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La vida sobre ruedas de Íñigo Mendia: de gestionar pisos turísticos a vivir en un camión
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La vida sobre ruedas de Íñigo Mendia: de gestionar pisos turísticos a vivir en un camión

Hace cinco años dejó su trabajo para vivir en una furgoneta camperizada. Se recicló como 'podcaster' y actualmente vive en un camión en el que no le falta ningún tipo de comodidad

Foto: Mendia, dentro de su camión-casa. (Cedida)
Mendia, dentro de su camión-casa. (Cedida)

A Íñigo Mendia no le iba muy bien a finales de 2019. Hacía un año que había decidido vivir en una furgoneta, pero todas las ideas que ponía en práctica para ganar algo de dinero se frustraban. Llegó a pedir ayuda económica a su hermana. Justo en ese momento, la cosa empezó a despegar. El libro que publicó ha sido un éxito y los pódcast comenzaron a surtir efecto. Por fin, el sueño que siempre persiguió, vivir viajando, era una realidad, y una realidad sostenible económicamente. Mendia, ahora, ha cambiado la furgoneta por un camión en el que tiene todo lujo de componentes: chimenea, agua caliente y ducha, un sofá y hasta a Alexa.

En 2018, este donostiarra se dedicaba a gestionar unos 60 pisos turísticos. También había trabajado en un Eroski, FNAC y tiendas de telefonía móvil. Todo eso quedó atrás cuando se decidió a dar el paso: "Yo ofrecía una habitación libre que tenía en mi casa y no dejaba de ver gente que vivía mientras viajaba. Pensé, ¿por qué yo no me puedo crear un perfil profesional como el suyo que me permita hacer lo mismo?", explica el protagonista.

Primero intentó hacer diferentes páginas web, pero la cosa no tiraba y apenas le aportaba dinero. También creó una pequeña plataforma de asistentes virtuales, pero tampoco consiguió lo que esperaba con ello. "Ahí estamos en 2019, cuando ya vivía en una furgoneta camperizada. También había empezado a escribir el libro", dice Mendia en referencia a su publicación Cómo vivir y viajar en furgoneta. Fue el momento en que echó a andar Viajando simple, un pódcast que continúa a día de hoy.

placeholder El camión, nuevo hogar de Mendia. (Cedida)
El camión, nuevo hogar de Mendia. (Cedida)

Aquel 2019 volvió a casa por Navidad, como hace todos los años. Los negocios no habían despegado del todo y el dinero se terminaba. “Le pedí a mi hermana 1.000 euros prestados que devolví después de trabajar la temporada navideña. Justo en la pandemia es cuando empecé a ganar el dinero suficiente”, relata Mendia, de 37 años.

El libro autopublicado le ha granjeado unos 1.000 euros mensuales y ya va por 6.000 copias vendidas, mientras que algunas empresas le pagan por citarlas en los cuatro pódcast que actualmente tiene en activo. A ello se suma ser el responsable de una plataforma que ayuda a las personas a encontrar un taller de camperización. Esto le permite recibir una comisión por parte de los talleres que aparecen en dicha plataforma.

"Ya había conseguido mi sueño, poder vivir viajando", enfatiza orgulloso. Desde entonces, Mendia ha estado en Portugal, Francia, Italia, Suiza, Noruega, Suecia, Alemania, Bélgica, Polonia, Inglaterra y Escocia. En todos esos sitios, el donostiarra ha seguido trabajando para poder ganarse su sustento. "Además de este pódcast, tengo otro, Traviajar, donde hablo más sobre cómo es vivir viajando, independientemente del tema de la furgoneta, y también tengo otro sobre emprendimiento. El último es Aprendiendo TikTok, que no tiene mucho que ver, pero entrevisto a gente que maneja bien las redes sociales e intento sacarle los secretos", se explaya.

¿Cuánto cuesta vivir en una furgoneta?

Desde su punto de vista, la mayor ventaja de poder pernoctar donde él quiera es, precisamente, elegir cualquier lugar en el que ni siquiera alguien con todo el dinero del mundo podría tener una casa. "Recuerdo cuando llegué a Noruega. No iba buscando ver las auroras boreales, pero decidí quedarme hasta que empezaron, y fue como un sueño", rememora Mendia.

"Muchas personas me dicen que hace falta mucho dinero para hacer lo que yo hago"

Una de las cosas que más escucha el donostiarra está íntimamente relacionada con el aspecto económico. "Muchas personas me dicen que hace falta mucho dinero para hacer lo que yo hago, que mis padres tienen que ser ricos o que recibo muchas ayudas del Estado, pero eso no es así", dice.

Según su testimonio, los primeros años en que vivió en una furgoneta se gastaba unos 570 euros al mes. Aquel vehículo le costó unos 10.000 euros y el camión en el que vive desde el año pasado, en torno a 25.000 euros. El mayor gasto al que se enfrenta Mendia es el consumo de gasolina. "Hace poco, medí lo que hice y fueron unos 700 kilómetros en dos meses, así que son bastante pocos. De media, me dejo unos 200 euros en gasolina cada mes", señala.

Nuevas comodidades en el camión

Esta especie de mudanza le ha permitido tener muchas más comodidades que antes: de largo son seis metros y de ancho más de dos, y también es bastante alto, unos 2,20 metros. “Gracias a eso tengo un váter, que he estado cuatro años viviendo sin él. Antes me duchaba fuera con una manguera y ahora tengo una ducha interior. También tengo una minichimenea canadiense que calienta muchísimo y una calefacción a gasoil”, apunta.

"Tengo un váter, que he estado cuatro años viviendo sin él"

Lo que más sobresale es un proyector y un sistema eléctrico alimentado con dos placas solares que ocupan todo el techo. El camión cuenta con ocho ventanas, tres de ellas de más de 1,5 metros de ancho. "Y tengo un sofá, de los normales, de los que hay en todas las casas, que lo echaba mucho de menos", comenta el propio Mendia.

Su camión está pensado para dos personas, pero eso no ha sido óbice para que viajara junto a amistades, parejas y familiares. "Hay gente que vive en furgonetas mucho más pequeñas y que hace viajes muy largos, y van cuatro personas dentro", asegura.

Sin planes a largo plazo

Esto de vivir viajando y, por ende, en la calle, también le ha hecho pasar algunos malos tragos en lo que a seguridad se refiere. Cuando Mendia estaba durmiendo en Barcelona, de repente escuchó un gran estruendo. "No sabía si había explotado una bombona de gas, pensaba que era cualquier cosa. Al momento me di cuenta de que habían tirado una piedra y me habían reventado la luna delantera. Fue un susto muy importante", determina.

placeholder Las vistas desde la furgo de Mendia. (Cedida)
Las vistas desde la furgo de Mendia. (Cedida)

No fue la única vez que se rompió una ventana. En otra ocasión, fue él mismo el que lo tuvo que hacer en Gales tras haber salido a orinar por la noche, con las llaves dentro del vehículo cuando la puerta se cerró. Asimismo, no todo es positivo para Mendia. A pesar de que su estilo de vida le permite disfrutar de ciertas comodidades vedadas para aquellos que tienen una rutina diferente, sí que acepta echar de menos a la comunidad, la gente.

"No es tanto a mis amigos o mi familia, que también, sino el poder hacer planes a largo plazo con la gente. Ir a jugar al pádel todos los martes, por ejemplo, yo no lo puedo hacer. Echo de menos estar con la misma gente en un mismo lugar en vez de conocer gente nueva continuamente", finaliza.

A Íñigo Mendia no le iba muy bien a finales de 2019. Hacía un año que había decidido vivir en una furgoneta, pero todas las ideas que ponía en práctica para ganar algo de dinero se frustraban. Llegó a pedir ayuda económica a su hermana. Justo en ese momento, la cosa empezó a despegar. El libro que publicó ha sido un éxito y los pódcast comenzaron a surtir efecto. Por fin, el sueño que siempre persiguió, vivir viajando, era una realidad, y una realidad sostenible económicamente. Mendia, ahora, ha cambiado la furgoneta por un camión en el que tiene todo lujo de componentes: chimenea, agua caliente y ducha, un sofá y hasta a Alexa.

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