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Las "dos ventanillas": la propuesta de Vox al PP para combatir un Gobierno del PSOE
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"La oposición será territorial"

Las "dos ventanillas": la propuesta de Vox al PP para combatir un Gobierno del PSOE

La improbable investidura de Feijóo obliga a los populares a tomar una decisión respecto de su relación con Vox. En el partido de Abascal tienen muy clara cuál es la estrategia más provechosa

Foto: Santiago Abascal, presidente de Vox. (EFE/Mariscal)
Santiago Abascal, presidente de Vox. (EFE/Mariscal)
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El pasado miércoles, Alberto Núñez Feijóo anunció que había mantenido "una conversación franca y provechosa para el presente y el futuro del País Vasco y del resto de España con el lehendakari Iñigo Urkullu". Dos días después, el dirigente nacionalista publicó una tribuna en el diario El País en la que proponía una convención constitucional para abordar una reforma del modelo territorial que avanzase en el "autogobierno vasco" y el "modelo plurinacional del Estado". El desacuerdo evidente con el PP que reflejaba la proposición de Urkullu, y la misma forma de manifestarlo, ponía negro sobre blanco lo que resultaba obvio: que el PNV no iba a apoyar al líder popular como presidente del Gobierno.

Sin esos votos, la investidura resulta más improbable aún, por lo que lleva camino de convertirse en una moción de censura a un Gobierno del PSOE todavía no constituido. Será significativa, no obstante, en la medida en que reflejará las bases discursivas que empleará el PP para negarse a la investidura de Sánchez, y porque anticipará cuáles serán las ideas fuerza que harán valer como oposición. Será importante, también, porque Feijóo se juega mucho en ella, interna y externamente.

La posición política del PP

Parte del futuro discurso quedó patente en la propuesta realizada el miércoles por Feijóo: dos años de gobierno popular en los que se desarrollarían seis pactos de Estado. El PSOE desdeñó la iniciativa asegurando que "el PP no había digerido aún los resultados del 23-J", una respuesta que había anticipado la actitud de Sánchez durante la reunión. Había un aire de menosprecio flotando en el ambiente.

El fondo de la investidura será "una amnistía inconcebible, un referéndum perseguido por la CE y los privilegios presupuestarios"

La rueda de prensa posterior de Feijóo, así como sus intervenciones, fijaron un marco: el PP reivindicaba un derecho a gobernar que era negado por una alianza peligrosa para España. Mientras el PP proponía un acuerdo con el que desbloquear las grandes cuestiones de Estado y anclar la política española en la moderación, el consenso y la centralidad, el PSOE había apostado por entenderse con "aquellos que quieren destruir el país", por poner en tela de juicio el modelo territorial y constituir el Gobierno con los independentistas. De fondo estaban "una amnistía inconcebible, un referéndum de independencia perseguido por la Constitución y los privilegios presupuestarios", como aseguró Feijóo. Es un marco muy parecido al que el PP mantenía antes de las elecciones, solo que en aquel entonces el futuro parecía muy distinto.

La estrategia con Vox

Una vez constatado lo evidente, que ese lugar de consenso va a quedar vacío, el PP está obligado a reconsiderar su relación con Vox, y giros como el de Murcia así lo sugieren. Cualquiera que sea la decisión que tome, necesita definir una posición clara. En primera instancia, porque la apuesta electoral de quitarle el suelo a Abascal para conseguir el respaldo de sus votantes no ha funcionado; en segundo lugar, porque está por concretarse la naturaleza de la oposición que van a realizar; finalmente, porque queda por demostrar si existirá algún tipo de frente común, como parece probable, o si ambos pelearán por hacerse con el electorado del otro.

Es una cuestión espinosa, ya que la apuesta de Feijóo de arrinconar a Vox no le dio frutos en las generales, los resultados del PP estuvieron por debajo de lo esperado (y no consiguió restarle lo suficiente a Vox) y la suma total no da para gobernar. Los posibles recambios del líder gallego, Juanma Moreno e Isabel Díaz Ayuso, exhiben en sus currículos mayorías en sus comunidades, que han sido posibles porque han restado mucho terreno a Vox. El político andaluz, gracias a que consiguió el apoyo de votantes que fueron del PSOE; Díaz Ayuso, por su carácter combativo con los socialistas. En definitiva, los aspirantes lo son gracias a haber canalizado la gran mayoría de votos de la derecha, mientras Feijóo no ha conseguido ese propósito. Sería raro que el PP cejase en él.

Vox cree que los gobiernos conjuntos irán bien, lo que cambiará la percepción de los votantes del PP, y también la de sus barones

Sin embargo, Vox está oponiendo un fuerte deseo de alianza con el PP, de vínculo en la oposición, y más ahora que hay varias comunidades en las que cogobiernan. Según fuentes de la dirección de la formación de Abascal, "los dirigentes territoriales del PP están cómodos con esos gobiernos y, a medida que pase el tiempo, su utilidad se va a ir percibiendo". Más allá de polémicas concretas "en las que se pone énfasis, como la retirada de las banderas arcoíris, lo cierto es que están haciendo cosas que no hubieran ocurrido sin nosotros en el gobierno y que el electorado del PP aplaude, como la eliminación de la obligatoriedad del catalán para contratar médicos en Baleares". Otro aspecto en el que ponen el acento desde Vox es en las políticas seguidas en Castilla y León, que están demostrando su validez, "y que están quitándole armas al enemigo: CCOO está a punto de entrar en suspensión de pagos en la región".

Las dos ventanillas

En la sede de Bambú creen en la efectividad de los gobiernos conjuntos para que se vayan disolviendo los temores respecto de esas coaliciones, pero también para que algunos ciudadanos perciban la utilidad "de los planteamientos y los pactos que tanto miedo les daban". Creen que los ejecutivos de coalición van a ir bien para ambas formaciones, lo que cambiará la percepción de los votantes del PP, pero también de sus barones. Algunos de ellos, como Alfonso Fernández Mañueco, ya han hecho explícito que "desde que gobierno con Vox, tengo más votos", y los números de las últimas generales lo ratifican.

Génova todavía está pensando qué hacer, pero las dinámicas que marquen los gobiernos autonómicos van a ser difíciles de evitar

Esta cuestión es muy relevante, en la medida en que, aseguran desde Bambú, la oposición real a Sánchez, si es investido, "no se va a hacer en el Parlamento, sino en los territorios". Será la experiencia de los gobiernos en común la que marque la pauta y las posibilidades del futuro. Y, en ese terreno, el PP tiene que decidir si va a apostar por la opción de Díaz Ayuso, "la del Vox pepero"; la de Moreno Bonilla, "la del sorayismo institucional"; la de Feijóo, "ni blanco ni negro", o la que propone Vox: "Una oposición, dos ventanillas". Es decir, una estrategia común, un frente opositor en el que convivan dos fuerzas diferentes, que comparten enemigo y algunos objetivos, y que, unidas, pueden conseguir más que peleándose entre ellas.

Vox ha decidido ir de la mano del PP en esta etapa, porque creen que será mucho más efectivo y útil para ambos. Génova todavía está pensando qué hacer, pero las dinámicas territoriales van a ser difíciles de evitar. Dependiendo de la decisión, el tipo de oposición que viva el Gobierno de Sánchez, si logra ser investido, será muy diferente.

El pasado miércoles, Alberto Núñez Feijóo anunció que había mantenido "una conversación franca y provechosa para el presente y el futuro del País Vasco y del resto de España con el lehendakari Iñigo Urkullu". Dos días después, el dirigente nacionalista publicó una tribuna en el diario El País en la que proponía una convención constitucional para abordar una reforma del modelo territorial que avanzase en el "autogobierno vasco" y el "modelo plurinacional del Estado". El desacuerdo evidente con el PP que reflejaba la proposición de Urkullu, y la misma forma de manifestarlo, ponía negro sobre blanco lo que resultaba obvio: que el PNV no iba a apoyar al líder popular como presidente del Gobierno.

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