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Caos total entre Moncloa y el Govern por el nombre, el ámbito y la función del 'relator'
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NEGOCIACIONES SIN CONCLUIR

Caos total entre Moncloa y el Govern por el nombre, el ámbito y la función del 'relator'

Calvo protagoniza un movimiento imprevisto al aceptar la figura de un tercero en las negociaciones sobre el futuro de Cataluña. Pero todo fluye en una nebulosa y las versiones no son coincidentes

Foto: Quim Torra, Pere Aragonès y Elsa Artadi encabezan la segunda reunión de la mesa de diálogo de fuerzas catalanas, este 5 de febrero. (EFE)
Quim Torra, Pere Aragonès y Elsa Artadi encabezan la segunda reunión de la mesa de diálogo de fuerzas catalanas, este 5 de febrero. (EFE)

Las horas siguen descontándose. Queda apenas una semana para que el pleno del Congreso vote las enmiendas de totalidad de los Presupuestos Generales del Estado de 2019 y el Gobierno no tiene nada asegurado pasar ese primer filtro. Y si las cuentas naufragan, no habrá nada que hacer: Pedro Sánchez se quedará sin una "herramienta fundamental", como reconoce la dirección del PSOE, se sentirá más la inestabilidad de un Ejecutivo precario y arreciarán las especulaciones de un adelanto electoral. El Ejecutivo intenta salvar como sea su proyecto de ley. Y ayer giró. Giró aceptando una petición de los soberanistas catalanes que hasta ahora había rechazado: la figura de un "relator", una persona "neutral" que "coordine" la mesa de partidos que se quiere constituir para hablar del futuro de Cataluña. Un "facilitador", le llamó la Moncloa más tarde. Pero todavía ese compromiso nada en la nebulosa. No está claro su nombre definitivo, ni si actuará como árbitro entre formaciones catalanas o de ámbito estatal, cuál será su rol. La negociación no ha concluido. Todos los detalles están en el aire. Al menos de manera oficial.

El Gobierno socialista se vio "sorprendido" el lunes por el golpe de ERC. Los republicanos anunciaron que presentarían 24 horas después su enmienda de totalidad a los PGE. Pedían gestos a Sánchez: presión a la Fiscalía para que retire la acusación contra los presos del 'procés' —el juicio en el Supremo arranca el próximo martes, en paralelo al arranque del debate de las cuentas en el Congreso— y aceptación de un "mediador o facilitador", un "fedatario" de las negociaciones sobre el futuro de Cataluña. El PDeCAT dio al Gobierno de margen hasta el viernes para reaccionar: registraría su enmienda de devolución si no veía avances en la concreción de ese marco de diálogo que habría de abordar el ejercicio del derecho de autodeterminación. Pero los posconvergentes no ponían como condición el fin de la "represión" contra el independentismo. De nuevo, se visualizaban las costuras dentro del separatismo. Sus diferentes estrategias a la hora de negociar con Madrid.

El Gobierno puso en marcha su movimiento de respuesta. Decidió "recoger el guante", según acuñó Ferraz, y aceptó la figura de un tercero en las conversaciones, que el soberanismo había exigido y que hasta ahora había rechazado la responsable de conducir el diálogo con el Govern, Carmen Calvo. El primer secretario del PSC, Miquel Iceta, y después la vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra, fueron desbrozando el camino desde por la mañana, deslizando la posibilidad de que el Ejecutivo acabara transigiendo con esa persona "neutral", que dé "fe de lo que se habla" en la mesa de partidos.

El Ejecutivo pretende convencer al PDeCAT para que no presente su enmienda de totalidad de los PGE, con la esperanza de que arrastre a ERC


La vicepresidenta solemnizó el giro discursivo a su llegada al Senado, poco antes de las cuatro de la tarde. Abrió la puerta a esa figura del "relator", una figura que "pueda tomar nota" y "coordinar" las reuniones. "Cooperar". El Govern, según había desvelado poco antes su portavoz y 'consellera' de Presidencia, Elsa Artadi, había remitido a Madrid una lista de nombres posibles, que según las fuentes consultadas por EFE serían de ámbito internacional. La número dos de Sánchez no entró en detalles: no adelantó candidatos ni quién los propondría. Solo que sería una persona que "entiende de política" y que no sea "ajena" a lo que ocurre en Cataluña.

Foto: La vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, el pasado 30 de enero en Madrid. (EFE)

"No hacen falta mediadores"

Calvo intentó quitar hierro a esa cesión clara del Gobierno, insistiendo en que lo importante es encontrar vías de solución a una crisis territorial que el PP dejó enquistarse al no hacer nada ni intentar el diálogo. "No hacen falta mediadores para estar dentro de la ley, practicando constantemente el diálogo en democracia, que es casi una forma de estar y de hacer política obligatoria para todos", aseguró a los periodistas en la Cámara Alta. Este segundo espacio tendría una vida propia al margen del foro institucional que ya existe y que recoge el Estatut: la comisión bilateral Generalitat-Estado, en la que únicamente se sientan representantes de los dos gobiernos para hablar de transferencias, cuestiones económicas o inversiones en infraestructuras.

El Gobierno insiste en que ese "facilitador" o "relator" operaría en la mesa de partidos catalanes; el Govern insiste: han de ser fuerzas estatales

La vicepresidenta daba a entender, al tiempo, que esa mesa de partidos encargada de deliberar sobre el futuro de Cataluña podría estar compuesta por formaciones estatales. "Mi partido [el PSOE] tiene que estar representado de una manera importante por el PSC", señaló. Su forma de expresarlo no era casual: "De una manera importante por el PSC", que no en exclusiva. Luego se le preguntó si estarían PSOE y PSC. "Evidentemente —respondió ella—. Tendremos que contar mucho con el PSC". ¿Estaría Podemos?, se le inquirió. No contestó.

El Gobierno abre la puerta a incorporar un coordinador al diálogo en Cataluña

Como Lastra había dejado abierta esa puerta horas antes, se interpretó que el Ejecutivo aceptaba un foro de diálogo con fuerzas de ámbito estatal, justo lo que pide el Govern. Sin embargo, fuentes del entorno de Calvo precisaron, después de sus declaraciones, que ella se refería solo al PSC. Y reconocieron que la discrepancia con Quim Torra era la misma: el Ejecutivo catalán quiere una mesa con partidos estatales, para elevar el rango de interlocución e incluir en ella a Podemos; la Moncloa, solo con formaciones catalanas. El forcejeo era el mismo que el que llevaban protagonizando desde el mes pasado Calvo y sus interlocutores de la Generalitat, el vicepresidente, Pere Aragonès, y la 'consellera' Elsa Artadi.

Foto: Josep Borrell, durante la sesión de control al Gobierno en el Senado, este martes. (EFE)

Para afinar más las palabras de Calvo, fuentes del equipo de Sánchez lanzaron dos comunicados ya en la tarde-noche del martes. El segundo espacio de diálogo es "la mesa abierta a los partidos que en el ámbito catalán han de encontrar puntos en común que saquen a la sociedad catalana del actual escenario de fractura". En la segunda nota, insistieron en que el Gobierno y el PSOE defienden "una doble vía de diálogo". "Primero, a nivel institucional, entre ambos gobiernos, nacional y catalán [en la comisión bilateral Generalitat-Estado]. Y segundo, a nivel de partidos catalanes, para encontrar un consenso que trascienda la dinámica de bloques (...). Para este último espacio de diálogo, se nombrará a un facilitador que coordine el trabajo de la mesa de partidos". Por la noche, la Moncloa hablaba, pues, de "facilitador", aunque con funciones muy limitadas, casi de mero secretario. Sánchez rehúye el término 'mediador', pues este se reserva para la resolución de un conflicto entre dos Estados.

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"Ambigua" a conciencia

Fuentes de la cúpula del PSOE apuntaban que Calvo había sido "deliberadamente ambigua" en sus declaraciones a los periodistas, precisamente para no soliviantar a la contraparte catalana. "No entremos en su marco, no les compremos el discurso. El pegamento del independentismo son sus bravuconadas —explicaban en Ferraz—. Lo que ha hecho Carmen es recoger el guante. Si diálogo implica aceptar un relator, pues vale. Eso no es traspasar la legalidad. No cedemos en soberanía, no vamos a aceptar un referéndum de autodeterminación. Ahora dejemos que respondan. Ellos están muy divididos".

En el Palau se reunió la mesa de diálogo catalana que nació en noviembre a instancias del PSC, y a la que no acudieron ni Ciudadanos, ni PP, ni CUP

En la cúpula del PSOE reconocían que el movimiento imprevisto de Calvo obedecía a una "jugada" de alto riesgo: convencer al PDeCAT para que no presente su enmienda de devolución de los Presupuestos, con la esperanza de que, si acceden, logren arrastrar a ERC y esta retire su enmienda. O sea, explorar la vía de salvación de las cuentas de 2019 "hasta el último aliento", hasta donde sea posible. "Estamos en una partida de póquer donde todo se decidirá en el último minuto, pero el Gobierno tiene claro el marco de cumplimiento [la ley] y de la oferta [el diálogo]", especificaban a este diario fuentes de la Moncloa. Lo cierto es que el giro de Calvo sublevó a PP y Ciudadanos y comenzó a generar un resquemor interno, como lo demostró la reacción elocuente de la exportavoz parlamentaria socialista Soraya Rodríguez. También el exlendakari Patxi López dijo en Radio Bilbao (SER) que no le parece que "haga falta" un mediador o coordinador para guiar el diálogo sobre Cataluña.

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Pero no solo hay dos foros de diálogo con Cataluña. A la comisión bilateral Generalitat-Estado ya montada y en marcha y a la mesa de partidos que está por diseñar, acordar y constituir (y que tendría esa figura de 'relator'), se suma otro espacio de interlocución: el que nació en noviembre a instancias del PSC y que se circunscribe solo a formaciones catalanas, y en el que no se sientan ni PP, ni Ciudadanos ni la CUP. Ayer martes por la tarde, se reunió esta última mesa de diálogo en el Palau de la Generalitat, encabezada por Torra, Aragonès y Artadi y la 'consellera' de Justicia, Ester Capella. Pero de ella no salió ningún tipo de propuesta concreta. En ese encuentro, en el que participaron los citados miembros del Govern y representantes de JxCAT, ERC, PSC y comunes, no se trataron los dos temas fundamentales sobre los que pivota la política catalana y española, los Presupuestos catalanes y los Presupuestos Generales del Estado. De fondo quedó la polémica del 'relator', pero que como no se ha de aplicar a esta mesa, pues nada de nada. Una manera como cualquier otra de pasar una tarde de martes. Se pactó que los participantes se reunirán cada mes.

¿Qué se pactó pues en esa mesa de diálogo catalana? Seguir hablando. Se analizaron cuestiones metodológicas, según reveló Artadi tras el encuentro, el modo en que versará el diálogo futuro. Y también un calendario de futuros encuentros: los participantes se reunirán cada mes. Pero esta iniciativa arranca tocada de muerte, porque no está Cs, primer partido en el Parlament, ni está el PP, primer partido en el Congreso, ni está la CUP, que funciona como apoyo clave del soberanismo.

Iceta se ofrece de "facilitador"

Por no pactar, no se pactó ni en qué foro ha de actuar el 'relator', ese testigo neutral que dé fe de lo que está pasando. Está claro que no participará en la bilateral Generalitat-Estado. Pero en el Govern insisten en que esa figura ha de actuar en la mesa de partidos estatales (con Podemos en ella) y la Moncloa, que ha de operar en ese foro de fuerzas de ámbito catalán. Mientras, JxCAT y ERC mostraron sus costuras: Artadi tachó de "poco realista" la postura de ERC de supeditar la retirada de la enmienda a la totalidad a los PGE al fin "de la represión". Esta, subrayó, no acabará "en dos semanas".

JxCAT y ERC discrepan sobre cómo negociar los PGE. Un elemento que enturbió el ambiente fue la publicación de los 21 puntos de Torra a Sánchez

Iceta, mientras, al término de la reunión en el Palau, se ofreció como "facilitador" de un acuerdo entre el Ejecutivo central y la Generalitat, y aseguró que no ve "ningún inconveniente" en que se constituya esa nueva mesa de diálogo con partidos catalanes y estatales. El primer secretario no suele hablar a humo de pajas. Es un dirigente muy conectado con Sánchez y en él el presidente tiene confianza plena.

JxCAT y ERC chocan por las condiciones para tramitar las cuentas de Sánchez

En todo este clima de confusión, de pugna por el relato y de discrepancias entre ERC y PDeCAT, se coló otro elemento más: la Generalitat dio a conocer, en la cita en el Palau, los 21 puntos que Torra había llevado a Sánchez en su cita en Pedralbes el pasado 20 de diciembre [aquí en PDF]. El contenido era, a grandes rasgos, conocido —referéndum de autodeterminación, mediación internacional, no aplicación del 155, fin de la vía judicial...— salvo, quizá, esa demanda de un "debate sobre la monarquía". También se sabía la respuesta del presidente: esos puntos eran un "monólogo" de Torra al que no había ni que hacer caso.

Artadi ve "poco realista" condicionar los Presupuestos al fin de "la represión"

Pero lo importante era el gesto en sí mismo. En el PSOE interpretaban que con esa oportuna filtración los independentistas pretendían "enturbiar" el escenario y añadir presión ambiental al Ejecutivo en una semana clave. La recta final en la que se sabrá si sus Presupuestos siguen su camino o su tramitación se corta y son devueltos. Y, en este último caso, la continuidad de la legislatura quedaría de nuevo en entredicho. El jefe del Ejecutivo podría romper la baraja y convocar generales para el 26 de mayo —un superdomingo de municipales, autonómicas, europeas y legislativas— o esperar al otoño, haciendo alarde, una vez más, de su resiliencia. Esa de la que también presume, desde el mismo título, en el libro que firma para Península y que estará a la venta el 19 de febrero: 'Manual de resistencia'.

Las horas siguen descontándose. Queda apenas una semana para que el pleno del Congreso vote las enmiendas de totalidad de los Presupuestos Generales del Estado de 2019 y el Gobierno no tiene nada asegurado pasar ese primer filtro. Y si las cuentas naufragan, no habrá nada que hacer: Pedro Sánchez se quedará sin una "herramienta fundamental", como reconoce la dirección del PSOE, se sentirá más la inestabilidad de un Ejecutivo precario y arreciarán las especulaciones de un adelanto electoral. El Ejecutivo intenta salvar como sea su proyecto de ley. Y ayer giró. Giró aceptando una petición de los soberanistas catalanes que hasta ahora había rechazado: la figura de un "relator", una persona "neutral" que "coordine" la mesa de partidos que se quiere constituir para hablar del futuro de Cataluña. Un "facilitador", le llamó la Moncloa más tarde. Pero todavía ese compromiso nada en la nebulosa. No está claro su nombre definitivo, ni si actuará como árbitro entre formaciones catalanas o de ámbito estatal, cuál será su rol. La negociación no ha concluido. Todos los detalles están en el aire. Al menos de manera oficial.

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