaior. (EFE/Lavandeira Jr.)
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, durante la apertura del curso político en Soutomaior. (EFE/Lavandeira Jr.)

Alberto Núñez Feijóo aterrizó en Madrid con dos grandes objetivos. Consiguió el primero y principal, el de taponar la profunda herida que se abrió en la etapa de Casado y unir al partido. El segundo era volver a llevar al PP a la senda de las mayorías, y abrir el camino hacia la Moncloa. Este último lo ha conseguido a medias. El golpe de elecciones del 23-J y los "vaivenes" de la cúpula desde entonces han ensombrecido el liderazgo del gallego frente a sus presidentes autonómicos, los mismos que le ungieron de forma unánime como máxima autoridad del partido hace año y medio. Feijóo exigió a sus barones "resultados" en las urnas, y la mayoría cumplió con creces. Pero ahora las tornas han cambiado. Y es él quien, salvo sorpresa mayor, no cumplirá con las expectativas comprometidas.

En este momento, las posibilidades de que el líder del PP logre formar Gobierno son remotas. Fue el candidato propuesto por el Rey, pero todo apunta a que se le escapará su investidura por cuatro votos que, por más que busca, no encuentra. Génova aspira a que se vuelva a abrir la ventanilla de la repetición electoral. Y, si Sánchez logra atar en corto a Junts, intentará una legislatura corta, pero con futuro incierto. Hasta que se abrieron las urnas, nadie en el partido rompió la línea de batalla. Barones y dirigentes del partido formaban tras un líder al que las encuestas catapultaban directo a la Moncloa. Pero la contestación interna a la gestión de la cúpula ha ido creciendo conforme se disipaban las posibilidades de Feijóo de quitar el asiento a Sánchez.

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Zipi Aragón)

Los continuos giros de estrategia, la "bunkerización" del líder en su núcleo duro, o la falta de "pedagogía" de Génova en las últimas semanas se han convertido en tema de debate en importantes sectores del partido en los que, hasta hace relativamente poco, primaba el respeto a la autoridad de Feijóo por encima de cualquier otra cuestión. Los primeros cuadros críticos, también presentes en baronías territoriales, comenzaron a alzar la voz, justo tras el 23-J, por la falta de autocrítica de la dirección y la errática estrategia de la última semana de campaña, que dejó al partido "noqueado". Los pasos que ha ido dando la dirección desde entonces para tratar de sobreponerse al golpe y recuperar la iniciativa se han mirado con lupa. Aciertos y errores. Y, en los últimos días, más lo segundo que lo primero.

El ejemplo más significativo ha sido el de la intención ya rectificada de reunirse con Junts, un encuentro —en el marco de la ronda de contactos del candidato a la investidura— que tanto el líder del PP como el resto de portavoces de Génova defendieron durante semanas a capa y espada. Es quizá el caso que mayor polvareda interna ha levantado en las últimas semanas, con dirigentes como Alejandro Fernández o Cayetana Álvarez de Toledo cuestionando públicamente la estrategia política de Feijóo. Pero no ha sido el único. La insistencia del líder popular con el PNV y el consecuente "desgaste" para Génova; o las declaraciones de Feijóo sobre la necesidad de resolver el "encaje territorial de Cataluña", posteriormente matizadas por su equipo, no han hecho sino acrecentar el "desconcierto" interno con la dirección.

Foto: El presidente del Partido Popular en Murcia, Fernando López Miras (2d). (EFE/Marcial Guillén)

Con la férrea excepción de Juanma Moreno, que apuntala desde su federación el poder de su "amigo" Feijóo, los barones del PP se despegan de Génova y defenderán sus intereses y autonomía frente a posibles injerencias de la dirección. Tampoco hay ya temor a levantar la voz y mostrar un criterio distinto al que maneja la cúpula. Desde su llegada al 13 de Génova, y al menos en la teoría, en el PP de Feijóo ha operado una nueva realidad de partido por la que el poder territorial se estructuraba en pequeñas unidades independientes del mando de Madrid. Pero la mano de la cúpula en las negociaciones autonómicas con Vox no ha pasado desapercibida, especialmente en territorios como Extremadura, donde la presión de la dirección llevó a María Guardiola a olvidar sus "principios" y pactar con los de Abascal. En la práctica, aluden desde algunas presidencias autonómicas, Génova siempre ha tenido la última palabra.

Pero ahora las cosas parecen haber cambiado. Mientras Feijóo atraviesa un momento delicado, su poder territorial brilla. El PP arrasó el 28-M y gobierna en once autonomías. Y en algunas no ha sido fácil amarrar el sillón de mando. Los barones populares se han empoderado tras conquistar pactos difíciles con Vox, con cuyo partido cogobierna en Extremadura, Comunidad Valenciana, Aragón, Castilla y León y la Región de Murcia. Importante subrayar que, al menos de momento, esa mayor influencia de los presidentes autonómicos en la estructura popular no se traducirá en una disputa u objeción al liderazgo de Alberto Núñez Feijóo, que permanece blindado incluso aunque ocupe el asiento de la oposición.

Foto: Santiago Abascal, presidente de Vox. (EFE/Mariscal)

La colaboración con Génova está fuera de toda duda. Pero sí protegerán su autoridad, sus intereses y su voz. Como publicó El Confidencial, los barones exigirán "cambios importantes" en la dirección para enmendar los "errores" que, a su juicio, se han cometido en los últimos meses. No se pretende asfixiar al jefe, de modo que darán una tregua a Feijóo hasta saber si hay o no Gobierno, o si se repiten unas elecciones que caerían el 14 de enero. La "prioridad", repiten, es ahora la investidura del gallego, cuyo debate comenzará el próximo 26 de septiembre. Incluso hay algún optimista en las altas esferas que insta a no darlo todo por perdido. "En política nunca se sabe nada hasta el último día".

Nueva generación de barones

Además, buena parte de los líderes del PP que gobiernan en sus respectivas plazas desde el 28-M no fueron elegidos por Feijóo para el cargo, sino que proceden de la cuadrilla de Pablo Casado. Es el caso de María Guardiola, Jorge Azcón, Carlos Mazón, Marga Prohens y María José Sáenz de Buruaga. Isabel Díaz Ayuso, Juanma Moreno, Juan Jesús Vivas y Fernando López Miras también se hicieron con las riendas antes de que a Feijóo comenzase a picarle el gusanillo de la política nacional. En Galicia mantuvo a su segundo de a bordo, Alfonso Rueda, pero aún no se ha enfrentado a las urnas. Sí nombró de forma directa y sin mediar congreso a Gonzalo Capellán, que gobierna con mayoría absoluta en La Rioja.

El significativo aumento del poder territorial del PP patrocina también nuevos rostros, cuya pujanza podría competir en poco tiempo con perfiles como el de Ayuso y Moreno, que en la actualidad representan las dos grandes vías de futuro si Feijóo decidiese dar un paso a un lado. Carlos Mazón es una de las figuras que lidera esa nueva generación de barones, un dirigente que destacó especialmente en la campaña de las autonómicas y meció con fuerza al PP en uno de sus bastiones históricos, la Comunidad Valenciana. Protagonizó, además, el primer gran acuerdo de coalición con Vox —con el permiso de Castilla y León—, que despachó de forma fugaz. Tanto que a Génova apenas le dio tiempo a dar el visto bueno.

Alberto Núñez Feijóo aterrizó en Madrid con dos grandes objetivos. Consiguió el primero y principal, el de taponar la profunda herida que se abrió en la etapa de Casado y unir al partido. El segundo era volver a llevar al PP a la senda de las mayorías, y abrir el camino hacia la Moncloa. Este último lo ha conseguido a medias. El golpe de elecciones del 23-J y los "vaivenes" de la cúpula desde entonces han ensombrecido el liderazgo del gallego frente a sus presidentes autonómicos, los mismos que le ungieron de forma unánime como máxima autoridad del partido hace año y medio. Feijóo exigió a sus barones "resultados" en las urnas, y la mayoría cumplió con creces. Pero ahora las tornas han cambiado. Y es él quien, salvo sorpresa mayor, no cumplirá con las expectativas comprometidas.

Partido Popular (PP)
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