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Sánchez propone al PSOE la moción contra Rajoy para que se retrate Ciudadanos
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LO TRASLADA A LA EJECUTIVA FEDERAL DE ESTE VIERNES

Sánchez propone al PSOE la moción contra Rajoy para que se retrate Ciudadanos

El líder del PSOE se decide finalmente, tras escuchar muchas voces a favor, por echar mano de una herramienta extraordinaria para intentar tumbar al presidente y meter presión a Rivera

Foto: Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Alberto Garzón, en la última ceremonia de los Premios Goya, el pasado 3 de febrero en Madrid. (EFE)
Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Alberto Garzón, en la última ceremonia de los Premios Goya, el pasado 3 de febrero en Madrid. (EFE)

La moción de censura de Pedro Sánchez contra Mariano Rajoy es inminente. El secretario general ya está persuadido y tiene la decisión tomada. Y es la que eleva este viernes a su ejecutiva, para que la valide. Un órdago en toda regla al presidente del Gobierno justo tras una sentencia demoledora de la Audiencia Nacional por el caso Gürtel, que condena al PP como responsable civil al pago de una multa de 245.492 euros como partícipe a título lucrativo de la trama, que considera que está probada la caja B del PP desde 1989 y que cuestiona incluso la credibilidad del presidente. Sánchez no encontrará previsiblemente ningún obstáculo en su equipo.

El líder socialista se ha tomado su tiempo para meditar qué hacer. En su entorno le recomendaban que diera el paso, que debía hacerlo para "retratar" a Ciudadanos. Y él, finalmente, tomó la iniciativa. A la reunión de su ejecutiva federal, convocada de forma urgente y extraordinaria a las 11 de la mañana, lleva la propuesta de moción de censura, según confirmaron en la noche del jueves a este diario fuentes de la dirección. Tras recibir el casi seguro visto bueno de los suyos, Sánchez comparecerá ante los medios para explicar el camino del PSOE a partir de ahora.

[Consulte aquí en PDF la sentencia de la Gürtel, el resumen del fallo, el cuadro de condenas por apartados y las condenas impuestas a los acusados]

En todo el jueves, desde que se conoció la sentencia, Sánchez no emitió ningún mensaje a través de las redes sociales. Y el partido solo colgó la afirmación que minutos antes había trasladado a los periodistas, que la dirección considera "inaceptable" la respuesta del PP y del Gobierno ante la sentencia del caso Gürtel, "que implica políticamente" al jefe del Ejecutivo y del PP, Mariano Rajoy. Nada más.

El líder socialista no quiso responder en esta ocasión reactivamente, como sí ocurrió cuando el presidente compareció como testigo en el juicio. Entonces, le exigió la dimisión, que por supuesto no llegó. No hubo ni amago de moción de censura en aquel momento, aunque PSOE y Unidos Podemos sí forzaron a Rajoy a acudir al pleno para que diese cuentas ante los diputados. Pero ahora la situación ha experimentado un salto cualitativo muy importante. Ya hay una sentencia, y muy dura, contra el PP, y un pronunciamiento de los jueces que deja en muy mal lugar al jefe del Ejecutivo, al cuestionar su credibilidad al negar la caja B de su partido. Al fallo de la Audiencia se suma, además, el serial de corrupción que padecen los populares casi a diario. Este mismo jueves, el juez enviaba a prisión y sin fianza a Eduardo Zaplana, el que fuera portavoz parlamentario de Rajoy, exministro de José María Aznar y expresidente de la Comunidad Valenciana.

Se hace "por responsabilidad"

Sánchez pasó toda la jornada entre 'cumbres' al más alto nivel y conversaciones telefónicas con dirigentes socialistas. En Ferraz se celebraron dos reuniones. Una, por la mañana, con los miembros del núcleo duro que estaban en Madrid —Adriana Lastra, la vicesecretaria general; Margarita Robles, la portavoz parlamentaria; Alfonso Rodríguez Gómez de Celis (Relaciones Institucionales) y Santos Cerdán (Coordinación Territorial)—, y otra por la tarde, a la que se sumó Carmen Calvo, la número cuatro y secretaria de Igualdad, y de la que tuvo que ausentarse Robles. En ambas se sentaron el jefe de Gabinete de Sánchez, Juanma Serrano, y el asesor externo, Iván Redondo. Otros miembros del primer anillo de poder, como el número tres, José Luis Ábalos, y la presidenta del partido, Cristina Narbona, estaban de viaje fuera de España y no pudieron acudir. De esas reuniones en la sede federal salió la decisión de dar el paso ya. En Ferraz explicaban que el jefe no había entablado aún charlas formales con los barones territoriales, aunque sí habló con alguno de ellos: primero quiere recabar el parecer de su equipo para después trasladar la decisión a las federaciones y obtener así el plácet de las estructuras del partido.

Sánchez tomó la decisión tras reunirse con su núcleo duro: Lastra, Robles, Gómez de Celis, Calvo y Cerdán. Faltaba Ábalos, de viaje fuera de España

Fuentes próximas al secretario general reconocían que tras analizar "todos los escenarios" y contemplar "todas las opciones", se había decantado por presentar la moción, aunque antes de adoptar la decisión final quería escuchar el parecer de los miembros de la ejecutiva, para discutir con ellos los pros y contras y estudiar los detalles. Lanzar ese órdago al presidente resitúa el marco político, en la medida en que vuelve a aumentar la presión hacia Ciudadanos apenas un mes después de que los socialistas registraran otra moción de censura, pero en la Asamblea de Madrid y contra la entonces presidenta, Cristina Cifuentes, acorralada por un caso menor, su máster fraudulento. Ese paso sirvió, a ojos de la dirección, para consolidar no solo la figura del candidato, Ángel Gabilondo, sino también para afianzar la imagen del PSOE como alternativa al PP, y a Cs como el socio que realmente no cree en la regeneración democrática y sí actúa como "encubridor" de la corrupción de los populares.

placeholder Pedro Sánchez, junto a Cristina Narbona, Adriana Lastra, Carmen Calvo y Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, el pasado 28 de noviembre en Ferraz. (EFE)
Pedro Sánchez, junto a Cristina Narbona, Adriana Lastra, Carmen Calvo y Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, el pasado 28 de noviembre en Ferraz. (EFE)

En el entorno de Sánchez, aunque también fuera de él, hay dirigentes que creen que ya no hay excusa para no ir a una moción de censura, sobre todo para "desenmascarar a Cs". Alfredo Pérez Rubalcaba ya amenazó con ella en 2013 cuando se publicaron los SMS de Rajoy al extesorero (y hoy condenado a 33 años y cuatro meses de prisión y a más de 44 millones de euros de multa) Luis Bárcenas. Aquello no dejaba de ser un gesto político, pues el PP disponía en esa legislatura de una holgadísima mayoría absoluta. Pero ahora hay una sentencia durísima contra los conservadores. El salto es brutal. "Bestial", como convino la propia Susana Díaz. De ahí que varios cuadros consultados estimaran que el líder socialista "no tiene otra salida".

El 'sentención' de la Gürtel

En el equipo de Sánchez insistían en que él no recibe "presiones" externas, entendidas como exigencias, sino que actúa de forma "meditada, madura y serena" y "por responsabilidad". Pero que hay dirigentes que opinan que el momento ha llegado es innegable, como evidenciaban, por cierto, los tuits de la presidenta balear, Francina Armengol, y los candidatos en Navarra y Asturias, María Chivite y Adrián Barbón. Los tres son barones sanchistas. Ya hace meses, cuando aún se dudaba si Rajoy podría aprobar sus Presupuestos de 2018, el secretario general, como avanzó este diario, recibió presión de alguno de los suyos para que, en caso de que el presidente no alcanzara ese objetivo, se lanzase. El líder no dio ese paso: solo insistió en que si el Ejecutivo no sacaba sus cuentas, Rajoy debía presentar una cuestión de confianza. El Gobierno sí tiene cerca aprobar definitivamente los PGE —falta el trámite en el Senado—, pero ahora está más débil que nunca.

Aprobación también desde Andalucía

Ahora la operación adquirirá una dimensión mucho mayor y entraña más riesgos. El objetivo sería nada más y nada menos que el presidente del Gobierno. Sánchez solo tendría dos alternativas para que prosperase y alcanzar así los 176 votos en el Congreso: o una alianza con Podemos y Ciudadanos, las que en tiempos llamó "fuerzas del cambio", o bien un acuerdo con los morados y con las formaciones nacionalistas e independentistas. Esta última suma sería de muchísimo riesgo, y casaría mal justo ahora cuando el secretario general ha endurecido muchísimo el discurso contra el secesionismo y no para de recordar el carácter "supremacista" y "racista" del nuevo 'president', Quim Torra. Cataluña también le ha aproximado al Gobierno en defensa de la Constitución y de la legalidad, y de hecho los dos líderes mantienen una relación fluida. Ambos acordaron no publicar los nombramientos de 'consellers' y mantener la intervención de la Generalitat, y ambos consensuaron aplicar un 155 más duro e incluso indefinido si el Govern, cuando se constituya, quebrase la legalidad. Además, siempre Sánchez ha reiterado que no quiere ser presidente "a cualquier precio".

La principal preocupación es Cataluña, con el desafío secesionista en otro punto álgido y el discurso muy duro de Sánchez contra Torra

Que la moción prospere será difícil, por no decir imposible. Visto lo que ocurrió en Madrid, es harto complicado que Cs se embarque en una operación que necesariamente habría de incluir a Podemos, aunque también es cierto que Albert Rivera señaló que la sentencia de Gürtel supone "un antes y un después" en su relación con el Gobierno. La suma con las fuerzas separatistas es una senda de alto riesgo. El PDeCAT sí adelantó su apoyo, sin poner condiciones encima de la mesa. En la cúpula, por tanto, esgrimen que si dan su apoyo gratis, sin pedir nada a cambio, la cosa cambia.

Serán importantes las concreciones que adelante Sánchez este viernes en su comparecencia ante los medios. Porque podría lanzarse ya y registrar la moción de censura en el Congreso, o bien abrir previamente una ronda de reuniones para sondear los apoyos con los que cuenta. Y también tendrá que precisar si está dispuesto a ser investido con los votos de formaciones separatistas, que de aceptarlos probablemente generarían contestación interna. O si está dispuesto a ir al pleno sin contar con los respaldos suficientes, lo que supondría reeditar la estampa de la investidura fallida de 2016. En cualquier caso, como sucedió en Madrid, cuadros socialistas perciben que el solo hecho de presentar la moción es positivo, aunque no salga, pues apuntilla al PP y "retrata" a Albert Rivera. En el PSOE está muy vivo el recuerdo de la iniciativa que presentó Felipe González contra Adolfo Suárez en 1980. La perdió, pero dos años después arrasó en las generales en las que UCD, el partido gubernamental, se derrumbó por completo.

Rivera asegura que "hay un antes y un después" tras la sentencia Gürtel con el Gobierno

Sánchez no encontrará obstáculos internos a su propósito. Incluso la cúpula de la federación andaluza, la más distante del jefe, aplaude el gesto, porque cree que es una oportunidad para hacer que Cs se retrate ante los electores, informa Isabel Morillo desde Sevilla. La moción también beneficiaría a una Susana Díaz que será la que en principio antes tendrá que pasar la prueba de las urnas, pues sus autonómicas son las que abren el ciclo electoral y los naranjas, según las encuestas, están fuertes también en su comunidad.

Foto: Mariano Rajoy, el día en que declaró en la Audiencia Nacional. (EFE)

Presiones reiteradas desde Podemos

Para Podemos es más prioritario que nunca echar al PP del Gobierno, vía moción de censura contra Rajoy. La formación liderada por Pablo Iglesias lleva más de un año presionando a Sánchez, casi desde el minuto uno en el que recuperó la secretaría general de su partido, para que dé el paso y se comience a poner en marcha un proyecto de regeneración democrática hasta la convocatoria de elecciones generales, previsiblemente antes de que finalice la legislatura debido a las dificultades aritméticas.

Iglesias está dispuesto a dar su apoyo al líder socialista sin condiciones, sin pedir sillones y sin un programa de mínimos, como pasó en Madrid

Presiones que se redoblaron tras el referéndum del 1-O, volvieron a aparecer de forma pendular desde entonces y ahora se han convertido en la única prioridad de Unidos Podemos debido a la sentencia del caso Gürtel. La diferencia en estos momentos es que la formación morada está dispuesta a dar su apoyo al PSOE sin ningún tipo de condición. Lo primero es que se presente, y a partir de ahí, comenzar a hablar con los socialistas.

De entrada, no se reclaman sillones ni tampoco un programa de mínimos. Solo echar al PP, “limpiar” las instituciones y comenzar a preparar la convocatoria de unas elecciones en igualdad de condiciones, sin que ninguna fuerza acuda “dopada”, según el símil empleado por el secretario de Organización, Pablo Echenique. Se impone la estrategia utilizada en Madrid junto al portavoz socialista, Ángel Gabilondo, para echar a Cristina Cifuentes por el caso máster, revestida de un pragmatismo y posibilismo, debido a los números, de sello errejonista.

La sentencia de Gürtel pone fin a un largo proceso que quedará grabado en la historia judicial y política

En la dirección del partido se pide cautela debido al silencio y a las dudas instaladas en Ferraz. Dicen estar a la "expectativa". Para facilitar que Sánchez dé el paso, no solo se evita poner condiciones, sino que incluso se trata de no concretar la estrategia podemista, hasta el punto de dejar en el aire si apoyarían que Ciudadanos entrase en la ecuación de la moción de censura. De momento, sí deslizan que saben de primera mano que tanto el PDeCAT como ERC, cuyos votos favorables serían imprescindibles para ganar la moción de censura si Albert Rivera decide rechazarla, apoyarían la iniciativa sin pedir nada a cambio. “Están a favor de un Gobierno progresista”, concluyen.

Iglesias culpa a PSOE, Cs y PNV por dejar gobernar a un partido "delincuente"

La operación que trató de llevarse a cabo en la Comunidad de Madrid, y que finalmente se vio abortada por la dimisión de Cifuentes y el apoyo de Cs al sucesor designado, Ángel Garrido, se está volviendo a plantear en Princesa 2, la sede del partido morado en la capital. Una operación que va en la línea con lo que Iglesias ha remarcado durante las últimas semanas, a través de varias reflexiones académicas, prestándose a “cabalgar contradicciones” y haciendo asimismo una lectura del actual reflujo de las fuerzas progresistas que indefectiblemente pasa por gobiernos de coalición, pues el tiempo de las mayorías absolutas es cosa del pasado.

Los números de la moción de censura

La moción de censura necesita 176 votos para que prospere. Mayoría absoluta del Congreso. Pedro Sánchez, el candidato (no importa que no sea diputado ya, no lo exige la Constitución), tiene dos vías para conseguirla.

-Con los emergentes: el PSOE (84), Podemos y sus confluencias (71) y Ciudadanos (32) suman 183 escaños. Es la mayoría que más gustaría a los socialistas, la que el líder persiguió en 2016, sin éxito, por el veto de las dos formaciones. 

-Con Podemos y los nacionalistas: otra suma posible, aunque muy arriesgada, es la que conformarían PSOE (84), Podemos y sus aliados (71), ERC (9), PDeCAT (8) y PNV (5). 177 diputados. Si no estuvieran en esa mayoría los nacionalistas vascos, que acaban de aprobarle los Presupuestos a Mariano Rajoy, Sánchez requeriría el concurso de EH Bildu (2), Coalición Canaria (1) y Nueva Canarias (1). Así obtendría la mayoría absoluta justa. NC fue socia de coalición de los socialistas en las generales de 2015 y 2016, y apoyó la investidura de Sánchez en la fallida XI Legislatura

La moción de censura de Pedro Sánchez contra Mariano Rajoy es inminente. El secretario general ya está persuadido y tiene la decisión tomada. Y es la que eleva este viernes a su ejecutiva, para que la valide. Un órdago en toda regla al presidente del Gobierno justo tras una sentencia demoledora de la Audiencia Nacional por el caso Gürtel, que condena al PP como responsable civil al pago de una multa de 245.492 euros como partícipe a título lucrativo de la trama, que considera que está probada la caja B del PP desde 1989 y que cuestiona incluso la credibilidad del presidente. Sánchez no encontrará previsiblemente ningún obstáculo en su equipo.

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