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A bordo de una joya de la Armada: así se prepara España para el combate simétrico
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LAS CLAVES DE FLOTEX 22

A bordo de una joya de la Armada: así se prepara España para el combate simétrico

La marina de guerra española acaba de culminar sus maniobras más importantes del año. Esta vez se han podido ver algunas de sus fortalezas, pero también algunos aspectos en los que queda mucho por hacer

Foto: Buque de asalto anfibio Galicia, con el dique inundado y listo para lanzar lanchas de desembarco. (J. F.)
Buque de asalto anfibio Galicia, con el dique inundado y listo para lanzar lanchas de desembarco. (J. F.)
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La Armada acaba de culminar una de las maniobras más importantes del año, las Flotex 22. En esta ocasión, se han podido ver dos aspectos interesantes. Por un lado, su marcado carácter internacional, con amplia participación de socios de la Alianza. Por otro, que la preparación para el combate simétrico afecta a las fuerzas terrestres, navales y, también, las anfibias. Si bien ha habido cuestiones muy positivas, también es cierto que ha habido otras que, aunque fueran conocidas, se deben tomar en serio y no dejar caer en el olvido.

Para las Flotex 22, se han movilizado más de 25 navíos de todo tipo, incluyendo un portaaviones británico y el buque LHD español Juan Carlos I, además de fragatas, buques de aprovisionamiento, de medidas contra minas y un submarino, helicópteros, aviones y drones. También se han requerido cerca de 4.000 efectivos; de ellos, el grueso de Infantes de Marina con sus vehículos de desembarco, blindados y piezas de artillería. Todo ello con la participación del Ejército de Tierra, el Ejército del Aire, agrupaciones permanentes de la OTAN y Euromarfor y unidades de EEUU, Alemania, Italia, Reino Unido y Bélgica. Es difícil superar este despliegue de medios y fuerza y hacerlo más internacional.

Foto: Lanzamiento de una bomba B61-12 inerte desde un F-35A. (USAF)

Como en otros ejercicios, se utilizan complejos escenarios donde se recrean situaciones y conflictos ficticios pero realistas, muy a menudo mucho más próximos a la realidad de lo que se podría pensar. El escenario en esta ocasión es el denominado Merkan y recrea varios países en conflicto, cuyo territorio se representa en el sur de España. En concreto, en el golfo de Cádiz, el mar de Alborán, el estrecho de Gibraltar y las playas y entorno de la Sierra del Retín.

Los actores implicados son ficticios. Por un lado, está Turrike, un país agresivo y dotado con material de origen ruso. Por otro lado, al sur se encuentra Landlarn, un estado fallido con gran desestabilización interior provocada por Retinia, región con una minoría no integrada en el país y que es apoyada por Turrike. Estos últimos realizan acciones de guerra híbrida utilizando un grupo de 'contratistas' bien armados, motivados y adiestrados. Para complicar más el escenario, al sur de Retinia hay un enclave de Turrike. Se trata de Tarfiya, donde hay una gran presencia militar con unidades navales.

placeholder Puesto de control montado por la Infantería de Marina con un blindado Piraña. (J. F.)
Puesto de control montado por la Infantería de Marina con un blindado Piraña. (J. F.)

En Retinia hay unas importantes infraestructuras energéticas, a las que llega un oleoducto. Son operadas por personal internacional y terminan ocupadas por unidades insurgentes y terroristas de Retinia, quienes cortan el flujo de combustible y mantienen como rehenes a personal civil. En esta situación, la ONU decide tomar cartas en el asunto y encarga a las fuerzas de Iberland —que no son otras que las españolas— actuar en fuerza, realizar el rescate de los secuestrados y, mediante acciones anfibias, liberar esas instalaciones clave para la economía. Todo ello con apoyo de unidades internacionales.

Ejercicio adaptado al contexto actual

Si se le da la vuelta a este escenario, seguro que todo el mundo encuentra similitudes con situaciones reales; pero si se echa la vista atrás y se compara el entorno simulado en ejercicios similares de años anteriores, se observa que algunas cosas han cambiado. Hasta hace un año, el foco se ponía en acciones de guerra asimétrica. Es decir, un grupo terrorista que provoca un desastre humanitario en el que hay que intervenir. Ahora también, pero se han introducido sutiles cambios que llevan buena parte de la acción a un posible enfrentamiento simétrico.

El otro detalle es la reforzada presencia internacional. Lo más visible y notorio ha sido la participación del portaaviones británico HMS Prince of Wales, que actuaba junto al petrolero de la RFA (Royal Fleet Auxiliary) Tidesurge, formando el grupo de combate CGT 1 (Combat Task Group 1). El gran portaaviones, con sus 65.000 toneladas, se convirtió en el mayor buque en los ejercicios, pero no llevaba a bordo ninguno de sus nuevos F-35B —que ya nos hubiera gustado poder ver— aportando como elemento aéreo (Airwing 2) sus helicópteros Merlin.

placeholder Fragata española Almirante Juan de Borbón. Al fondo el portaaviones británico HMS Prince of Wales. (J. F.)
Fragata española Almirante Juan de Borbón. Al fondo el portaaviones británico HMS Prince of Wales. (J. F.)

El CTG 2 estaba formado por los buques con capacidad anfibia, el Juan Carlos I, Galicia y Castilla, este último a la vez buque de mando donde estaba embarcado el Estado mayor del general de división Rafael Roldán, comandante general de la Infantería de Marina y máximo responsable del ejercicio. En estos tres buques se aglutinaba toda la fuerza anfibia, los aviones Harrier —imprescindibles para tareas de defensa y apoyo a las tropas desembarcadas—, los drones ScanEagle y los helicópteros de transporte.

Para proteger a todos estos buques se creó el CTG 4, que integraba tres grupos de escoltas. Uno de ellos, del NATO Maritime Command, formado por la fragata española Blas de Lezo, la canadiense Montreal y el buque de aprovisionamiento Cantabria. Otro de Euromarfor, la fuerza naval europea formada por Francia, Italia, Portugal y España, compuesta por las fragatas Victoria (española) y Luigi Rizzo (italiana). El tercero integra las fragatas Juan de Borbón (española), Leopold I (belga) y el buque de aprovisionamiento Patiño (español). Además de los escoltas, también se formó una importante fuerza de medidas contra minas, con participación alemana, así como varios buques para tareas auxiliares.

placeholder Pieza de artillería ATP M-109 de 155 mm lista para hacer fuego. (Juanjo Fernández)
Pieza de artillería ATP M-109 de 155 mm lista para hacer fuego. (Juanjo Fernández)

Fuerza de desembarco: la clave

El ejercicio incidió en varios tipos de misiones. Una de ellas, la denominada Personnel Recovery, que consiste en la recuperación de personas que, en este caso, habían sido secuestradas por los terroristas. Se trata de un tipo de acción muy compleja y delicada que suele implicar varios tipos de operaciones, desde las diplomáticas a las puramente militares, con misiones de infiltración de equipos especiales o de recuperación del personal por vía aérea, entre otras.

Foto: Locked Shields, uno de los ejercicios de ciberseguridad del Centro de Excelencia de la OTAN en Estonia. (Reuters /Ints Kalnins)

También se vieron las denominadas ISR (Intelligence, Surveillance and Reconnaissance), que están encaminadas a la obtención de información sobre el terreno donde se va a actuar y al seguimiento de los movimientos del enemigo y de los emprendidos por las unidades propias, así como a tareas de reconocimiento en general. Este tipo de misiones son cada vez de mayor trascendencia y, de nuevo, se ha demostrado que el empleo de los drones resulta fundamental para estas tareas.

Es cierto que otras fuentes de información siguen siendo vitales e insustituibles —como los equipos infiltrados con antelación sobre el terreno— pero los drones —en este caso, los ScanEagle de la Undécima Escuadrilla— se han vuelto a mostrar cruciales gracias a sus capacidades, como la de permanecer horas y horas sobre el terreno, de día y de noche, con gran discreción.

Sin embargo, son las operaciones de desembarco las que han llevado el peso del protagonismo. Dada la situación de contexto y el posible enfrentamiento simétrico, se realizó un desembarco de tropas numeroso y potente, con intervención de casi todos los medios de la Infantería de Marina, desde los blindados de ocho ruedas Piraña, blindados ligeros VAMTAC, misiles contracarro Spike, vehículos de comunicaciones y mando, entre otros. Además, contaban con el apoyo de una batería de piezas autopropulsadas M-109 de 155 mm. Cabe recordar que las operaciones de desembarco son de lo más complejo y difícil que hay, donde los horarios y la organización son claves y donde se demostró la capacidad española de desplegar una fuerza internacional e importante sobre tierra y reembarcarla una vez cumplidos sus objetivos.

placeholder Desembarco de vehículos y material en la playa. (J. F.)
Desembarco de vehículos y material en la playa. (J. F.)

Capacidades que no se deben perder

Las conclusiones tras los ejercicios son diversas. Las fortalezas de la Armada quedan patentes, pero también salen a relucir aquellos aspectos en los que hay que poner atención. Uno de los puntos fuertes es la capacidad de la marina de guerra de interoperar con otros países. Es un aspecto donde el contraalmirante Ignacio Céspedes, comandante del Grupo de Flota, quiso incidir durante una charla con El Confidencial. No se trata solo de estos ejercicios, donde es algo patente, sino por ejemplo, en otros anteriores realizados en el Mediterráneo, donde el Juan Carlos I y sus aviones han operado junto a portaaviones de Estados Unidos, Francia e Italia.

La capacidad de proyección anfibia de la Armada es magnífica y envidiada por muchos países. El trío Juan Carlos I, Galicia y Castilla otorga un abanico de posibilidades que pocos países se pueden permitir. Pero es una capacidad que está en la cuerda floja, dependiendo del futuro de la Flotilla de Aeronaves.

placeholder Harrier a punto de tomar en el Juan Carlos I. (J. F.)
Harrier a punto de tomar en el Juan Carlos I. (J. F.)

Cuando este periódico se incorporó a los ejercicios, donde fue invitado por la Armada, lo hizo a bordo de un helicóptero Sea King, del que tanto pilotos como dotación comentaban que le quedaban "pocas horas". No se trataba de 'horas de vuelo' por entrada en revisiones. Eran 'horas de vida' pues, apenas unos días después, ese helicóptero volaba por última vez cerrando una etapa de 56 años (los primeros llegaron en 1966) operando en España.

Esta es una buena imagen representativa de la situación de una Flotilla de Aeronaves que parece condenada a una muerte lenta. Es un material al que se la ha sacado todo el partido que podía dar y un poco más, donde se ha realizado una labor de mantenimiento ejemplar, aunque los recursos y la renovación no llegan.

Foto: Fragata Blas de Lezo y en primer plano un helicóptero Sea King. (Juanjo Fernández)

Las carencias son muchas. Los actuales helicópteros antisubmarinos, los SH-60B, son los últimos en vuelo del mundo. Ya no hay casi recambios y su reemplazo no llega. Se supone que debía ser el NH-90 naval táctico, una versión aún por desarrollar y que, además, no cumple con las necesidades de la Armada ni estaría preparada para operar con las actuales fragatas F-100 y futuras F-110. El modelo que debería llegar para cubrir una necesidad manifiesta como es la lucha antisubmarina (hoy totalmente en precario) no es otro que el MH-60R, el famoso 'Romeo', sobre el que hay planes de adquisición, pero —como demasiadas cosas— sin concretar ni firmar.

Del ala fija casi sería mejor no hablar, aunque hay que hacerlo. El Harrier está en su recta final. A partir de 2028 deja de haber soporte para este modelo, que ya no volará con ningún país del mundo, salvo el nuestro. Se puede estirar hasta el 2030, pero más allá no sería viable. Su reemplazo solo pasa por el F-35B, un avión que parece maldito, carísimo y plagado de problemas. Algo de cierto hay, pero no lo es menos que cada vez hay más países que lo operan. Alemania —que lo tenía vetado— lo va a adquirir y el último interesado es Corea del Sur, que lo acabará comprando.

Para España es una cuestión de mantener una capacidad que, de perderse, podría obligar a revisar incluso las capacidades de proyección de la fuerza de Infantería de Marina, porque, ¿es razonable una fuerza anfibia a quien no se puede apoyar desde los buques? Este apoyo a la fuerza de desembarco solo se puede garantizar con aviones y, sin el Harrier y su reemplazo, no habrá ya tal apoyo. En tiempos duros se pueden reducir efectivos. No es bueno, pero tampoco dramático. Perder capacidades es bien distinto. Es caer en un pozo del que luego salir es casi imposible.

La Armada acaba de culminar una de las maniobras más importantes del año, las Flotex 22. En esta ocasión, se han podido ver dos aspectos interesantes. Por un lado, su marcado carácter internacional, con amplia participación de socios de la Alianza. Por otro, que la preparación para el combate simétrico afecta a las fuerzas terrestres, navales y, también, las anfibias. Si bien ha habido cuestiones muy positivas, también es cierto que ha habido otras que, aunque fueran conocidas, se deben tomar en serio y no dejar caer en el olvido.

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