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La métrica veneciana: en el centro de Madrid ya hay más pisos turísticos que niños
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AIRBNB VUELVE A LA CARGA

La métrica veneciana: en el centro de Madrid ya hay más pisos turísticos que niños

Además del encarecimiento de la vivienda, los vecinos se están quedando sin locales comerciales por la reconversión en pisos turísticos

Foto: Unos turistas captan imágenes en la Plaza Mayor de Madrid. (EFE)
Unos turistas captan imágenes en la Plaza Mayor de Madrid. (EFE)
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En abril de 2019, cientos de vecinos del centro de Madrid se echaron a la calle para protestar contra el exceso de vivienda turística. "Mi casa no es un hotel", gritaban. Como solución, exigían al ayuntamiento la creación de un cuerpo de vigilancia de los Airbnb, en tanto que no se estaba cumpliendo la normativa aprobada por Carmena. Sucedió durante el pico de viviendas turísticas en la ciudad, que llegó a registrar casi 15.000 negocios localizados, en su mayor parte, en el distrito Centro.

La pandemia apagó el fuego. Con las fronteras cerradas, muchos propietarios optaron por cambiar el uso de su piso al residencial, lo que recuperó en torno a 3.000 inmuebles para el mercado del alquiler. En Centro, los vecinos albergaron la esperanza de que este parón en la actividad turística de Madrid sirviese para replantear el modelo de turismo, o al menos para regularizar el parque de Airbnb, que es un 98% ilegal.

No se hizo nada.

Así, las cifras de Airbnb han regresado a máximos: desde la pandemia han vuelto a la plataforma más de 2.000 inmuebles, y eso solo contando con los que han tenido reseñas en el último año. Si miramos el total, nunca ha habido más pisos turísticos anunciados en Airbnb que hoy.

Otro agujero del cinturón que suman los vecinos de Centro, que viven el proceso de expulsión a diario. "No me extraña nada escuchar este dato", dice Manolo Osuna, el cartero de Lavapiés, afincado hace 58 años en la calle Argumosa. "Las mañanas son un ir y venir de chavales con maletas, casi no queda vida vecinal", continua. "En Argumosa se están pagando 400.000 euros por un piso normal, no me extraña que la gente venda y se marche. Seguirá pasando hasta que no haya un solo vecino", lamenta.

Aunque el fenómeno es de sobra conocido, hay métricas que invitan a la reflexión. Se ha entregado el centro de la ciudad a los turistas hasta tal extremo que, en los barrios de Sol y Cortes, ya hay más pisos turísticos que niños. El entorno de la Plaza Mayor y Sol cuenta con solo 458 menores de 14 años, mientras que tiene anunciados casi 900 pisos turísticos. Y lo que es peor, suponen el 6% del barrio mientras que la media nacional, la de uno de los países más envejecidos del mundo, es del 14%. La media anual es del 25%. "Menos mal que están los senegaleses y marroquís en el barrio, porque me da la sensación de que son casi los únicos que tienen hijos", apunta Osuna.

"El centro no es un buen lugar para criar niños", dice el cartero. "Las aceras son estrechas, hay mucho tráfico, no hay apenas parques... y el colegio de Lavapiés lleva cinco años cerrado, en obras", lamenta. "En los colegios de Latina sucede lo contrario: no se cubren las plazas de infantil. Estamos cerca de cerrar colegios por falta de alumnos, es muy triste que estemos llegando a este punto", dice una vecina de Stop pisos turísticos.

La plataforma Stop pisos turísticos es un colectivo de vecinos de Centro preocupados por la turistificación. Son la aldea gala que resiste al invasor en mitad de un ambiente festivo: "No solo se van los vecinos. Los que quedamos tenemos que soportar taconeos, karaokes, fiestas, vomitos en la puerta… incluso ahora se ha puesto de moda hacer una guerra con los extintores del portal", afirman. "No podemos olvidar que los turistas que vienen a Madrid son jóvenes y no siempre vienen a ver museos".

Los vecinos denuncian que impera la ley de la jungla. Que cualquiera puede hacer tres fotos a su piso y alquilarlo esta misma noche, sin pasar ningún tipo de control. Tampoco se vigila que cumplan con la normativa, dado que no hay suficientes inspectores municipales para cribar la oferta. Además, estos operan con ciertas limitaciones legales a la hora de obtener las pruebas que justifiquen una sanción: "Tantas limitaciones que basta con no abrirles la puerta", afirma Osuna, que junto a otros vecinos ha denunciado 1.400 pisos sin obtener respuesta.

Madrid ni siquiera sabe cuántos pisos turísticos tiene. El Registro de Establecimientos Turísticos de la Comunidad de Madrid dice que 12.915, pero el Instituto Nacional de Estadística estimaba que había 13.087 a mediados del año pasado, una cifra más cercana a los datos de Inside Airbnb, que suma, solo contando a esta plataforma, unos 13.200 anuncios activos a cierre del año pasado.

Desde el organismo competente en la región advierten que esa cifra incluye los propietarios que se registran, obligados por el decreto aprobado en 2019, pero eso no significa que cuenten con la licencia municipal. Con Manuela Carmena al frente del consistorio se aprobó el Plan de Hospedaje y Viviendas Turísticas de Madrid, que exigía, entre otras cosas, que las VUT tuvieran un acceso independiente a la calle.

El área de Urbanismo del ayuntamiento confirma a este periódico que solo han concedido 250 licencias en toda la ciudad, apenas un 2% de todos los pisos registrados por la comunidad. La explicación es que la mayoría de los pisos turísticos no lo piden porque no cumplen con la parte de tener un acceso independiente.

El área de Urbanismo del ayuntamiento confirma a este periódico que solo han concedido 250 licencias en toda la ciudad

En tres años, el ayuntamiento ha impuesto 105 multas a viviendas por incumplir las órdenes de cese.

Desde Cibeles indican que se está empezando con otros expedientes sancionadores (que pueden ascender a 30.000 euros) a VUT del distrito Centro por infracción urbanística tipificada en la ley del Suelo.

"Es obvio que no hay voluntad del ayuntamiento por frenar esto. Solo queremos que se haga cumplir la ley. Que se revisen los pisos turísticos y se precinten si incumplen, igual que se hace con un restaurante. Se nos vendió que este era el negocio de personas que no llegaban a fin de mes, pero lo que demuestran los datos es que son empresas que controlan decenas de pisos para hacer negocio con el turismo. Empresas que, por cierto, suelen pagar en mano a sus gestores y limpiadores. Todo esto lo saben las autoridades, lo que sucede es que es más rentable cometer una ilegalidad, que no cometerla", dicen desde la plataforma vecinal.

Para colmo, los pocos pisos que cumplen con la normativa, en especial con el requisito de la entrada propia, están acabando con el comercio local. Los propietarios se han dado cuenta de que la mejor forma de contar con entrada propia es reconvirtiendo locales comerciales en vivienda. En Lavapiés, los vecinos han elaborado un mapa de negocios cerrados por Airbnb con casi 400 casos. "Casi no quedan tiendas, lo que sí tenemos es dos hipermercados abiertos 24 horas al día, a 500 metros el uno del otro. Y, no sé, yo creo que las vecinas no van a comprar cebollas a las 4 de la mañana, lo mismo es que están pensados para otro tipo de cliente".

"Por cierto", dice Osuna con tono casi de ordenanza municipal, "el bar Revuelta —abierto desde 1935— ha cerrado y ahora hay una taquería mexicana".

Un problema europeo

No solo los vecinos están que trinan. Hace unas semanas Exceltur, el mayor lobby hotelero, publicó un informe en el que alertaba del crecimiento descontrolado de la vivienda turística en España. Los datos son demoledores: al propietario de un piso en el barrio de la Plaza de Toros Vieja, en Málaga, le sale un 329% más rentable alquilar a turistas que a vecinos. En Nervión, en Sevilla, un 430%; en Morvedre, Valencia, un 352%… suma y sigue.

El informe, que encuesta a vecinos de las principales zonas calientes de Airbnb, refleja una realidad compartida en todo el país: "Los vecinos de los barrios turísticos de estas seis principales ciudades reflejan un notable malestar respecto a la incidencia de las VUT en su calidad de vida. Concretamente, y según la encuesta del Proyecto ReviTUR realizada a los vecinos de estos barrios en mayo de 2022, el 77,7% de sus residentes manifiestan que las VUT han encarecido el acceso a la vivienda, un 68,4% que además han encarecido la vida en el barrio, un 66,0% que generan problemas de convivencia, un 52,2% que, como consecuencia de ello, han acabado expulsando a los residentes del barrio, además de un 51,0% transformado el comercio de barrio".

"Europa se ha 'españificado': vemos como uno de los pocos recursos a explotar el turismo de masas"

"En realidad, este es un fenómeno que están viviendo todas las ciudades de Europa", asegura Pedro Bravo, periodista y autor de Exceso de equipaje: por qué el turismo es un gran invento hasta que deja de serlo (Debate). "Somos un continente que ha cerrado su industria y ha deslocalizado cualquier tipo de producción, por lo que solo nos queda vender nuestra belleza, cultura e historia. Somos el continente por excelencia para los turistas". En efecto, según los datos de la World Tourism Organization, Europa duplica la magnitud de turistas de Asia, segunda en el ranking mundial, con España, Francia e Italia entre los primeros puestos.

placeholder Costumbrismo madrileño durante el estío. (EFE)
Costumbrismo madrileño durante el estío. (EFE)

"Europa se ha españificado. El modelo de atraer turismo de masas se está extendiendo por todo el continente, sobre todo desde que sirvió de herramienta para que Islandia saliese de la crisis, porque se percibe como una de las pocas vías a explotar en una economía global", continúa Bravo. "La turistificación ha llegado a Madrid después de Venecia, Ámsterdam o Roma, pero lo ha hecho con fuerza. Y se ha decidido no ponerle ningún tipo de freno; en España el turismo de masas siempre se ha visto como algo positivo".

Para Bravo, el problema de fondo está en la falta de voluntad por limitar el flujo de visitantes. "Para alguien de Puente de Vallecas, el problema de la turistificación le parece algo lejano, circunscrito al centro, sin reparar en que encarece la vivienda en toda la ciudad. Y, si el vecino del barrio de al lado no entiende tu problema, menos lo van a hacer Carmena o Almeida, con el agravante de que no es nada fácil meterle mano a Airbnb: aunque hayan perdido en los tribunales en ciudades como San Francisco, siguen operando".

En abril de 2019, cientos de vecinos del centro de Madrid se echaron a la calle para protestar contra el exceso de vivienda turística. "Mi casa no es un hotel", gritaban. Como solución, exigían al ayuntamiento la creación de un cuerpo de vigilancia de los Airbnb, en tanto que no se estaba cumpliendo la normativa aprobada por Carmena. Sucedió durante el pico de viviendas turísticas en la ciudad, que llegó a registrar casi 15.000 negocios localizados, en su mayor parte, en el distrito Centro.

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