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Vacaciones pese al algoritmo: el drama que viven los creadores de internet cada verano
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Vacaciones pese al algoritmo: el drama que viven los creadores de internet cada verano

Hace un par de años, un reconocido divulgador científico abandonó YouTube por la atención que le exigía su canal, algo parecido a la ludopatía. Hablamos con diversos creadores para saber cómo se lo montan en verano

Foto: Illojuan en uno de sus directos en Twitch. (Twitch/Illojuan)
Illojuan en uno de sus directos en Twitch. (Twitch/Illojuan)
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Alimentar constantemente a tu comunidad. Esa es la obligación que sienten los creadores de contenido para no perder su preciada posición en las redes sociales. A la presión habitual por publicar en Instagram, YouTube y TikTok, se suma la necesidad de desconexión en la época estival. No son pocas las figuras reconocidas de primer nivel que se han dado un descanso en las plataformas por su salud mental, como Dulceida o Laura Escanes, esta última hace apenas unos días. Ya lo hicieron ElRubius o AuronPlay en su momento. Pero quien encendió el debate sobre la difícil relación que mantienen estos profesionales con los algoritmos de las plataformas fue Martí Montferrer, divulgador científico, que hace dos veranos abandonó temporalmente su canal de YouTube (donde tiene 1,5 millones de suscriptores) porque se sentía como un adicto al juego. La pregunta que surge cuando llega el verano es cómo lo hacen para desconectar y tomarse un descanso sin que eso pase factura a sus estadísticas en internet.

Las ganas de vacaciones parecen agudizar el ingenio de estos creadores, como ha demostrado en los últimos días el streamer IlloJuan, que está dando mucho que hablar por lo original que ha sido su propuesta Cine de Verano. El malagueño ha conseguido mantener 24 horas activo su canal reproduciendo en bucle vídeos antiguos. Pero el contenido no es algo que haya dejado programado, sino que son los usuarios los que votan, a través del chat de la aplicación, cuál quieran que se reproduzca. Una vez ocurre, el vídeo en cuestión no puede volver a pincharse hasta pasado un día entero. Puso en marcha esta iniciativa hace unos días y llegó a conseguir ser líder a pesar de no ser contenido en vivo. La repetirá la última semana de este mes, cuando volverá a cogerse un descanso. De momento, este domingo retomó la actividad. "El Cine de Verano es la antesala a no trabajar", bromeaba en sus redes.

David Hervás, conocido como David H, se ha hecho fuerte en TikTok. Ahí atesora unos 260.400 seguidores, a los que se suman más de 30.000 en Instagram. Su contenido versa sobre parodias humorísticas de lo más extravagantes, desde cómo ir a una terapia de pareja hasta lo que sucede cuando el novio pide perdón a la novia en una película americana. “Suelo publicar dos o tres vídeos semanales. Depende de cada uno, pero entre grabarlos y editarlos me lleva una media de cuatro horas”, comenta.

Desde el momento en que se acercaban sus vacaciones veraniegas, que ya ha disfrutado, sintió un agobio extra. “En las semanas previas estás todo el rato dándole vueltas para dejar varios vídeos preparados. Yo fluyo por semanas, me van viniendo las ideas cada poco tiempo, pero he tenido que ejecutar unas cinco o seis de ellas extra en pocos días”, se explaya este creador de contenido cuyas colaboraciones con marcas ya las gestiona una agencia y sus ganancias fluctúan mucho de mes a mes.

placeholder David H. (Cedida)
David H. (Cedida)

Además, el tiktoker de 33 años compatibiliza su desempeño en las redes sociales con su profesión ligada al marketing digital. “Eso me dejaba menos tiempo para preparar las publicaciones de las vacaciones. Me gusta trabajarme las ideas y no las pude desarrollar bien, es como si lo hiciera para salir del paso, y eso me causaba mayor estrés”, comenta.

David H sabe bien que, al fin y al cabo, no hay nadie esperando su contenido, ni pagando por él: “Yo podría parar perfectamente un par de semanas, pero se genera una especie de compromiso de forma inconsciente y no puedes escapar de él”, en sus propios términos. Aunque intentó dejar todo preparado para hacer lo menos posible durante su periodo vacacional, no lo consiguió. El día antes de coger el vuelo estuvo hasta la una de la madrugada grabando, y todavía así le quedaba la edición. “Y luego desconectas a nivel de ejecución, pero no del todo, porque las dinámicas de las redes sociales te lleva a ver las respuestas que ha generado tu contenido”, sostiene.

Primera vez en siete años sin subir nada a redes

Danna Ponce se dedica a compartir contenido sobre estilo de vida y, desde hace unos meses, el proceso de su embarazo. “Parece un gran hermano de mi vida, comparto sobre todo cosas de moda, vida en familia y viajes. Nunca programo las publicaciones, voy improvisando desde que empecé”, empieza su diatriba. Esta valenciana tiene más de 400.000 suscriptores en YouTube, 245.000 seguidores en una cuenta de Instagram y 247.000 en TikTok.

Todos los días alimenta sus redes sociales. Si no sube algo es porque le ha ocurrido algún percance o lo ha decidido hacer de forma consciente, aunque siempre avisaría antes. “Este es el primer año que me he cogido vacaciones de los siete que estoy presente en las redes. Da igual en la parte del mundo en la que estuviera, siempre estaba trabajando. También ha coincidido que estoy embarazada de ocho meses”, comenta al respecto.

Según Ponce, las redes sociales es un mundo en el que, si te paras, te caes del barco; pero ella ha conseguido seguir a flote aun no publicando nada durante unos días. “Me he sentido bien a nivel personal porque estoy acostumbrada a compartir todo. Cuando desconectas, notas una sensación de alivio al estar en un lugar y disfrutarlo sin tener que explicar qué haces”, agrega. En cambio, esa sensación se aminoró a los tres días del inicio de sus vacaciones. Esta influencer pensaba que no podía estar tanto tiempo alejada de las redes. “Era ansiedad, como pensar que no estaba cumpliendo, que fallaba a la gente que me seguía”, describe.

placeholder Dana Ponce. (Cedida)
Dana Ponce. (Cedida)

Esto último choca frontalmente con la acogida que tuvo en su comunidad el aviso de que dejaría sus perfiles aparcados por unos días. Esa reacción positiva no fue capaz de aplacar las ansias ya creadas en Ponce. “Casi les ves como unos jefes a los que les explicas que te ausentas del trabajo unos días. Estos son mis ingresos y mi vida depende de ello, por eso siento ese compromiso tan fuerte”, prosigue Ponce, cuya media de facturación al mes se sitúa en los 10.000 euros.

Esta creadora de contenido de 28 años se siente una privilegiada por ello. “No quiero perder la perspectiva de clase. He estado un año y medio dedicándome a esto sin cobrar nada y ahora quiero seguir con los pies en la tierra. Sé que supone cierto desgaste mental, pero cualquier persona con este tipo de trabajos no se puede quejar”, sostiene.

De vacaciones con las redes a cuestas

Daniela Requena es periodista, tiktoker y activista LGTBI. Ella ha conseguido integrar las redes sociales en su día a día, por lo que la época estival no supone un freno para las publicaciones. “Mi contenido tiene una parte pedagógica y de visibilidad del colectivo LGTBI, pero también te cuento mis salseos, mis historias con chicos, procesos hormonales…”, dice en referencia a su transexualidad. Habitualmente, sube unos dos o tres vídeos cada semana, pero en otras ocasiones sube hasta seis. Todo depende de cómo avance su vida.

“Hubo un momento en que pensaba que me podía dedicar a esto, pero sé que es pan para hoy y hambre para mañana”, comenta la tiktoker de 31 años que puede llegar a cobrar 1.000 euros por un vídeo promocionado en dicha red social. Las vacaciones, para Requena, significan relax: “Tengo más tiempo para elaborar mis vídeos y hacer un contenido de mayor calidad. Yo cojo el portátil y me lo llevo a la piscina, pero para mí esto no es trabajo. Soy un contenido andante”, se autodescribe esta creadora de contenido con más de 823.000 seguidores en TikTok y 71.500 en Instagram.

Debido a su contenido, esta treintañera recibe bastante hate, por lo que acude a terapia. “Es maravilloso, la única cosa que pago porque el resto son colaboraciones. Me ahorré 20.000 euros en la última cirugía de la cara que me hice”, ejemplifica. Aunque no quiere dejar las redes sociales de lado, además de compatibilizarlas con apariciones televisivas y proyectos audiovisuales, ha decidido opositar para buscar unos ingresos más estables.

placeholder Daniela Requena. (Cedida)
Daniela Requena. (Cedida)

La presión por conseguir más clientes

Diana Pina también se toma las redes sociales como complemento a su profesión de nutricionista. A sus 36 años, se considera más una persona que plasma su día a día en las redes sociales que influencer. “Me creé mi perfil de Instagram para compartir mi idea sobre lo que significa una alimentación saludable. Ahora, el 80% de mis pacientes llegan por ese contenido”, explica esta instagramer con más de 8.600 seguidores.

Aunque últimamente no sube demasiados posts, sí que intenta publicar un reel cada semana. “He estado de vacaciones y una parte de mí dice que no hay que abandonar Instagram del todo y otra que hay que desconectar y vivir el mundo real, así que subía contenido cada uno o dos días, pero no tan trabajado”, determina.

Con el paso del tiempo, Pina ha aprendido a dejarse llevar en verano y no sentir tanta presión: “En realidad, esa presión la ha creado mi cabeza, que no para de pensar nuevas publicaciones, pero también es verdad que muchos de mis pacientes me conocen por mi perfil en Instagram, por lo que tengo que buscar un equilibrio”, dice. Así es como los creadores de contenido intentan lidiar, en muchos casos, con una exigencia autoimpuesta, pero consecuencia de las propias dinámicas de un algoritmo que no se va de vacaciones.

Alimentar constantemente a tu comunidad. Esa es la obligación que sienten los creadores de contenido para no perder su preciada posición en las redes sociales. A la presión habitual por publicar en Instagram, YouTube y TikTok, se suma la necesidad de desconexión en la época estival. No son pocas las figuras reconocidas de primer nivel que se han dado un descanso en las plataformas por su salud mental, como Dulceida o Laura Escanes, esta última hace apenas unos días. Ya lo hicieron ElRubius o AuronPlay en su momento. Pero quien encendió el debate sobre la difícil relación que mantienen estos profesionales con los algoritmos de las plataformas fue Martí Montferrer, divulgador científico, que hace dos veranos abandonó temporalmente su canal de YouTube (donde tiene 1,5 millones de suscriptores) porque se sentía como un adicto al juego. La pregunta que surge cuando llega el verano es cómo lo hacen para desconectar y tomarse un descanso sin que eso pase factura a sus estadísticas en internet.

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