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Casado se lanza a reconquistar el centro derecha tras una ruptura inédita con Vox
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NUEVA ESTRATEGIA DEL PARTIDO POPULAR

Casado se lanza a reconquistar el centro derecha tras una ruptura inédita con Vox

El discurso de Casado en la moción provoca el punto de inflexión definitivo y agita con fuerza el centro derecha. Los duros ataques a Vox, hasta ahora inexistentes, abren un nuevo camino

Foto: El líder del PP, Pablo Casado, durante su intervención en la segunda sesión del debate de moción de censura presentada por Vox. (EFE)
El líder del PP, Pablo Casado, durante su intervención en la segunda sesión del debate de moción de censura presentada por Vox. (EFE)

La dureza del discurso de Pablo Casado durante el debate de la moción de censura, que se decidió por la ruptura con Vox, conduce a un camino que hasta ahora los populares no habían transitado en el Congreso. “No somos como usted porque no queremos ser como usted. Así de sencillo”, resumía el líder de la oposición justo después de confirmar el no a Santiago Abascal. El entorno más cercano del presidente del PP le animaba desde hacía tiempo al voto contrario para soltar amarras de una vez por todas, convencido de que le permitiría recuperar autonomía política, retratar el proyecto ultra y recuperar los mandos del centro derecha.

Pablo Casado rompe con Vox

Empieza una nueva etapa en el PP. Ese al menos es el objetivo de la cúpula de Casado, que ahora se siente todavía más reforzada con el resultado del debate. “La moción la ganó Casado”, repetían dirigentes de la formación, recordando que no se presentaba contra el Gobierno de coalición sino que iba dirigida al PP. “Vaya capote le ha echado a Sánchez y vaya bajonazo con el que remata la faena. Quería cortar las dos orejas del PP y ha acabado de monosabio de Pablo Iglesias”, le espetó en un momento de su discurso a Abascal, que reconoció sentirse completamente descolocado. En efecto, lo demostró después durante sus réplicas.

Cuando el pasado verano Casado destituyó a Cayetana Álvarez de Toledo como portavoz parlamentaria, en el partido también se hizo la lectura de un nuevo tiempo. Los dirigentes más críticos con la labor de la diputada y su influencia sobre el líder popular, incluidos algunos presidentes autonómicos, celebraron la noticia. Pero las cosas no cambiaron tanto, al menos en apariencia. Ni el líder del PP moderó el tono con el Gobierno ni se abrió a negociar cuestiones tan significativas como la renovación de los órganos constitucionales pendientes.

Foto: El líder del PP, Pablo Casado, durante su intervención en la segunda sesión del debate de moción de censura. (EFE)

Sin embargo, internamente, las cosas empezaron a moverse. El grupo parlamentario recuperó la motivación que había perdido. La labor de la nueva portavoz, Cuca Gamarra (a la que acompañaron nombramientos como el de Ana Pastor o José Luis Martínez-Almeida como portavoz nacional), no solo era apostar por el ADN del PP, sino cohesionar a los diputados y dar un giro total en el grupo. El PP se rearmaba en la Cámara Baja en torno a un objetivo compartido. La decisión del no a la moción (después de que Álvarez de Toledo hiciera campaña por la abstención) sí representa una verdadera ruptura con esa corriente y confirma que la nueva etapa arranca a partir de ahora.

Los diputados esperaban instrucciones definitivas el mismo jueves por la mañana, pero el discurso de Vox, que decepcionó más de lo esperado en las filas populares, ya auguraba el miércoles al mediodía que el PP daría el paso. Muchos diputados se unieron a las palabras de Teodoro García Egea, secretario general del partido, que calificó de “tomadura de pelo” la moción, allanando el camino hacia el voto negativo. Forma parte de los dirigentes con la convicción de confrontar con Vox como única estrategia para recuperar la hegemonía del PP.

Los barones autonómicos, desde el andaluz Juanma Moreno al gallego Alberto Núñez Feijóo, o el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández-Mañueco, cerraron filas públicamente con su presidente, reconociendo “orgullo” por el discurso pronunciado. Casado eclipsó la atención de la moción de censura y se coronó ganador porque desactivó los objetivos de Vox, mientras le arrebataba la pretensión de hacerse con el liderazgo de la oposición. Se lo dijo con claridad desde la tribuna: “Lo que quiere no es cambiar el Gobierno, sino suplantar al PP. Abandone toda esperanza. No es el primero que lo intenta, pero sí le aseguro que será el último”. Fue una frase que recordaba mucho a la consigna lanzada por el presidente de la Xunta en el último comité ejecutivo nacional, cuando defendió que el PP no atendía a modas y no debía salirse de su camino. Todos ellos se volverán a encontrar el próximo martes en una nueva cita en la sede del partido.

placeholder Larga ovación de la bancada popular a Pablo Casado. (EFE)
Larga ovación de la bancada popular a Pablo Casado. (EFE)

Casado arrancó su intervención desvelando el sentido del voto, después de haber dado orden de no comunicarlo antes de que él subiera a la tribuna. Y expuso los motivos con una contundencia irreversible: “Lo que aquí se vota es si usted está capacitado para ser presidente de la cuarta economía del euro, y si su partido tiene la experiencia y la solvencia para liderar España. La respuesta era evidente y ha quedado aún más clara: no”.

La diferenciación tan explícita que hizo entre los dos proyectos políticos confirma el punto de inflexión. Acusó a Vox de “jugar” a preparar la moción “mientras la política adulta” actuaba, en referencia a su partido y enumerando los éxitos que a su juicio han tenido en los últimos meses: desde la rebelión de los alcaldes contra el polémico decreto de los remanentes de los ayuntamientos hasta la ofensiva europea contra la reforma de la ley del CGPJ para la elección de sus vocales, cuya paralización anunció Sánchez al fin del pleno.

Foto: El presidente del PP, Pablo Casado, conversa con los miembros de su grupo parlamentario. (EFE)

Y continuó, relatando una por una las principales diferencias entre ambos: “Tantas como la distancia que media entre el liberalismo reformista y el populismo antiliberal. Entre el patriotismo integrador y el antipluralismo. Entre la economía abierta y el proteccionismo autárquico. Entre la vocación europea y el aislacionismo. Entre el interés general y el oportunismo demagógico”. Casado se dirigió a Abascal para dejar claro que no quiere liderar “otro partido del miedo, de la ira, del rencor y la revancha, del insulto y de la bronca”, y situó a Vox como “otro socio más de Pedro Sánchez”.

Otra de las patas de su discurso fue emplearse a fondo para explicar a los votantes la decisión tomada. “Vox es el seguro de vida de Sánchez para seguir de inquilino en Moncloa. Su deriva es ya irreversible. Usted es parte del bloque de la ruptura”, zanjó el líder de los populares, que después recibiría críticas de Abascal por “patear a sus socios”, recordándole su dependencia de Vox en autonomías y ayuntamientos. En realidad, Casado no se alineaba con el Ejecutivo y sus socios, sino con todo el hemiciclo: 298 votos en contra confirmaron la soledad del candidato, que solo contó con sus 52 parlamentarios.

La dureza del discurso de Pablo Casado durante el debate de la moción de censura, que se decidió por la ruptura con Vox, conduce a un camino que hasta ahora los populares no habían transitado en el Congreso. “No somos como usted porque no queremos ser como usted. Así de sencillo”, resumía el líder de la oposición justo después de confirmar el no a Santiago Abascal. El entorno más cercano del presidente del PP le animaba desde hacía tiempo al voto contrario para soltar amarras de una vez por todas, convencido de que le permitiría recuperar autonomía política, retratar el proyecto ultra y recuperar los mandos del centro derecha.

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