Mañueco se harta de su vicepresidente de Vox y se reserva el cese si no corrige su "deslealtad"

La confianza del presidente de Castilla y León en su vicepresidente está “quebrada” y la coalición de gobierno entre el PP y Vox es insostenible. Hasta tal punto, que fuentes de la Junta señalan a El Confidencial que Alfonso Fernández Mañueco se reserva en última instancia la posibilidad de cesar a Juan García-Gallardo si este no “corrige” su “deslealtad” hacia los populares. “Estamos hartos”, avisan desde el equipo presidencial, donde en todo caso confían en que no llegue la sangre al río. Las distintas voces consultadas precisan que la opción del cese no está hoy sobre la mesa, que no se romperá -aún- el acuerdo de gobierno y descartan por completo otro adelanto electoral. Pero entre las filas populares hay quienes ya hablan de que Gallardo merece un "correctivo". Y defienden que, si fuera preciso, la expulsión del líder de la formación ultraconservadora en la región sería por “pura autodefensa” y no tendría que suponer la salida de Vox del Ejecutivo autonómico. Bastaría con un recambio quirúrgico, un hecho inasumible para los de Santiago Abascal. La realidad es que Mañueco cuenta únicamente con 31 de los diputados del Parlamento autonómico, lo que hace prácticamente imposible un Ejecutivo en solitario.

Un dato demuestra el grado de intolerancia entre los dos protagonistas: Mañueco y García-Gallardo ni siquiera han hablado después de la enorme polémica generada por el vicepresidente, quien aseguró que la comunidad instauraría un nuevo protocolo sanitario para obligar a los profesionales médicos a ofrecer a las mujeres embarazadas escuchar los latidos del feto y ecografías en 4D para evitar que abortasen. Son “los equipos” los que han asumido la gestión de la crisis, y el ambiente entre ambos está viciado. “Nos están echando un pulso. Y en una coalición de gobierno quien gana los pulsos es el presidente”, zanjan de manera contundente fuentes del PP en la Junta.

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Hace ahora un año, Castilla y León se encaminaba a unas elecciones autonómicas anticipadas, convocadas para sacar a Ciudadanos de la ecuación. Mañueco ya apretó entonces el botón rojo, también alegando la “deslealtad” de Francisco Igea y sus consejeros por la constante amenaza de una moción de censura con la izquierda. En todo caso, en el PP aseguran que Mañueco ha aprendido la lección tras la ruptura abrupta con Ciudadanos, que acabó en la expulsión del grupo de Igea del Ejecutivo y las urnas anticipadas. “Aquello se explicó mal y salió regular”, asumen desde Valladolid. El PP se vio forzado a cambiar de pareja de baile pero la relación con su nuevo socio es aún más tormentosa que antes.

Lo cierto es que, desde que firmó la investidura con Vox, Mañueco sufre para explicar la conducta y posición política de su socio de gobierno, quien busca con denuedo la polémica para lograr protagonismo. Los populares acusan a García-Gallardo, 31 años, de indiscreto y desleal, también por airear en sus redes sociales conversaciones privadas del Ejecutivo. “Es impresentable, no se puede seguir así”, comparte otro diputado de Mañueco. En el PP, deslizan que tampoco la dirección de Santiago Abascal está conforme con las “salidas de tono” de su líder regional, que fue guiado a las urnas por Kiko Méndez Monasterio, uno de los colaboradores más estrechos del líder de Vox.

Las polémicas acompañan a Gallardo. A Sánchez lo calificó como el "líder de una banda criminal" y a Igea le llamó "imbécil"

En el PP lamentan que Vox haya convertido la comunidad en “un circo”. Mañueco tuvo este lunes que salir a desmentir, en una declaración sin preguntas y visiblemente incómodo, a su vicepresidente. Pero el PSOE y Pedro Sánchez han aprovechado el desconcierto para golpear a Feijóo, al que pretenden sacar de la moderación, alinearlo con Vox y azuzar el discurso del miedo a la ultraderecha ante los posibles pactos que vendrán tras las municipales y autonómicas del 28 de mayo. Moncloa exige a Mañueco un compromiso por escrito de que no habrá cambios en el protocolo sanitario en forma de coacciones a los profesionales o a las embarazadas. "En ningún caso se actualiza el protocolo de las mujeres que se someten a una interrupción del embarazo. No se obligará a los médicos a nada y no se obligará a las mujeres a nada", subrayó. Mañueco intervino apenas unas horas después de que García-Gallardo reiterara que el protocolo entraría en vigor este mismo lunes, con una orden de "obligado cumplimiento" para los profesionales sanitarios de la red pública de la comunidad. "Es una mentira", se desgañitaban ayer los del PP.

En el equipo de Mañueco censuran la “jugarreta” de García-Gallardo, al que en ocasiones contadas se le ha permitido protagonizar las ruedas de prensa para explicar los acuerdos del Consejo de Gobierno. “Siempre había actuado correctamente”, apuntan desde Valladolid, en alusión a su exposición sobre el proyecto de presupuestos regionales y a una anterior intervención en la que se le dejó anunciar otro programa económico. Sin embargo, el vicepresidente aprovechó su turno el pasado jueves para “manipular”, según denuncia el PP, y provocar una enorme tormenta política que ha echo saltar las costuras de la coalición.

El enfado es mayúsculo. “Vox tiene que decidir si este Gobierno de los líos que nos monta Gallardo cada jueves es su modelo”, se quejan en el entorno de Mañueco, que eclipsó la foto electoral de Alberto Núñez Feijóo con sus barones este sábado en Zaragoza. “Santi [Abascal] no es tonto, tiene olfato político y tiene un problema con Gallardo”, insisten los populares, que lamentan que las polémicas impidan ampliar su base electoral por el centro izquierda y morder al PSOE.

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Desde abril, cuando se formalizó la investidura, Gallardo acumula salidas de tono, entre los que destacan varios exabruptos contra Pedro Sánchez, el PSOE o Francisco Igea. Al dirigente socialista le acusó de ser el "líder de una banda criminal", mientras que al exvicepresidente de la Junta de Castilla y León le llamó "imbécil" y "presunto delincuente".

Agenda ideológica

Castilla y León, la única región donde Vox tiene poder, es el escaparate perfecto para mostrar su agenda ideológica. Durante la campaña, de hecho, ya señalaron que implantarían un modelo de natalidad calcado al de los gobiernos ultraconservadores de Hungría y Polonia. Feijóo trató de poner este fin de semana, durante la convención autonómica que celebró en Zaragoza, un cortafuegos al discurso encendido de los de Abascal. Y aunque no les mencionó, el líder de la oposición arengó a los suyos para armar un frente común contra las "minorías que nos circunvalan". El mensaje que caló es que se debe evitar a toda costa caer en sus trampas en el camino a las urnas. El ejemplo de Castilla y León es cristalino y representa lo que en Génova han bautizado como "las majaderías" de Vox.

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Aunque García-Gallardo insistió a primera hora del lunes que el protocolo ya había entrado en funcionamiento, lo cierto es que los propios profesionales trabajan ajenos a esta cuestión. Un comunicado conjunto de las secciones de Ecografía Obstétrico-ginecológica y de Medicina Perinatal de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) señala que no han tenido constancia de ningún procedimiento y que la única información de la que disponen es por los medios de comunicación. Además, respecto a los beneficios de realizar ecografías en 4D, la entidad concluye: "La ecografía 3D/4D no forma parte de la sistemática asistencial, ni puede encontrarse recomendación alguna para su práctica rutinaria, ni en protocolos-guías nacionales ni internacionales".

Respuesta del PP

Génova siguió el camino marcado por Feijóo en Zaragoza y dio por zanjado el asunto tras la comparecencia de Mañueco. El portavoz del comité de campaña de los populares, Borja Sémper, subió el tono contra sus socios naturales y les acusó de alimentar la estrategia electoral del PSOE. "Vox es un chollo para el Gobierno de Sánchez", declaró ante los medios, tras calificar lo ocurrido como una "polémica artificial". "Se ha utilizado mal, de forma absolutamente irregular, una rueda de prensa y unas declaraciones", añadió Sémper, respecto a las declaraciones de García-Gallardo el pasado jueves.

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El PP salió en tromba a censurar el comportamiento de sus socios en la derecha con el protocolo antiaborto. El discurso esta vez fue sin fisuras entre las diferentes sensibilidades del partido y los barones territoriales coincidieron en la crítica a los de Santiago Abascal. No hubo apenas diferencias entre lo dicho por Juanma Moreno o Isabel Díaz Ayuso. El presidente de Andalucía también deslizó la idea de que el ruido mediático de los últimos días esconde una campaña del PSOE y Vox. "La sensación que tengo es que Vox y PSOE se necesitan y se retroalimentan", dijo Moreno, según recoge EP.

Ayuso, por su parte, atizó a ambos lados. Al tiempo que tildaba de "sobreactuación" la respuesta del Ejecutivo central, que envió este fin de semana un requerimiento a la Administración autonómica, reprochó a Vox haber alimentado el conflicto. "Sobre todo, me parece innecesario. Si luego te preguntan en qué mes del embarazo se empezaría a hacer esto y lo primero que dices es no sé, yo no sé de embarazos… ¿Para qué lo prometes así? ¿Para qué hablas así? ¿Qué necesidad hay de provocar todo esto y además de alimentar lo que el Gobierno está buscando, que es señuelos y acorralar?", dijo la presidenta de la Comunidad de Madrid.