La decadencia de la Armada española: el Castilla se rompe cuando dirigía la misión Atalanta
El buque anfibio Castilla quedó inutilizado este jueves por la tarde tras una avería en un eje de propulsión cuando lideraba la misión Atalanta de la UE en aguas del Índico contra la piratería
La Armada Española está en una situación crítica y este jueves por la tarde agrandó aún más su decadencia. El buque de asalto anfibio Castilla (L-52), uno de los más destacados de la flota nacional, partió el pasado 30 de enero del puerto de Rota (Cádiz) para liderar la operación Atalanta de la Unión Europea contra la piratería en el Cuerno de África. Estaba previsto que permaneciera desplegado en la zona dirigiendo el dispositivo hasta finales de junio, pero ha quedado inutilizado en las últimas horas por la rotura de uno de sus sistemas de propulsión, según ha confirmado a El Confidencial un portavoz de Defensa.
La avería se ha producido por la desviación de uno de los dos ejes motores del navío, un desperfecto que varios especialistas consultados vinculan con la falta de gasto en mantenimiento, un problema que padece el conjunto de la fuerza naval desde la última crisis económica. El Castilla, de 160 metros de eslora —quinto más grande de la Armada—, fue botado en el año 1999 y entró en servicio un año después, por lo que ya acumula 21 años de historial. Se encuentra en la segunda mitad de sus 35 años de vida útil. No es uno de los navíos más viejos, pero en los últimos años se ha exprimido su capacidad para compensar la caída en el número de unidades de la flota. En 2010, había 77 barcos en activo. Once años después, quedan 61, y su edad media supera los 27 años.
La rotura asesta un duro golpe a la imagen de España y ha obligado a Defensa a improvisar un plan B. Otra embarcación, previsiblemente una fragata, zarpará en las próximas horas de Cádiz para sustituir al Castilla. La Armada ha movilizado de urgencia a la dotación del nuevo buque para completar el relevo en el menor tiempo posible. Con todo, el desarrollo de Atalanta ya se ha visto alterado. El Castilla albergaba el mando de operaciones de la misión multilateral de Bruselas en aguas de África y del océano Índico para garantizar la llegada de suministros humanitarios a la zona. Los oficiales de la misión tendrán que buscar acomodo en otro buque hasta que llegue la fragata española.
Según informó el ministerio que dirige Margarita Robles en enero, el Castilla partió de Rota con 256 efectivos, a los que posteriormente se sumó dotación del resto de países que participan en Atalanta. La rotura del eje obliga a anticipar la vuelta del buque a España. Aún dispone de una línea de propulsión, pero, en esas circunstancias, tendrá que navegar bajando al mínimo su régimen de revoluciones y se arriesga a quedar a la deriva. Además, en el camino de vuelta, necesita cruzar el canal de Suez, para lo que deberá obtener el visto bueno de las autoridades que gestionan la infraestructura. Con el episodio del bloqueo por culpa del mercante Ever Given aún reciente, el Castilla no tiene garantizado el permiso para entrar en el canal con únicamente la mitad de sus motores en funcionamiento.
El incidente se produce en un contexto de profundos ajustes presupuestarios que han dejado a las Fuerzas Armadas al borde del colapso. A falta de un análisis más exhaustivo del eje estropeado, el pasado 24 de marzo, el almirante Carlos Martínez-Merello, segundo jefe del Estado Mayor de la Armada, advirtió en una mesa redonda organizada por la Asociación de Diplomados en Altos Estudios de la Defensa Nacional (Adalede) de que la situación es crítica y reconoció que se han multiplicado las averías.
“No digo nada nuevo al afirmar que los recursos recibidos por la Armada han evolucionado negativamente desde 2008. Así, mientras en el capítulo 2, es decir, los créditos que aseguran la formación y la utilización, se han reducido aproximadamente un 13%, la caída en el capítulo 6, es decir, los créditos que permiten el sostenimiento y las infraestructuras, alcanzan el 35% de reducción en ese mismo periodo”, expuso Martínez-Mellero.
“La consecuencia es un aumento de horas de funcionamiento de los equipos y sistemas entre los ciclos de mantenimiento, una disminución del 'stock' de repuestos disponibles y un incremento de las averías”, continuó el almirante. “Los recortes también han afectado a la construcción de nuevas unidades, es decir, a la obtención y renovación (…) A este envejecimiento, se unen otros problemas derivados de la falta de financiación: la dificultad para reponer o restaurar sistemas obsoletos y la descapitalización en repuestos y pertrechos. Todo ello es muy grave, ya que podría llevar a perder capacidades que a la larga costaría mucho esfuerzo, y no solo económico, recuperar”, alertó. Una situación idéntica se vive en los ejércitos de Tierra y del Aire.
La Armada Española está en una situación crítica y este jueves por la tarde agrandó aún más su decadencia. El buque de asalto anfibio Castilla (L-52), uno de los más destacados de la flota nacional, partió el pasado 30 de enero del puerto de Rota (Cádiz) para liderar la operación Atalanta de la Unión Europea contra la piratería en el Cuerno de África. Estaba previsto que permaneciera desplegado en la zona dirigiendo el dispositivo hasta finales de junio, pero ha quedado inutilizado en las últimas horas por la rotura de uno de sus sistemas de propulsión, según ha confirmado a El Confidencial un portavoz de Defensa.