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Sánchez devuelve el control de Moncloa al PSOE e inicia la reconciliación interna
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Sánchez devuelve el control de Moncloa al PSOE e inicia la reconciliación interna

El presidente intenta frenar el desgaste acumulado y devuelve a Ferraz los mandos del Gobierno. Promociona ministros en los territorios críticos con vistas a las citas electorales de 2023.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante su comparecencia en la que dio a conocer la nueva composición del Gobierno, este sábado en el Palacio de la Moncloa. (EFE)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante su comparecencia en la que dio a conocer la nueva composición del Gobierno, este sábado en el Palacio de la Moncloa. (EFE)
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La amplia remodelación del Ejecutivo de Pedro Sánchez, a las puertas del 40 congreso federal socialista, no solo abre una "nueva etapa" en la legislatura con "un nuevo Gobierno", sino que también perfila por completo "un nuevo PSOE". Los cambios emprendidos suponen un terremoto orgánico por la salida del ministro de Transportes y actual secretario de Organización de la formación, José Luis Ábalos, y de la vicepresidenta primera y secretaria de Igualdad, Carmen Calvo. Formaban el núcleo duro del presidente y su sustitución anticipa que la transformación en la dirección de los socialistas tras el cónclave será igual de profunda. Se apunta hacia un control total del PSOE sobre Moncloa, hasta ahora con una estructura autónoma al margen de Ferraz, liderada por el hasta ahora todopoderoso jefe de gabinete, Iván Redondo, sacrificado. Y se sientan las bases para una reconciliación entre sectores o, incluso, la absorción a medio plazo elevando a nuevas ministras jóvenes para el reemplazo de los barones menos afines.

Ferraz ha sido el principal beneficiado de la salida del jefe de gabinete de Sánchez, Iván Redondo, al recuperar con ello todos los mandos de la sala de máquinas de Moncloa, donde apenas contaba con peones. Partido y Gobierno vuelven a ser uno, tras meses de choques entre la cúpula de la formación y el asesor político. Con la caída de este último se desmorona toda la estructura que había construido a su alrededor. Pero no solo, puesto que los cambios han sido interpretados por algunos destacados exdirigentes del PSOE como una búsqueda por la "reconciliación" entre sectores, entre el sanchismo y parte de la vieja guardia. Un puente con los críticos.

Otros exfontaneros de Ferraz, apartados de los círculos próximos al presidente, son menos benevolentes y apuntan a que la entrada en el Ejecutivo de políticas como Pilar Alegría e Isabel Rodríguez suponen una amenaza para los barones de sus territorios: Javiar Lambán en Aragón y Emiliano García-Page en Castilla-La Mancha, respectivamente. Cuanto menos, contarán con el mejor escaparate si se las pretende aupar como alternativa o recambio de los líderes regionales. Máxime en el caso de la segunda, que asumirá la labor de portavoz del Gobierno. Sin que se trate de una amenaza, sino de una pieza de recambio ante la necesidad de un relevo, la incorporación de la alcaldesa de Gandía, Diana Morant, apunta en esta misma dirección en la Comunidad Valenciana. La elección de Morant fue a iniciativa propia de Sánchez, quien la llamó sin antes consultar con Ximo Puig ni nadie de la dirección valenciana, lo que da cuenta de que se trata de una apuesta personal del presidente.

Si en el partido han celebrado como una victoria la salida de Redondo, reconquistando Moncloa, que su sustituto vaya a ser el que fuera secretario de Organización durante la etapa de Alfredo Pérez Rubalcaba y portavoz en el Senado, Óscar López, cierra el círculo. Un socialista pata negra, que además dirigió la campaña de Patxi López en las primarias en la que se enfrentó a Sánchez. La salida de escena del hasta ahora jefe de gabinete supondrá una caída en cascada de todo un aparato monclovita, cada vez con más competencias y peones, que se había construido como contrapeso a Ferraz. Se da por hecho que López volverá a los viejos cánones de lo que es un jefe de gabinete y no un primer ministro en la sombra.

La relación entre el partido y Moncloa, con Redondo al frente, se había hecho insostenible durante los últimos meses. Y cuando se acerca el 40 congreso del PSOE, Sánchez ha elegido priorizar a su organización en lugar de al asesor que lo acompañó en la reconquista de la secretaría general de la formación, primero, y del Ejecutivo, después. El líder de los socialistas ha entregado así la cabeza de Redondo a Ferraz, mientras que la incorporación de López es mucho más que un gesto, recompone los puentes con el PSOE previo a 2017.

El único nombre con el que contaba la formación en Moncloa era el del secretario general de la presidencia, Félix Bolaños, ascendido con esta crisis a ministro de la Presidencia. Es también el encargado de coordinar la ponencia marco y de los estatutos en el 40 congreso que se celebrará en octubre. "Es un hombre preparado, tenaz y eficaz, que conoce como pocos las estructuras y el funcionamiento del Gobierno", lo describió Pedro Sánchez durante su comparecencia institucional para comunicar la remodelación de sus cargos. Se coloca como el engranaje deseado por Ferraz entre el partido y el Ejecutivo. Un perfil que siempre contemporizó con el PSOE más clásico.

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Junto a Bolaños, otros dos de los nuevos nombres que se incorporan al Consejo de Ministros serán ponentes de sendas áreas en el cónclave de la formación. Se trata de la nueva ministra de Educación, Pilar Alegría, encargada de la propuesta sectorial de Educación, Universidades, Cultura y Deportes, y del nuevo titular de Exteriores, José Manuel Albares, con la de España en Europa y el Mundo. La fusión entre el actual partido, el nuevo que saldrá del congreso y el Gobierno es patente con esta remodelación.

La operación que Sánchez tenía prevista acometer tras las vacaciones, para situarla a las puertas del congreso, pero que ha acabado precipitando al igual que hizo con los indultos para tratar de pasar página cuanto antes, tiene para los socios del Gobierno en el Congreso una lectura eminentemente interna. "Entendemos que esta remodelación obedece más a motivaciones en clave interna del PSOE, a la necesidad de acompasar el Gobierno a la realidad del partido, que a la propia acción política del Ejecutivo", aseguraban ayer desde el grupo parlamentario del PNV en la Cámara Baja.

Carrera electoral

Otros socios de investidura apuntan a que esta crisis de Gobierno tiene asimismo un claro componente electoral, enfocado a 2023, para hacer coincidir los comicios municipales, autonómicos y generales en una suerte de 'superdomingo'. Sánchez destacaba este sábado sobre la remodelación que "se incorporan perfiles procedentes de la acción municipal, la política de proximidad, con trayectorias de éxito en la gestión en sus respectivas ciudades". Estructuras territoriales en las que el sanchismo tiene un menor control orgánico, así como en varias de las autonomías, por lo que estos fichajes para el nuevo Ejecutivo le permitirían extender su presencia y tensionar la organización en favor de su candidatura si hiciese coincidir las tres elecciones.

Todo apunta a que el 40 congreso del PSOE será un paseo triunfal para el presidente como se desprende de esta remodelación. De la cita saldrá un nuevo partido, con recambio generacional, pero que también enterrará los últimos cuatro años de sanchismo tal y como se conocían. Se hace una apuesta por la reconciliación con la formación previa a las fratricidas primarias de 2017, como demuestra la sustitución de Iván Redondo por Óscar López. Ferraz recupera la sala de máquinas de Moncloa y, en definitiva, el sector controlado por Sánchez se recompone mirando a ganar poder territorial en 2023 y llegar a la campaña electoral con la bandera de la recuperación económica y de la capacidad de gestión.

La amplia remodelación del Ejecutivo de Pedro Sánchez, a las puertas del 40 congreso federal socialista, no solo abre una "nueva etapa" en la legislatura con "un nuevo Gobierno", sino que también perfila por completo "un nuevo PSOE". Los cambios emprendidos suponen un terremoto orgánico por la salida del ministro de Transportes y actual secretario de Organización de la formación, José Luis Ábalos, y de la vicepresidenta primera y secretaria de Igualdad, Carmen Calvo. Formaban el núcleo duro del presidente y su sustitución anticipa que la transformación en la dirección de los socialistas tras el cónclave será igual de profunda. Se apunta hacia un control total del PSOE sobre Moncloa, hasta ahora con una estructura autónoma al margen de Ferraz, liderada por el hasta ahora todopoderoso jefe de gabinete, Iván Redondo, sacrificado. Y se sientan las bases para una reconciliación entre sectores o, incluso, la absorción a medio plazo elevando a nuevas ministras jóvenes para el reemplazo de los barones menos afines.

Pedro Sánchez