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Cómo el PP se hizo irrelevante en Cataluña: en solo 10 años pierde el 77% de su apoyo
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Cómo el PP se hizo irrelevante en Cataluña: en solo 10 años pierde el 77% de su apoyo

Venía de mínimos históricos, y en 2021 no ha conseguido recuperar fuerza: el PP catalán, liderado ahora por Alejandro Fernández, se queda (otra vez) sin grupo parlamentario y pierde aún más fuerza entre el electorado

Foto: Alejandro Fernández, candidato del PP en Cataluña, después de conocer los resultados del 14F (EFE)
Alejandro Fernández, candidato del PP en Cataluña, después de conocer los resultados del 14F (EFE)

Tras la noche electoral, llegan tiempos de pactos. Las elecciones generales de Cataluña culminaron la noche del domingo con unos datos más o menos claros: victoria para Salvador Illa, aunque con pocas posibilidades de formar gobierno; 'sorpasso' entre independentistas, con ERC arrebatándole a Junts el liderazgo del 'procés' y una irrisoria participación en el proceso, la peor en la historia de la democracia en Cataluña, más aún si se tiene en cuenta que la comunidad venía de alcanzar el récord histórico en cuanto a movilización del electorado en las pasadas elecciones. De aquellos comicios, en 2017, el Partido Popular no salió bien parado: los de Xavier García Albiol perdían siete escaños, quedando relegados al grupo mixto al conseguir únicamente cuatro sitios en el Parlamento.

La caída de apoyo fue patente en aquel año (-46,8%, en votos), y ha quedado confirmada este 14 de febrero, al perder otro escaño más. Sin embargo, y aunque los 'populares' nunca han sido del todo fuertes en la comunidad autónoma, durante los últimos diez años han pasado de lo más alto a acabar formando parte del grupo mixto, con escasa relevancia en el tablero político catalán. El PP alcanzó su máximo en las elecciones de 2012, de la mano de Alicia Sánchez-Camacho, cuando consiguió casi medio millón de votos que le dieron un total de 19 de los 135 escaños. La entonces presidenta del PP catalán ya había cosechado cierto éxito en los comicios previos (2010) al obtener 18 escaños gracias al apoyo de unos 390.000 votantes, en un escenario en el que la movilización electoral era relativamente baja.

Sánchez-Camacho no fue, sin embargo, el primer éxito de los 'populares' en Cataluña: después de unos datos mediocres en los tiempos de Alianza Popular, Alejo Vidal-Quadras accedió a la presidencia de la formación sin obtener muchos frutos en sus primeras elecciones como candidato. Sin embargo, en 1995 el político, que también pasó por Vox, revirtió aquellos resultados y se hizo con 17 escaños, convirtiéndose en tercera fuerza política, por detrás del PSC y de la Convergència i Unió de Jordi Pujol. Los 'años dorados' del PP en el Parlament empezaron entonces, oscilando entre los 12 y los 19 escaños, hasta la llegada de García Albiol. Tras haber pasado, no exento de polémica, por la Alcaldía de Badalona, García Albiol dirigió el Partido Popular catalán en unas elecciones ya marcadas por la cuestión de la independencia catalana y aunque no fueron del todo malos los resultados para su partido, este fue el momento en el que comenzó su declive.

Desde el PPC de Sánchez Camacho a la actualidad ha pasado en torno a una década, tiempo en el que el músculo de los 'populares' se ha visto muy mermado: en solo diez años el PP ha perdido casi el 77% del apoyo de sus seguidores, y más del 84% de los escaños que habían conseguido en el mejor de los momentos. El golpe más duro fue, también de la mano de García Albiol, cuando en 2017, unas elecciones que pasaron a la historia por su altísima participación (79%). "Es un día malo para el PP y para el futuro de Cataluña. Han fracasado los que apelaban al voto útil porque no hemos sido capaces de sumar una mayoría constitucionalista alternativa al independentismo", se lamentó entonces. Ciudadanos, mientras, daba un golpe sobre la mesa haciéndose con una victoria absoluta (en número de votos), tras haberle arrebatado a los 'populares' parte de su electorado.

De mínimo histórico en caída libre

García Albiol dejó a un PP menoscabado, aunque no abandonó la política y pudo regresar a Badalona, donde volvió a ser elegido alcalde. En unas circunstancias más que complicadas fue elegido el portavoz del partido en el Parlament, Alejandro Fernández, para suceder al badalonés al mando de la rama catalana de la formación de Pablo Casado pero tampoco él pudo salvar al partido. "Lamento el desplome de la participación. Nunca es buena noticia para la democracia unos niveles tan bajos", lamentó Fernández tras conocer los resultados. Pero también tuvo que asumir su derrota: "Nuestro resultado es malo, no hemos logrado crecer ni obtener grupo parlamentario", reconoció después.

Aún pendientes de los datos definitivos, los resultados de este 14 de febrero han sido, sin lugar a dudas, los peores de la historia del PP en Cataluña: solo en una ocasión, en 1988 y aún con Alianza Popular, habían obtenido por debajo de 150.000 votos y nunca jamás habían tenido tan pocos escaños, tres, uno menos que en 2017, cuando perdieron el grupo parlamentario. El desplome de Ciudadanos no ha derivado ningún apoyo a la formación azul, y el único ganador de la noche del 14F en el bloque más a la derecha fue Vox, que arrasa en su entrada en el Parlament con 'sorpasso' tanto a Cs como al PP.

Tras la noche electoral, llegan tiempos de pactos. Las elecciones generales de Cataluña culminaron la noche del domingo con unos datos más o menos claros: victoria para Salvador Illa, aunque con pocas posibilidades de formar gobierno; 'sorpasso' entre independentistas, con ERC arrebatándole a Junts el liderazgo del 'procés' y una irrisoria participación en el proceso, la peor en la historia de la democracia en Cataluña, más aún si se tiene en cuenta que la comunidad venía de alcanzar el récord histórico en cuanto a movilización del electorado en las pasadas elecciones. De aquellos comicios, en 2017, el Partido Popular no salió bien parado: los de Xavier García Albiol perdían siete escaños, quedando relegados al grupo mixto al conseguir únicamente cuatro sitios en el Parlamento.

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