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El PP sentencia a Vox y hará de Castilla y León una isla: "Si no les gusta, que dejen el Gobierno"
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Ante las próximas citas en las urnas

El PP sentencia a Vox y hará de Castilla y León una isla: "Si no les gusta, que dejen el Gobierno"

El impulso en Andalucía afianza el plan de Feijóo de evitar más pactos con la ultraderecha. Mañueco marcará posición frente a su vicepresidente tras meses de perfil bajo

Foto: El presidente de Castilla y León, Mañueco, junto a Núñez Feijóo. (EFE/Salvador Sas)
El presidente de Castilla y León, Mañueco, junto a Núñez Feijóo. (EFE/Salvador Sas)
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Se cumple una semana desde que los andaluces hicieron historia otorgando una mayoría absoluta al PP liderado por Juanma Moreno. En estos siete días, pese a que mucho se ha insistido en que unas autonómicas no son extrapolables a las generales, tanto el presidente, Pedro Sánchez, como el líder del primer partido de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, han rediseñado su estrategia. El primero achaca el batacazo electoral a la falta de comunicación de la actividad que ha desarrollado el Gobierno. Interpreta que no han llegado a los ciudadanos y, por eso, desde el martes la actividad del BOE es frenética. Voces socialistas ya advierten de que "las prisas son malas consejeras", porque el electorado asocia las medidas a la debacle andaluza y no las valora. El tiempo les dará la razón o no.

En el caso del gallego, el análisis se hace desde una doble victoria: por un lado, en Génova dan por hecho que habrá un "cambio de ciclo" que permitirá desalojar a Sánchez de la Moncloa, pero también se pone especialmente en valor que a partir de ahora se podrá marcar una distancia real con Vox. Los de Santiago Abascal han salido muy tocados. Habían depositado toda su esperanza en que Macarena Olona les permitiese tutear al PP y, lejos de cumplir las expectativas, se han quedado en la irrelevancia. Los gurús del partido verde califican lo sucedido de "bache" y están convencidos de que hay que ir "poco a poco".

Foto: La candidata de Vox a la presidencia de la Junta, Macarena Olona. (EFE/Vidal)

Los sondeos que manejan en estos momentos las empresas demoscópicas consolidan los resultados del pasado domingo. El PP está disparado con 133 escaños en unas eventuales elecciones generales. Las encuestas que manejan los partidos sitúan al PSOE en 95, a Vox en 46 y a Podemos en 32. Diputado arriba o abajo, la foto fija coincide en todos los 'trackings'. Si antes de Andalucía Feijóo había superado a Sánchez, ahora la distancia es mayor. Al partido de ultraderecha le saca 86 escaños. En estos momentos serían imprescindibles para lograr la mayoría absoluta en una investidura, pero en la dirección del PP están convencidos de que es posible repetir la hazaña a nivel nacional o gobernar en solitario, ya que no habría un gobierno alternativo posible, aunque la izquierda sumase a los nacionalistas catalanes y vascos.

En los sondeos de las empresas demoscópicas, el PP saca a Vox más de 80 escaños

Con estos números encaran en la planta séptima de Génova la estrategia de las municipales y las autonómicas. La idea es que Castilla y León se convierta en una "isla", el único territorio en el que haya una coalición con Vox. También se reajustará la relación en esta autonomía. En los primeros meses de legislatura, el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, ha sido "muy paciente", destacan en su entorno, con su número dos, Juan García Gallardo. Desde el PP, la consigna ha sido no hacer ruido para no perjudicar la campaña de Juanma Moreno, pero ahora, y más tras el resultado, se abre una nueva etapa. En el equipo de Mañueco dan por roto "el voto de silencio".

La relación con el vicepresidente es "cordial", pero es cierto que no han gustado los últimos anuncios, en los que se plantearon recortes a sindicatos y patronal. Los populares lo achacan a que han usado el Gobierno de Castilla y León para hacer campaña en Andalucía y "se acabó", sentencian desde el ala azul de la Junta, donde están convencidos de que a los de Abascal les ha penalizado en las urnas tocar poder. En la cúpula de Vox se ha vuelto a retomar el debate sobre si gobernar les resta apoyos. Su discurso queda en evidencia cuando se han tenido que enfrentar a la gestión. El mensaje que se lanzó de que se exigirían sillones si el PP necesitaba un solo diputado movilizó el voto útil. Ahora queda por ver qué plan hay para el futuro.

placeholder Mañueco, junto a García-Gallardo, en las Cortes de Castilla y León. (EFE)
Mañueco, junto a García-Gallardo, en las Cortes de Castilla y León. (EFE)

"No van a irse del Gobierno, pero si están a disgusto, que se marchen", reflexiona un dirigente popular de Castilla y León. El PP quiere centrar todo su discurso, tanto desde los ejecutivos autonómicos, como desde la oposición en la economía. El otoño se prevé muy duro y Feijóo ha dado la orden de presentarse como un partido solvente frente a la "improvisación" de Sánchez. Que Moncloa acabase aceptando la rebaja del IVA de la luz que habían propuesto, les hace insistir en este camino. "No vamos a entrar en el juego de la batalla ideológica, los españoles tienen problemas urgentes, como llegar a fin de mes", deslizan en fuentes populares en alusión a la agenda de gobierno de Vox.

La idea de que es posible fagocitar a buena parte del votante de Vox ha calado en los cuadros del PP, que hasta antes de ayer enfrentaban con miedo las futuras citas electorales. El fenómeno Abascal parecía imparable y tampoco se terminaba de rentabilizar la desaparición de Ciudadanos. Andalucía rompió los esquemas. En los ayuntamientos será complicado renegar de las coaliciones con la formación verde. Los candidatos que sumen para echar al PSOE, lo harán. A Feijóo no le ocupa ahora esta cuestión. El viento viene de cara y, como buen gallego, no va a adelantar acontecimientos.

Se cumple una semana desde que los andaluces hicieron historia otorgando una mayoría absoluta al PP liderado por Juanma Moreno. En estos siete días, pese a que mucho se ha insistido en que unas autonómicas no son extrapolables a las generales, tanto el presidente, Pedro Sánchez, como el líder del primer partido de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, han rediseñado su estrategia. El primero achaca el batacazo electoral a la falta de comunicación de la actividad que ha desarrollado el Gobierno. Interpreta que no han llegado a los ciudadanos y, por eso, desde el martes la actividad del BOE es frenética. Voces socialistas ya advierten de que "las prisas son malas consejeras", porque el electorado asocia las medidas a la debacle andaluza y no las valora. El tiempo les dará la razón o no.

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