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Ayuso encumbra a una nueva derecha y pone en apuros a Sánchez
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Ayuso encumbra a una nueva derecha y pone en apuros a Sánchez

La presidenta de la comunidad ha derrotado a la izquierda, ha debilitado al Gobierno y ha creado una ola a la que pretende subirse Casado, con Cs muerto y Vox frenado

Foto: La presidenta de la Comunidad de Madrid y candidata del PP a la reelección, Isabel Díaz Ayuso, y el presidente del partido, Pablo Casado. (EFE)
La presidenta de la Comunidad de Madrid y candidata del PP a la reelección, Isabel Díaz Ayuso, y el presidente del partido, Pablo Casado. (EFE)

Isabel Díaz Ayuso ha refrendado en las urnas su condición de fenómeno político sorprendente. Su arrolladora victoria electoral, incluso superior a la prevista por el PP, la convierte en la gran revelación política del momento. Ha derrotado a la izquierda, a una parte de la derecha con la que disputa los votos y, sobre todo, ha derrotado al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que aceptó el reto y cayó en la trampa de convertir las elecciones autonómicas de Madrid en un pulso político entre Ejecutivo y oposición. Hasta ha propiciado Ayuso la retirada de Pablo Iglesias de la política.

La candidata del PP ha ganado con la bandera del antisanchismo. Y Madrid no es España, ni Sánchez va a dejar de ser presidente del Gobierno, pero es indudable el valor político de la victoria del 4-M.

El resultado deja, además, tocado al equipo que Sánchez ha armado en Moncloa: encabezado por Iván Redondo, pilotó en febrero en Cataluña el 'efecto Illa', que puede terminar con un Govern independentista; desató en Murcia una operación política que ha resultado desastrosa, y ahora ha dirigido una campaña electoral en Madrid que ha situado el PSOE por debajo de Más Madrid, una candidatura encabezada por Mónica García y sin apenas estructura.

En el último año, el Partido Socialista perdió también en el País Vasco y en Galicia. Sin que esas derrotas se puedan imputar a las direcciones autonómicas del partido socialista, porque Sánchez ha logrado atesorar y ejercer un poder total sin precedentes sobre las federaciones, incluido el PSC y el PSOE de Madrid, que siempre han sido autónomos de la dirección federal.

Desgaste del Gobierno

Todas esas elecciones muestran un desgaste evidente del Gobierno de Sánchez, que también se traslada a su socio en la coalición, porque Unidas Podemos, con su líder Pablo Iglesias a la cabeza, es el quinto partido de la Asamblea de Madrid. Podemos fue hace solo cuatro años el primer partido de España, según las encuestas de aquel momento, y ahora está en tránsito hacia un nuevo liderazgo con Yolanda Díaz. Está en caída sostenida en todas las elecciones celebradas desde su llegada al Gobierno.

Foto: Isabel Díaz Ayuso y Pablo Casado. (Reuters) Opinión
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Eso deja a Sánchez en situación de tener que recomponer su Gobierno y sus alianzas porque, además, sus socios parlamentarios no están en el mejor momento de relación con la Moncloa. Le llega ahora la resurrección del conflicto en Cataluña.

No hay opciones de fin abrupto de legislatura, entre otras cosas, porque Madrid anticipa encuestas adversas que no aconsejan tal movimiento. Sí hay opciones de cambios en el Gobierno y otras salidas para intentar ganar impulso político, porque aún sigue dirigiendo el BOE.

El fenómeno Ayuso

La presidenta de la Comunidad de Madrid ha irrumpido precisamente en el momento en que el PP de Pablo Casado languidece en la oposición. En 2019, su inesperada investidura con los votos de Ciudadanos y Vox ya salvó a Casado en el momento en que se le acumulaban las derrotas electorales. Ahora, el líder nacional estaba tocado por el desastre electoral del 14-F en Cataluña, pero encuentra oxígeno en Madrid.

Ayuso encarna una nueva derecha que es capaz de llevarse todos los votos de Ciudadanos, aprovecharse de un trasvase significativo de sufragios procedentes del PSOE y frenar a Vox. Es la dirigente política del PP con más simpatía en el partido de Santiago Abascal.

Con un discurso ultraliberal desinhibido, puso en marcha desde el inicio de su mandato una gestión heterodoxa, basada en el enfrentamiento con el Gobierno central, y en la heterodoxia respecto a su propio partido. De hecho, ha actuado siempre por libre, sin seguir indicaciones de Génova, a pesar de ser una apuesta personal de Casado en 2019, en contra de las opiniones de muchos en el partido.

¿Lucha por el liderazgo del PP?

Su campaña electoral se ha desarrollado al margen de la sede central del PP y sin presencia alguna de dirigentes regionales de su partido, arropada y aconsejada por Miguel Ángel Rodríguez, el gurú que ya participó desde 1989 en la llegada de José María Aznar a la Moncloa. Inventó una campaña sobre el sencillo lema de 'Libertad', para la que la izquierda no encontró antídoto.

Foto: La presidenta de la Comunidad de Madrid y candidata del PP a la reelección, Isabel Díaz Ayuso. (EFE)

Su triunfo arrollador la sitúa en el grupo de los barones regionales del PP con mayor apoyo y poder, a la altura de Alberto Núñez Feijóo, Juan Manuel Moreno y Alfonso Fernández Mañueco. Más aún si se cumplen las previsiones y opta por liderar el partido en la Comunidad de Madrid.

Tan grande ha sido su éxito como que la especulación ahora es si habrá rivalidad con Casado para liderar el PP. El equipo del actual presidente de partido niega esta posibilidad y asegura que, por contra, lo que ocurrirá es que la ola de Ayuso puede empujar a Casado en los próximos meses en dirección a la Moncloa. Admiten, eso sí, que la heterodoxia de Ayuso se incrementará porque dentro de dos años vuelve a haber elecciones autonómicas en Madrid.

Desde el inicio de su mandato al frente del partido en 2018, Casado se lanzó con escaso éxito a una operación para intentar reunificar el espacio político que limita con el PSOE y llega hasta la ultraderecha. La división entre PP, Ciudadanos y Vox hacía imposible matemáticamente un triunfo de Casado en unas elecciones generales.

Por eso, se lanzó a una operación de reunificación que no terminaba de avanzar. En octubre, rompió con Vox, pero fue superado por el partido de Santiago Abascal en las elecciones catalanas.

Foto: Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso. (David Mudarra) Opinión

La operación de Murcia y las elecciones de Madrid han llevado al líder del PP a un escenario ideal, con Ciudadanos en liquidación y a la espera de más fugas y con Vox frenado en su ascenso y con un poder limitado en Madrid. El resultado permite, además, que Ayuso gobierne en solitario, con la abstención de Vox en la investidura y sin necesidad de grandes cesiones.

En octubre será su próxima etapa, con una convención del partido que redefinirá el PP. Y dirigentes del partido sostienen que habría que aprovechar la ola para convocar en Andalucía y lograr un efecto similar al de Madrid.

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Isabel Díaz Ayuso ha refrendado en las urnas su condición de fenómeno político sorprendente. Su arrolladora victoria electoral, incluso superior a la prevista por el PP, la convierte en la gran revelación política del momento. Ha derrotado a la izquierda, a una parte de la derecha con la que disputa los votos y, sobre todo, ha derrotado al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que aceptó el reto y cayó en la trampa de convertir las elecciones autonómicas de Madrid en un pulso político entre Ejecutivo y oposición. Hasta ha propiciado Ayuso la retirada de Pablo Iglesias de la política.

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