La junta del Barça aprueba el plan para financiar el nuevo Camp Nou, pero los inversores siguen sin verlo claro
El límite del 31 de marzo para cerrar el acuerdo para lo que se denomina Espai Barça ya no parece tan inamovible y se dio a entender que las conversaciones todavía podrían prolongarse unos días
La junta del FC Barcelona tardó más de siete horas, pero el presidente Joan Laporta consiguió que se aprobase el plan para financiar la remodelación del Camp Nou. Pero la negociación con los bancos y los inversores finales sigue abierta, y aún no se ha cerrado de manera definitiva, según han explicado diversas fuentes empresariales conocedoras del encuentro.
El plan que se respaldó por la junta fue el de Goldman Sachs y JPMorgan: emisión de bonos por valor de 1.500 millones, en diversos tramos y, según planteó el vicepresidente, Eduard Romeu, con una ventana de oportunidad a los cinco años que permita reducir el coste financiero en caso de que para entonces hubiesen bajado los tipos. Se insistió en que el interés máximo que pagará el club es del 6% anual.
En cambio, el límite del 31 de marzo para cerrar el acuerdo para lo que se denomina Espai Barça, que habían fijado el club y los bancos colocadores, ya no parece tan inamovible y se dio a entender que las conversaciones todavía podrían prolongarse unos días.
Lo que aprobó la junta fue un protocolo de actuación para la financiación, pero no la financiación definitiva en sí, que continúa pendiente, y que se atribuyó ahora a que hay que esperar a lo que digan los tenedores finales de la deuda, en su mayoría, inversores estadounidenses.
Algunos miembros de la junta expresaron inquietud y propusieron que se aplazase el proyecto para el Espai Barça hasta que el entorno financiero fuese más favorable, pero Laporta fue inflexible y dejó claro al resto de miembros de este órgano rector del club que no habría marcha atrás.
El club se negó a informar sobre las cuestiones de la financiación del Espai Barça, una negociación perjudicada por la fase de subida de tipos, el entorno de crisis bancaria y por el escándalo del caso Negreira. Esto último, llevado a un extremo, podría implicar el descenso del Barça a categorías inferiores o el veto al acceso a competiciones europeas, con el consiguiente impacto económico en las cuentas del club y, en consecuencia, en el perfil del riesgo de los bonos que pretende emitir. Sobre este punto, Laporta se comprometió a dar explicaciones públicas después de Semana Santa.
La única información del FC Barcelona fue un comunicado en el que se informaba de la renovación de líneas de circulante por valor de 49,5 millones con CaixaBank y el Santander, algo que no pasaría de ser una operación de rutina financiera sin mayor relevancia, pero que el club vendió como “un ejemplo de la confianza que la entidad sigue generando entre las entidades bancarias”.
Señales negativas
Desde que se inició la negociación para colocar esta emisión de bonos corporativos, todas las señales que ha enviado el sector financiero son negativas. Se optó por la constructora turca Limak, que hasta ahora nunca había trabajado en Europa. La agencia de calificación de riesgo le bajó el rating. Luego el propio club exigió que ese rating fuese secreto. Mientras pasaba todo esto, el Barça seguía asegurando que todo iba bien.
En los últimos meses, todas las noticias sobre la financiación han sido negativas
En este momento, ya no se sabe con claridad qué tramos de deuda hay, o si la deuda ha de ser a 25 años y acabaría de amortizarse en 2047, o más tarde. Tampoco si hay letra pequeña en el contrato con los inversores.
Del primer tramo de la emisión de bonos, unos 200 millones se destinarán a pagar el crédito puente que otorgó Goldman Sachs y que sirvió para derribar el mini Estadi y la tercera gradería del FC Barcelona. En pocas palabras, el club blaugrana empezó a gastarse la deuda antes de que se llevase a cabo la emisión, para la que ya se ha creado el fondo de titulización Espai Barça FT, la sociedad de titulización que de manera formal actuará como emisor.
La junta del FC Barcelona tardó más de siete horas, pero el presidente Joan Laporta consiguió que se aprobase el plan para financiar la remodelación del Camp Nou. Pero la negociación con los bancos y los inversores finales sigue abierta, y aún no se ha cerrado de manera definitiva, según han explicado diversas fuentes empresariales conocedoras del encuentro.
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