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El precio de los alimentos se desinfla en los mercados mundiales, pero no en España
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INDICADOR DE PRECIOS DE LA FAO

El precio de los alimentos se desinfla en los mercados mundiales, pero no en España

El precio de los alimentos en los mercados mundiales lleva ya más de un año cediendo, pero no en España, donde se registran incrementos por encima del 10%. El último informe de la FAO muestra la evolución

Foto: El precio de los alimentos se desinfla, no en España. (EFE/Andy Rain)
El precio de los alimentos se desinfla, no en España. (EFE/Andy Rain)

La presión a la baja en el precio de los alimentos se acentúa. Desde luego, en los mercados internacionales, donde el índice de la FAO se aleja ya un 24% de los niveles máximos alcanzados en marzo de 2022, inmediatamente después de comenzar la invasión de Ucrania.

Desde entonces, y salvo algún mes al alza, la tendencia ha sido claramente bajista, y aunque todavía los alimentos muestran niveles elevados respecto de lo que ha sido su media histórica, la normalización es cada vez más evidente. Ni siquiera los últimos acontecimientos en el mar Negro, desde donde sale buena parte de los cereales que se consumen en el mundo, han frenado esa tendencia.

No es el caso de España, donde, según Estadística, la rúbrica de los alimentos, que incluye las bebidas no alcohólicas, crece todavía un 10,5% respecto de hace un año. Si la comparación se hace en índices, el resultado es que en España se sitúa un 14,7% por encima del nivel de abril de 2022, justo lo contrario de lo que refleja el índice de la FAO. Aunque en agosto se produjo un retroceso de tres décimas en términos anuales, fue debido a la estabilidad de la leche, el queso y los huevos, frente a la subida del año anterior (el llamado efecto base). Igualmente, se produjo una menor subida de los precios de la carne y del pan y cereales respecto de agosto de 2022.

De cualquier manera, señales distintas que, en el caso del índice de la FAO, se reflejan en un descenso de los precios de los productos lácteos, los aceites vegetales, la carne y los cereales, mientras que el índice de precios del azúcar, que es el producto más alcista, aumentó de forma moderada.

El caso de los cereales es especialmente significativo por su relevancia en el consumo de las familias, y lo que dice la Agencia de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación es que el índice bajó un 0,7% en agosto y un 14,1% por debajo de su valor de hace un año.

Cosecha récord

En la misma línea, los precios internacionales del trigo cayeron un 3,8%, debido principalmente a una mayor disponibilidad por razones estacionales procedentes de las cosechas en varios de los principales exportadores del hemisferio norte. Igualmente, los precios internacionales de los cereales secundarios también bajaron en agosto un 3,4%. También los precios del maíz cayeron por séptimo mes consecutivo, alcanzando su valor más bajo desde septiembre de 2020, respaldados por la abundante oferta mundial procedente de una cosecha que ha sido récord en Brasil y el inicio de la cosecha en EEUU.

¿Qué está sucediendo en España? La leche, por ejemplo, está subiendo un 14,1% en términos anuales, mientras que en el caso del resto de productos lácteos el aumento es del 10%. Es decir, lejos del índice de precios de los productos lácteos de la FAO, que en agosto registró su octavo descenso mensual consecutivo y una disminución del 22,4% respecto de hace un año.

Algo parecido sucede en el caso de los cereales y sus derivados, que en España, según Estadística, se han incrementado un 10% el último año, mientras que el índice correspondiente de la FAO muestra, por el contrario, un recorte del 14,1% respecto de hace un año.

También en el caso de la carne se han producido movimientos en sentido contrario. El IPC, en concreto, refleja encarecimientos situados entre el 3% (carne de pollo) y el 15,6% (el cerdo). En el caso del vacuno, el aumento es del 6,8%, en línea con el 6,6% de la carne de ovino. ¿Qué ha ocurrido, por el contrario, en el índice de la FAO? Pues que en agosto bajó un 3%, y un 5,4% en el último año. Como señalan los técnicos de la FAO, el mes pasado bajaron los precios internacionales de todos los tipos de carne, siendo la carne de ovino la que registró la caída más pronunciada, fundamentalmente a causa de un súbito aumento de las disponibilidades procedentes de Australia y del debilitamiento de la demanda de China.

Entre los productos que han subido en los mercados internacionales está, además del azúcar (un 34% anual), el arroz, cuyo índice para toda clase de variedades ha alcanzado un máximo en 15 años. La FAO lo achaca a las perturbaciones del comercio registradas tras la prohibición de las exportaciones de arroz blanco impuesta por la India en julio. En el caso de España, el arroz ha subido un 21,6%.

Costes de producción

Es evidente, sin embargo, que no se puede hacer una relación mecánica entre los precios de los alimentos en el mercado interior y las cotizaciones de los mercados internacionales, pero existe una significativa correlación. Entre otras razones, porque el coste de los insumos (energía, productos fitosanitarios o fertilizantes) siempre tiende a estar alineado. Esto es lo que explicó, precisamente, las fuertes alzas registradas en 2022. Subieron en el exterior y también en España.

Entre los factores internos que se sitúan al margen de lo que suceda en los precios internacionales se encuentra, fundamentalmente, el volumen de producción agraria. Y lo que ha sucedido a lo largo de este año y el anterior es que la fuerte sequía ha provocado producciones muy cortas. Según datos de Eurostat para España recopilados por CaixaBank, el rendimiento (toneladas por hectárea) de las cosechas cayó alrededor de un 18% en 2022, en línea con la caída en el volumen de precipitaciones anuales. El caso más llamativo y actual es el del aceite de oliva, cuyo precio se ha duplicado ante las malas cosechas.

Foto: Christine Lagarde, presidenta del BCE. (EFE/Wittek)

Otro factor que influye es el volumen de importaciones de productos agrícolas que, en teoría, deberían haber empujado los precios a la baja en los últimos meses. No en vano, aunque España mantiene un sólido superávit comercial (más de 8.000 millones de euros en el primer semestre de este año), es también un gran importador. En concreto, 26.935 millones, lo que representa el 12% de las importaciones.

Entre las compras al exterior destacan, precisamente, los cereales, producto en el que España es un importador neto debido a un déficit estructural de la balanza comercial. La producción nacional no llega a cubrir las necesidades internas, en particular las de la industria de elaboración de piensos para consumo animal. Igualmente, importa productos cárnicos, leche y huevos, cuyo precio ha bajado en el último año, pero no se ha trasladado a la cesta de la compra.

La presión a la baja en el precio de los alimentos se acentúa. Desde luego, en los mercados internacionales, donde el índice de la FAO se aleja ya un 24% de los niveles máximos alcanzados en marzo de 2022, inmediatamente después de comenzar la invasión de Ucrania.

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