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El último vuelo del mítico helicóptero H-500 y el esperado resurgir aéreo de la Armada
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El último vuelo del mítico helicóptero H-500 y el esperado resurgir aéreo de la Armada

Desde hace más de dos décadas, la Flotilla de Aeronaves de la Armada ha venido sufriendo un paulatino declive. El H-500 hace mutis por el foro y con su último vuelo soplan aires de resurgir en el poder aeronaval español

Foto: Último vuelo del H-500 sobre el Puente de la Constitución de 1812. (Juanjo Fernández)
Último vuelo del H-500 sobre el Puente de la Constitución de 1812. (Juanjo Fernández)
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Rota, martes 13 de junio. Tras arrancar turbinas y efectuar las comprobaciones pertinentes, los dos pequeños helicópteros se encontraban en modo estacionario, apenas a un par de metros del suelo. En ese momento, sonó la radio:

—Torre de Armada Seis, listos para despegar.

—Armada Seis de Torre, con tráfico a la vista, autorizado despegue.

Armada Seis, autorizado despegue.

Una breve sacudida tras el tirón del colectivo y las aeronaves tomaron altura emprendiendo el vuelo. Pero no era un vuelo más. Era el último de los Hughes H-500 con el que la Armada se despedía de uno de sus helicópteros más longevos.

Desde hace más de dos décadas, la Flotilla de Aeronaves, que agrupa al componente aéreo de la Armada, ha venido sufriendo un paulatino declive. En la práctica, han sido años sin ningún material nuevo mientras el tiempo pasaba y pesaba sobre unas aeronaves ya veteranas, en las que apenas se producían algunas modernizaciones con cuentagotas. Esta situación había llegado al punto en el que las capacidades operativas quedaron comprometidas al coincidir en el tiempo el obligado relevo, casi simultáneo, de varios tipos de aeronaves. Los Sea King de la Quinta Escuadrilla hace un año y el que se produce ahora de los H-500 de la Sexta.

Los acontecimientos de estos últimos años, la guerra de Ucrania y la vuelta de las cuestiones de defensa a un primer plano político, económico y social han propiciado un cambio en esta tendencia y los compromisos de adquisición de nuevos modelos van a dar a la Flotilla un soplo de aire fresco. El primero se espera con la llegada, en septiembre de este año, de los primeros H135 que vienen a reemplazar a los H-500. Pero además están pendientes para 2025 la incorporación de los NH-90 navales de transporte, la adquisición —ya firme— de ocho helicópteros antisubmarinos MH-60R, el refuerzo con los ejemplares de SH-60F de transporte y la próxima incorporación de un Pilatus PC-24 para la Cuarta Escuadrilla. Quedan temas pendientes, como la sustitución de los Harrier y el dilema del F-35; pero estos son signos evidentes del necesario y esperado resurgir aéreo de la Armada.

placeholder Argo 607 en 2010, cuando estaban pintados de azul. (Juanjo Fernández)
Argo 607 en 2010, cuando estaban pintados de azul. (Juanjo Fernández)

El éxito de un fracaso

Los H-500 llegan a España a raíz de un fracaso. A finales de los setenta, la Armada contaba con tres destructores, la clase Oquendo, unos buques de fabricación nacional y unas 3.000 toneladas —que además dieron muchos problemas— dotados de una pequeña cubierta de vuelo. Además, entre 1972 y 1973, también recibió cinco destructores cedidos como parte de los antiguos programas de ayuda de Estados Unidos. Eran buques de la clase Gearing, de unas 3.500 toneladas de desplazamiento y botados al final de la Segunda Guerra Mundial. Pese a su antigüedad, llegaron con las mejoras del programa de modernización FRAM, constituyendo aquí la clase Churruca.

Una de las características de aquella modernización fue la de incorporar un sistema antisubmarino no tripulado, que operaba desde su reducida cubierta de vuelo. Se trataba del DASH (drone anti submarine helicopter). El sistema no funcionó y fue un fracaso, por lo que se decidió adquirir un modelo tripulado para aquellos buques. La dimensión de la cubierta hacía necesario un equipo pequeño y se eligió el Hughes H-500, cuyas primeras cinco unidades llegaron en abril de 1972. Nacía así la Sexta Escuadrilla, que se completó con otros nueve ejemplares, el último de los cuales llegó en julio de 1977.

Los helicópteros vinieron sin equipo naval, para lo que se les adaptaron unos flotadores en los patines y se armaron con dos torpedos de los tipos Mk-46 y Mk-44. A tres de ellos se les dotó con un MAD (magnetic anomaly detector) para confirmar contactos submarinos y a los otros dos con una grúa para rescate. Así, los cinco primeros Hughes comenzaron a operar con los destructores de las clases Oquendo y Churruca en cometidos de lucha antisubmarina.

placeholder El Argo 607, sobre las salinas de El Puerto de Santa María. (Juanjo Fernández)
El Argo 607, sobre las salinas de El Puerto de Santa María. (Juanjo Fernández)

Tras darse de baja los destructores y con los Sea King de la Quinta Escuadrilla operando en lucha antisubmarina —para lo que estaban mucho mejor dotados—, los Hughes quedaron relegados a misiones de escuela y enlace, aspecto para el que se han mostrado especialmente válidos por su sencillez de manejo, facilidad de mantenimiento y economía de operación. El H-500 ha demostrado ser un buen modelo utilitario, seguro y barato de operar, siendo con diferencia el de más bajo coste por hora de vuelo de toda la Flotilla.

Una de sus grandes limitaciones siempre ha sido su escasa instrumentación. En origen carecía de sistemas de navegación, por lo que solo podía volar en condiciones VFR, es decir, visuales. Era habitual verlos volar con equipos de GPS portátiles sujetos en su cabina hasta que, a partir de 2020, a los ejemplares operativos se les hizo una pequeña reforma para incorporar un sistema de navegación GTN-750, con pantalla integrada en el panel de instrumentos.

También el disponer de una única turbina fue otro factor restrictivo. Esto suponía una limitación a la hora de volar sobre el mar y alejarse de los buques. Obligaba a los pilotos de H-500 a mantenerse dentro de un alcance de seguridad, tal que pudiera ser rescatado por el medio más rápido en no más tiempo de una hora. Esto significa que si, por ejemplo, el medio de salvamento es un buque que navega a 30 nudos, no podría alejarse de este más de 30 millas.

placeholder El sencillo panel de instrumentos del H-500, antes de despegar para su último vuelo. (Juanjo Fernández)
El sencillo panel de instrumentos del H-500, antes de despegar para su último vuelo. (Juanjo Fernández)

Reinventarse para ser imprescindible

Perdida su misión antisubmarina, la labor fundamental de la escuadrilla pasó a ser la de enseñanza y selección de futuros pilotos, tanto de ala fija como rotatoria. La selección, allí denominada "horas previas", sirve de filtro para evaluar las capacidades de los que serán pilotos navales. El recién llegado totalizaba una serie de horas de vuelo donde debería ser capaz de realizar tareas relativamente sencillas, como mantener la aeronave en vuelo estacionario y tráficos sobre la plataforma. No se trataba de enseñarle a volar, sino de descubrir sus capacidades para garantizar que los futuros pilotos fuesen los más capaces.

Tras obtener el título de pilotos de helicóptero en la escuela de Armilla o en el curso completo en Estados Unidos, los alumnos volvían a pasar por la Sexta Escuadrilla y realizaban una formación adicional, según cada caso, antes de pasar a las diferentes Escuadrillas de destino final. En definitiva, casi todos (por no decir todos) los pilotos de la Armada han pasado por la Sexta.

placeholder A bordo del BAA Castilla, un H-500 en cubierta y un Sea King en 2017 (Juanjo Fernández)
A bordo del BAA Castilla, un H-500 en cubierta y un Sea King en 2017 (Juanjo Fernández)

En cometidos secundarios se han empleado para misiones de infiltración de tropas especiales, francotiradores y observadores (misiones Boardex) o FAC (forwar air controller). También han realizado misiones Lantor, de búsqueda y localización de torpedos, alineaciones de radar, SAR (búsqueda y rescate), observación y control de tráfico marítimo, Vertrep o transporte de cargas ligeras (hasta 200 kg y cuando disponían de gancho baricéntrico), evacuación de heridos y designación láser mediante un equipo ligero transportado a bordo.

Llega el relevo

La labor de formación y de apoyo es muy importante, por lo que continuará con una nueva unidad, la Duodécima Escuadrilla, y con un nuevo helicóptero, el H135. Se trata de un modelo de Airbus que ya está en servicio con el Ejército de Tierra desde hace años y también con el Ejército del Aire y del Espacio, Guardia Civil y Policía Nacional. Es una aeronave óptima para estas tareas y se encuentra suficientemente probado.

placeholder H135 de la Policía Nacional. (Airbus)
H135 de la Policía Nacional. (Airbus)

Es un equipo moderno y, en este aspecto, son todo ventajas frente al veterano Hughes. Es más grande y tiene mucha más capacidad de carga y pasajeros, y cuenta con una completa instrumentación. Además, es compatible con el empleo de gafas de visión nocturna, lo que supondrá un importante avance en tareas de adiestramiento. También es biturbina, por lo que salvará las limitaciones de movilidad de su antecesor.

La Duodécima Escuadrilla ya está formada con personal de la Tercera y Sexta y recibirá el primer ejemplar, de los siete comprometidos con Airbus Helicopters, en septiembre de este mismo año. Las expectativas son elevadas para un modelo visto como fiable. La única duda que plantea es su capacidad a la hora de embarcar en las cubiertas de vuelo pequeñas, como las de las fragatas, buques de acción marítima o patrulleros de altura. La limitación podría venir por los ángulos de cabeceo y balance, pues hay que recordar que las tomas en este tipo de plataformas son muy diferentes a como se hace en tierra.

placeholder Formación Armada Seis, al final de su último vuelo. (Armada)
Formación Armada Seis, al final de su último vuelo. (Armada)

El último vuelo

Tras 51 años de vida, 80.653 horas de vuelo y haber tenido como alumnos a todos los pilotos navales, la Sexta Escuadrilla y sus emblemáticos helicópteros llegan al final de su camino. El día 22 de junio tendrá lugar la ceremonia de despedida oficial de esta querida escuadrilla en un acto militar y la desactivación oficial será el próximo 30 de septiembre de 2023. Sin embargo, el pasado 13 de junio tuvo lugar el último vuelo operativo de los seis helicópteros H-500 que aún sobreviven.

placeholder Pilotos del último vuelo, de izq. a der., Ortiz, Cañizares, Ruiz y Peñuelas, junto al Argo 607. (Juanjo Fernández)
Pilotos del último vuelo, de izq. a der., Ortiz, Cañizares, Ruiz y Peñuelas, junto al Argo 607. (Juanjo Fernández)

Para esta histórica despedida salieron los Argo 607 (Argo es el indicativo de radio de la unidad) pilotado por los sargentos Carlos Ortiz Sotomayor y Guillermo J. Peñuelas, y el Argo 615, pilotado por el último comandante de la unidad, el capitán de corbeta Alfredo Cañizares y el teniente de navío Francisco Javier Ruiz.

El Confidencial tuvo la oportunidad de participar en este vuelo a bordo del Argo 615. Un último vuelo en formación, con indicativo Armada Seis, que culminó con una emotiva pasada por la plataforma frente a todas las escuadrillas. Una vez en tierra y con las turbinas apagadas, la sensación de ver que unos helicópteros que han tenido una vida tan dilatada ya no vuelvan a volar, es extraña. Su futuro pasará por una venta a alguna empresa interesada o el desguace. Pero se van con la misión cumplida. "Los H-500 han demostrado sobradamente su robustez y versatilidad a lo largo de los más de 50 años de servicio con la Armada", afirma el capitán de corbeta Cañizares, último comandante de esta escuadrilla.

Rota, martes 13 de junio. Tras arrancar turbinas y efectuar las comprobaciones pertinentes, los dos pequeños helicópteros se encontraban en modo estacionario, apenas a un par de metros del suelo. En ese momento, sonó la radio:

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