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Sánchez reordena Ferraz para encarar el ciclo electoral sin fisuras con los territorios
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DIMISIÓN DE ADRIANA LASTRA

Sánchez reordena Ferraz para encarar el ciclo electoral sin fisuras con los territorios

El paso a un lado de la vicesecretaria general precipita los cambios, siendo el más inmediato la portavocía de Ferraz que, orgánicamente, se queda en una suerte de limbo al estar vacante el cargo del que depende

Foto: La presidenta del PSOE, Cristina Narbona, el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, y la vicesecretaria Adriana Lastra. (EFE/Sergio Pérez)
La presidenta del PSOE, Cristina Narbona, el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, y la vicesecretaria Adriana Lastra. (EFE/Sergio Pérez)
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A 10 meses para las elecciones municipales y autonómicas, el presidente del Gobierno y líder de los socialistas, Pedro Sánchez, busca reordenar la cúpula de su partido para afrontar sin fisuras el nuevo ciclo electoral. La dimisión de la vicesecretaria general, Adriana Lastra, cuya interlocución con los territorios se había ido deteriorando en los últimos meses, obliga a acelerar el proceso. Un paso a un lado que se ha argumentado por motivos personales, ante la necesidad de reposo por un embarazo de riesgo, pero que coincide con la intención de Sánchez de remodelar la dirección tras la debacle electoral de las andaluzas. El jefe de filas del PSOE también había pedido en más de una ocasión el cese de los choques entre la número dos y el secretario de Organización, Santos Cerdán. Una situación que acabó por convertirse en insostenible y que además ponía en tela de juicio su capacidad como tándem para engrasar la maquinaria electoral y diseñar mano a mano con los territorios las próximas municipales y autonómicas.

La hoja de ruta para afrontar este ciclo electoral comenzó a diseñarse en el 40º Congreso del PSOE, apodado de la "unidad" por su objetivo de volver a incluir a los sectores no sanchistas y recoser la relación entre Ferraz y los barones. Con los comicios de mayo como primer y principal hito para que Sánchez voltee las encuestas y llegue a las generales con garantías de revalidarse al frente de la Moncloa, el objetivo de redoblar la coordinación entre Ferraz y los territorios se hace más acuciante. No hay margen para no centrar todos los esfuerzos en remar juntos.

Foto: Pedro Sánchez conversando con Félix Bolaños en el Congreso. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Para ello, era imprescindible dejar a un lado las diferencias sobre las cuotas de poder en la dirección, siempre con reflejo en la capacidad para influir en la confección de listas, y que la interlocución con los barones fluyese. Un papel que ha ido asumiendo cada vez con más peso el secretario de Organización, Santos Cerdán, con quien la mayoría de territorios tiene una mejor interlocución que con la hasta ahora número dos. Con excepciones como Asturias o Castilla y León. En la federación andaluza, de hecho, han mantenido una relación más cercana con el responsable de Organización, más implicado en la campaña que Lastra, y esta es la tónica que se traslada desde otros territorios respecto al día a día de su relación con Ferraz.

El otro aviso lanzado por Sánchez a los suyos tras la debacle electoral de las generales se centró en lo comunicativo. En la incapacidad para hacer llegar la acción del Gobierno y el partido a la ciudadanía en general y a los votantes socialistas en particular, habida cuenta de la desmovilización de su electorado. Precisamente, las competencias comunicativas recayeron en Lastra tras el último congreso federal, dejando así de depender de la Secretaría de Organización. Además de la coordinación con los grupos parlamentarios. El cuestionamiento de las portavocías provocó que ya nadie en la ejecutiva descartase cambios, e incluso un fuego cruzado entre Ferraz y los grupos parlamentarios responsabilizándose mutuamente.

Foto: Adriana Lastra. (EFE/Archivo/Fernando Villar)
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La dimisión de Lastra lo precipita todo, siendo lo más inmediato la portavocía de Ferraz que, orgánicamente, se queda en una suerte de limbo al estar vacante el cargo del que depende. En cuanto a las portavocías, el objetivo, ahora que se trata de revitalizar la agenda legislativa con medidas sociales y de lucha contra la inflación, es intensificar la comunicación con más pedagogía para que la acción desplegada por el Ejecutivo llegue a la calle. Que se asocie al Gobierno y, sobre todo, al presidente Pedro Sánchez.

Lo que no estaba claro entre quienes se temían los cambios es que estos se produjesen antes del verano, en lugar de hacerlos coincidir con el arranque del curso político en septiembre. Sobre todo al visibilizar una crisis orgánica que pincha el impulso de Sánchez al lograr recuperar la iniciativa política en el debate sobre el estado de la nación de la pasada semana. Quienes interpretan que Lastra rompió los tiempos marcados por el secretario general hacen ver que fueron "gélidas" las palabras de agradecimiento que le dedicó a Sánchez en el comunicado echo público para anunciar la dimisión. De ahí que algunos miembros de la dirección socialista entiendan que la vicesecretaría podría quedar vacante, al menos, hasta septiembre, mientras que otros lo ven más urgente, apostando por un perfil de consenso con los territorios.

Foto: El ministro de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Félix Bolaños. (EFE/Emilio Naranjo)

Se trataría de recuperar un perfil del PSOE clásico con capacidad para cohesionar la organización ante el reto electoral que está por delante. Una estrategia que coincidiría con la que llevó a cabo en la última gran remodelación del Gobierno, al sustituir a Iván Redondo y recuperar a Óscar López como jefe de gabinete y a Antonio Hernando como su número dos. Lo que sí permite la dimisión anticipada de Lastra es que Sánchez afronte los cambios sin que se interpreten como golpes de autoridad descabalgando a sus más fieles. De hecho, Santos es el único afín que queda en puestos de responsabilidad de entre quienes lo acompañaron en la reconquista de la secretaría general con todo el aparato en contra.

La voluntad de engrasar las relaciones de Ferraz tanto con Moncloa como con los territorios, a lo que se enfocó el último congreso federal con vistas al ciclo electoral, ha tenido, por tanto, varias fallas. Una de ellas, la incapacidad para que funcionase el tándem Lastra-Cerdán, que ahora se disuelve. Esta disfunción obligaba a tomar decisiones, pues ambos estaban preparando ya el próximo ciclo electoral, que tendrá las municipales y autonómicas como primer hito en mayo, y las generales para finales de 2023. La otra sigue siendo la de reforzar la comunicación.

Foto: De izquierda a derecha, Óscar Puente, Cristina Narbona, Pedro Sánchez, Adriana Lastra, José Luis Ábalos, José Luis Rodríguez Gómez de Celis y Carmen Calvo, durante el acto de clausura del congreso federal del PSOE. (EFE/Emilio Naranjo)

Figuras con más peso político para hacerse escuchar, trasladar la acción del Ejecutivo y servir como escuderos de Sánchez para pararle los golpes de la oposición. Tras la salida del Gobierno hace casi un año de José Luis Ábalos y Carmen Calvo, el papel de parapeto se ha limitado a la titular de Hacienda, María Jesús Montero, mientras que se está tratando que las vicepresidentas Nadia Calviño y Teresa Ribera eleven su perfil para desempeñar el mismo cometido. Principalmente, la vicepresidenta económica, de cara a contrarrestar el discurso económico en que Alberto Núñez Feijóo está haciendo hincapié para presentarse como alternativa. A pesar de no tener carné del PSOE, Calviño está ejerciendo como una socialista pata negra más, sacrificando su imagen de tecnócrata en favor de una más ideológica.

Para revertir la sensación de cambio de ciclo tras las andaluzas, con el PP como alternativa, los socialistas deberán cuanto menos conservar su poder territorial en los comicios de mayo. La intención es echar mano de todos los recursos de la organización y potenciarlos con un cordón umbilical entre Ferraz, Moncloa y los territorios. Poner toda la maquinaria a punto, tensionando y coordinando todas las estructuras ante tiempos electorales complicados. El objetivo no varía, pero sí algunos de los nombres para encarrilarlo.

A 10 meses para las elecciones municipales y autonómicas, el presidente del Gobierno y líder de los socialistas, Pedro Sánchez, busca reordenar la cúpula de su partido para afrontar sin fisuras el nuevo ciclo electoral. La dimisión de la vicesecretaria general, Adriana Lastra, cuya interlocución con los territorios se había ido deteriorando en los últimos meses, obliga a acelerar el proceso. Un paso a un lado que se ha argumentado por motivos personales, ante la necesidad de reposo por un embarazo de riesgo, pero que coincide con la intención de Sánchez de remodelar la dirección tras la debacle electoral de las andaluzas. El jefe de filas del PSOE también había pedido en más de una ocasión el cese de los choques entre la número dos y el secretario de Organización, Santos Cerdán. Una situación que acabó por convertirse en insostenible y que además ponía en tela de juicio su capacidad como tándem para engrasar la maquinaria electoral y diseñar mano a mano con los territorios las próximas municipales y autonómicas.

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