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El precio de tu cesta de la compra no para de subir, el de los cereales está en "caída libre"
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"Todos dependemos ahora de la geopolítica"

El precio de tu cesta de la compra no para de subir, el de los cereales está en "caída libre"

Las lonjas españolas están marcando caídas que ponen los precios del grano en cifras de antes del inicio de la guerra. Los agricultores hablan de tormenta perfecta con costes altos, puertos llenos y menos ganado

Foto: Un tractor recoge un campo de cereal. (EFE)
Un tractor recoge un campo de cereal. (EFE)

Hace justo un año, en la primavera de 2022, las lonjas españolas no dejaban de mirar hacia arriba. Tras las primeras semanas de guerra en Ucrania y con todo el sistema expectante ante los siguientes pasos en el frente, los precios del grano marcaban récords semana tras semana. Ahora, también lo hacen, pero por abajo. Las curvas de la agricultura se han dado la vuelta y los expertos no se atreven a hablar de un final. En los últimos meses, el coste de los cereales, uno de los pilares del sector agrícola, ha visto cómo ha pasado de estar en su pico histórico a caer sin freno y, de momento, sin suelo.

Mientras los alimentos marcan subidas récord, con una variación interanual de más del 16% en las tiendas, los productos agrícolas hacen justo el camino contrario. Solo en la lonja de León, los precios han caído alrededor de un 30% desde su máximo, marcado a finales de mayo de 2022. Justo un día antes de que Putin invadiese Ucrania, allí el trigo cotizaba a 280 euros la tonelada y el 25 de mayo llegó a los 377 euros la tonelada. En la sesión celebrada el pasado miércoles, la cifra estaba ya en los 268 euros, 15 menos que la semana anterior. ¿Cómo es posible este giro si todos los precios diarios siguen aumentando? Lo cierto es que a los que conocen el campo y lo vivido el año pasado ya no les parece tan raro. "Estamos en un mercado con volatilidad extrema en estos momentos. Hay que entender que incluso las pequeñas lonjas españolas, como todo, dependen ya de la geopolítica", comenta Gregorio Juárez, técnico de Asaja.

Foto: El presidente ruso, Vladímir Putin. (Reuters/Sputnik/Alexei Nikolslkyi)

Juárez, experto en el mercado de cereales, amaga, mientras conversa con El Confidencial, con sacar tablas y analizar caso a caso la situación, pero es claro: por mucho que se intente adivinar el futuro, en estos momentos es casi imposible. Por eso, tampoco se sabe cómo ni cuándo afectará esto a la cesta de la compra. "El análisis de la situación actual es relativamente sencillo. Con el estallido de la guerra, muchos grandes almacenes decidieron comprar grano y guardarlo para evitar nuevos desabastecimientos y grandes subidas de precios. Pero llegó la reapertura del corredor del mar Negro, una mayor producción y la apertura de los mercados asiáticos con los puertos aún llenos, por lo que tenemos ahora un exceso de oferta al que hay que añadir una menor demanda porque muchos ganaderos cerraron sus explotaciones", detalla. Estos precios deberían acabar llegando al consumidor final, pero imposible saber cuándo.

España ha sido siempre un país importador de grano, sobre todo por su cariz meramente ganadero. Consumimos, según datos de los expertos, cerca de 37 millones de toneladas de grano al año, la mayor parte del mismo dedicado a fabricación de pienso. Dependiendo de la temporada, los campos españoles ofrecen unos 22 o 24 millones y el resto ha de comprarse fuera, de ahí que afecten tanto a nuestro país los cambios exteriores en este sector. Durante años, Ucrania jugó un papel clave en esa otra parte, siendo España el principal importador de su cereal en toda la UE, pero la guerra complicó todo y los que han cogido la sartén por el mango son los compradores que pudieron hacerse con reservas en los peores momentos.

"Es una situación complicada, porque con la apertura del corredor y la normalización de muchos mercados internacionales, los precios están bajando en todo el mundo. Claro, con esas bajadas, los agricultores quieren vender antes de seguir perdiendo y se meten todos a la vez en el mercado. Al no haber compradores para todo el grano, son estos últimos los que acaban cogiendo el poder y en último lugar pueden marcar bastante el precio", resume Juárez. De ahí que la noticia de las caídas esté empezando a preocupar mucho a los propios agricultores. Sus costes de producción siguen altos, pero su producto final ya no se vende igual que hace un año, sus compradores ya no lo necesitan.

Por todo ello, a gente como Juárez no le cuesta hablar de precios en "caída libre" y se cortan a la hora de imaginar otra nueva corrección. Sí es cierto que se apuntan malas cosechas, sobre todo por sequías y situaciones climáticamente desfavorables en lugares como Argentina, pero en un mercado totalmente globalizado es difícil saber su impacto. "Quizá, si miramos producto por producto, podamos ver más claramente esos suelos, pero a nivel general el mercado de los cereales se ha vuelto demasiado complejo como para hacer grandes predicciones. Si de repente te entra Brasil con una producción gigantesca, te puede tumbar los precios en todas las lonjas de España, por poner un ejemplo".

"Es una 'commodity' más"

El vaivén es "una commodity más", un producto básico más con el que se comercia en todos los mercados y, aquí es algo clave, se comercia a futuro. Esos futuros de bolsas como la de Chicago, la más importante en el sector a nivel global, son los que acaban marcando el vaivén de precios. A lo que hay que añadir que son cifras que bailan a cada noticia de impacto más o menos global. Si hay una producción especialmente buena en un gran país baja el precio, si se retrasa la exportación del mar Negro sube y así sucesivamente.

"Una vez que entran fondos y todo tipo de grandes capitales, ya no podemos imaginar estos mercados como tradicionalmente podríamos pensar en ellos. Hay oferta y demanda, pero todo depende de la geopolítica, porque gran parte del grano se negocia a futuro, con los fondos pujando por ello", comenta Juárez. Incluso en un pequeñísimo mercado a nivel global como es el español, estos grandes capitales acaban marcando el paso.

placeholder Campos de cultivo en Ucrania, muy cerca del frente. (Reuters)
Campos de cultivo en Ucrania, muy cerca del frente. (Reuters)

Sin ir más lejos, este último jueves, la cotización de los futuros del trigo en Chicago volvió a caer a los niveles más bajos desde julio de 2021, debido a las acciones rusas que hablan de un crecimiento en sus exportaciones a todo el planeta. También cayeron la soja y el maíz. "Los precios mundiales del trigo están en caída libre por una demanda de importación insuficiente y los precios bajos ofrecidos por Rusia", explicaba el inversor Steve Freed, de ADM Investor Services.

La montaña rusa es tal que en zonas como Argentina, las lluvias caídas en enero fueron recibidas como algo agridulce. Por un lado, eran necesarias para que el cultivo de soja y maíz saliese adelante, pero por otro, esa agua hizo que en Chicago los precios de los productos cayesen, limitando aún más los beneficios de los agricultores. En el caso de nuestro país, aún está por ver qué temporada espera, pero todo apunta a que continuará la sequía, por lo que podría limitar un poco la caída de los precios. "También habrá que ver cómo va el corredor del mar Negro, porque Rusia lo está controlando muchísimo, o si hay problemas con el abastecimiento de otras naciones como Brasil. Aquí, cualquier mínimo movimiento lo cambia todo", termina Juárez.

Hace justo un año, en la primavera de 2022, las lonjas españolas no dejaban de mirar hacia arriba. Tras las primeras semanas de guerra en Ucrania y con todo el sistema expectante ante los siguientes pasos en el frente, los precios del grano marcaban récords semana tras semana. Ahora, también lo hacen, pero por abajo. Las curvas de la agricultura se han dado la vuelta y los expertos no se atreven a hablar de un final. En los últimos meses, el coste de los cereales, uno de los pilares del sector agrícola, ha visto cómo ha pasado de estar en su pico histórico a caer sin freno y, de momento, sin suelo.

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