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El Gobierno, al límite entre la división interna, la oposición y el independentismo
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El Gobierno, al límite entre la división interna, la oposición y el independentismo

El PSOE cree que Rivera les regala la foto de las tres derechas en la manifestación del domingo. Temor a que, pese a las cesiones, el independentismo no apruebe los Presupuestos

Foto: Pedro Sánchez, en la Moncloa. (EFE)
Pedro Sánchez, en la Moncloa. (EFE)

Pedro Sánchez tiene que volver a tirar de su 'Manual de resistencia'. En dos días, el caótico anuncio de la aceptación de un relator/mediador/facilitador en Cataluña ha destapado todas las presiones contra el Gobierno. Diputados críticos del PSOE que aguantaban mordiéndose la lengua han pasado de criticar en voz baja a hacerlo en público y se unieron a los barones —dentro del Gabinete, las críticas se mantienen en privado pero son crecientes—; PP, Ciudadanos y Vox vuelven a la calle y han convocado una gran manifestación contra él el domingo, y el independentismo, visiblemente dividido, da la impresión de no querer Presupuestos ni siquiera con cesiones. El malestar por el libro del presidente añade la impresión de legislatura ingobernable, aunque Sánchez ya ha superado semanas negras y cree que la marcha del domingo le regala la foto de 'las tres derechas' que va a perseguir a Albert Rivera.

El Gobierno acepta crear la figura de un relator para Cataluña

La escena fue significativa. La exportavoz del PSOE en el Congreso Soraya Rodríguez se cruza con el expresidente de Castilla-La Mancha José María Barreda por los pasillos del Congreso. "Te vi a ti y me he animado", le confiesa él entre risas. La noche antes, Rodríguez había roto el silencio socialista con un tuit: "Ni mediadores ni relatores. El diálogo entre el Estado y una comunidad autónoma necesita respeto a la Constitución, al Estatuto y a las instituciones".

placeholder Soraya Rodríguez y Josep Borrell, en una foto de archivo. (EFE)
Soraya Rodríguez y Josep Borrell, en una foto de archivo. (EFE)

Barreda sale de los sets de televisión y de conceder una ronda de entrevistas. "Hay que poner pie en pared". "No merece la pena resistir a toda costa". "Habría que haber convocado elecciones en septiembre". Los dos son las estrellas del día en el Congreso. Han dicho en voz alta lo que muchos —o unos cuantos— musitaban antes en el pasillo y en la cafetería. A lo largo del día, los barones socialistas, que temen una sangría de votos en cada movimiento de Sánchez con Cataluña, se van uniendo. El caótico anuncio el día anterior —primero Miquel Iceta en TV3 y luego Carmen Calvo en el Senado— de que el Gobierno aceptaba una especie de mediador en Cataluña sirvió como espita.

El PSOE resta importancia a la desbandada. Con la vuelta de Pedro Sánchez en las primarias del PSOE, la parte del grupo parlamentario no sanchista se quedó fuera de juego y a eso lo achacan. El secretario general del grupo, Rafael Simancas, fue detrás de ellos sofocando el incendio de sus declaraciones, pero por la tarde la vieja guardia se reunió de nuevo en torno a Alfonso Guerra, que presentaba su libro en Madrid. El exvicepresidente empezó con una velada alusión a la autoría del libro de Sánchez —aunque la 'negra' no aparece en la portada lo ha escrito Irene Lozano, a la que Sánchez ha nombrado secretaria de Estado—: "Este libro está escrito por el autor. Podrá ser todo lo malo que se quiera, pero es mío".

Foto: Alfonso Guerra saluda al presidente de Aragón, el socialista Javier Lambán, en la presentación de su libro, este 6 de febrero en el Congreso. (EFE)

Tras el revuelo generado por Calvo, que se lleva las críticas internas —como ya pasó con la exhumación de Franco— tras desplazar a Batet en la negociación con Cataluña, el PSOE se empeñó en aclarar que no había un mediador entre el Gobierno y la Generalitat, sino una persona neutral elegida por los partidos que forman una mesa política en Cataluña y en la que no participan ni Ciudadanos, ni la CUP ni el PP. Se trataría de buscar alguien que coordine las reuniones y que daría garantía de transparencia.

El Gobierno, obligado a explicarse por el relator

Pero relator suena a democracia bananera y la crítica es imparable. Incluso dentro del Ejecutivo hay quien recela de la idea. Todo se lleva en Moncloa y los ministerios están aislados de la gestión. El día que se anunció, Josep Borrell, el más crítico del Ejecutivo con el independentismo, responde con una evasiva cuando le piden su opinión: "Pregúntenle a la vicepresidenta, que es la que está llevando estos temas". En Twitter, dejó claro que no se puede negociar la autodeterminación: "Ni la Constitución española, ni los tratados de la Unión Europea ni el derecho internacional amparan la secesión de Cataluña. Pretender negociar un supuesto derecho a la autodeterminación como contrapartida a la aprobación de los Presupuestos es un absurdo categórico". Borrell también consideró desproporcionadas las críticas de la oposición.

La ministra de Defensa, Margarita Robles, acudió a un acto en Guadalajara y desde allí su departamento emitió un comunicado con un titular significativo: "Robles destaca la Constitución como único marco posible de convivencia para conseguir una España pujante". En el PSOE hay quien no entiende el empeño en aprobar los Presupuestos, sobre todo porque nada —o casi nada— garantiza que los independentistas los vayan a votar. El independentismo no quiere elecciones anticipadas, pero el juicio del 'procés' empieza el día 12 y el 13 se votan las enmiendas a la totalidad. ERC ya ha presentado la suya y el PDeCAT la ha anunciado. "El colmo es ceder con el relator y no sacarlos. En mi pueblo eso es ser cornudo y apaleado", opina un diputado crítico.

En el PSOE hay quien no entiende el empeño en los Presupuestos porque nada —o casi nada— garantiza que los independentistas los vayan a votar

El frente interno no es el único que afronta el Gobierno. Ante las elecciones del 26-M, hay varias carreras paralelas entre los partidos. ERC y PDeCAT están en la suya por dominar el voto independentista. Por eso, el lunes, y sin avisar a nadie ni apurar el plazo de enmiendas, ERC anunció la suya y luego le siguió el PDeCAT. Muchos socialistas piensan que en realidad no quieren los Presupuestos y que por eso van subiendo la apuesta: primero un mediador, luego un mediador más la autodeterminación...

Solo horas después de que el Gobierno aceptara la figura del relator, el diario 'El Nacional', próximo al independentismo, publicó los 21 puntos que Quim Torra había planteado a Sánchez en Barcelona. Desde el independentismo favorable a aprobar los Presupuestos, se interpretó que era una forma de torpedear la negociación porque ahí Torra planteaba puntos inasumibles para Sánchez, como que había que 'desfranquizar' España y plantearse la continuidad de la monarquía.

placeholder Carmen Calvo centra las críticas por su gestión. (EFE)
Carmen Calvo centra las críticas por su gestión. (EFE)

En otra de las carreras, PP y Ciudadanos compiten por ver quién castiga más el flanco catalán de Sánchez. Nunca se vio mejor como el miércoles por la mañana. Primero habló ante la prensa Albert Rivera en el Congreso y anunció que pedía la comparecencia de Sánchez. Al rato, EFE adelantó una entrevista en la que Pablo Casado no descartaba plantear una moción de censura contra Sánchez. Rivera volvió entonces a convocar a los periodistas para anunciar una gran manifestación el domingo en Colón contra Sánchez. Casi al mismo tiempo, Casado anunciaba lo mismo desde un acto en Cuenca sin ahorrar calificativos contra Sánchez: felón, traidor, ilegítimo, mentiroso, alta traición...

Foto: Los líderes de Ciudadanos, Albert Rivera y del PP, Pablo Casado, en diciembre de 2018. (EFE)

A la manifestación se unió Vox, y pretende ser como aquellas grandes marchas del 'No a la guerra' o las que el PP convocó contra Zapatero, pero con un matiz diferente: su único fin es que Pedro Sánchez deje la Moncloa por su gestión en Cataluña. Y puede ser la primera de muchas. El PSOE puede intentar aprovechar la agitación de la derecha en la calle, porque la manifestación del domingo le regala la foto que tanto desea, Albert Rivera junto a Santiago Abascal, para mostrar a Ciudadanos como un partido echado al monte derechista. Tradicionalmente, cuando la política se polariza mucho, las opciones políticas se minimizan y dos partidos capturan la mayor parte del voto. Así ocurrió en Cataluña cuando las elecciones se convirtieron en un duelo entre Arrimadas y Puigdemont. Suponiendo que eso siga valiendo en la política española —ha cambiado todo tanto— ante la descomposición de Podemos el PSOE podría intentar aparecer como la némesis de las tres derechas y aunar el voto de la izquierda.

Sánchez ha sobrevivido a otras semanas negras —en septiembre, la dimisión de Carmen Montón, su tesis...— y siempre ha salido adelante. Quizá lo peor para él es que la semana que viene empieza el juicio y se votan las enmiendas a la totalidad de los Presupuestos. Esto no ha terminado.

Pedro Sánchez tiene que volver a tirar de su 'Manual de resistencia'. En dos días, el caótico anuncio de la aceptación de un relator/mediador/facilitador en Cataluña ha destapado todas las presiones contra el Gobierno. Diputados críticos del PSOE que aguantaban mordiéndose la lengua han pasado de criticar en voz baja a hacerlo en público y se unieron a los barones —dentro del Gabinete, las críticas se mantienen en privado pero son crecientes—; PP, Ciudadanos y Vox vuelven a la calle y han convocado una gran manifestación contra él el domingo, y el independentismo, visiblemente dividido, da la impresión de no querer Presupuestos ni siquiera con cesiones. El malestar por el libro del presidente añade la impresión de legislatura ingobernable, aunque Sánchez ya ha superado semanas negras y cree que la marcha del domingo le regala la foto de 'las tres derechas' que va a perseguir a Albert Rivera.

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