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Los petrodólares desembarcan en España aprovechando los precios de saldo
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Los activos están muy devaluados

Los petrodólares desembarcan en España aprovechando los precios de saldo

La entrada de Arabia Saudí en Telefónica no es el primer gran movimiento de los países del Golfo en España. Ya en la crisis financiera, Zapatero buscó auxilio en los petrodólares

Foto: El príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed bin Salmán. (Reuters)
El príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed bin Salmán. (Reuters)
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Arabia Saudí ha desembarcado esta semana en Telefónica a través de su gran empresa de telecomunicaciones STC. El movimiento ha cogido por sorpresa a la propia compañía y también al Gobierno por tratarse de un sector delicado para la seguridad nacional, pero no por la procedencia del dinero. En los últimos quince años, España se ha acostumbrado a recibir grandes sumas de inversión de los petrodólares del Golfo Pérsico: Arabia Saudí, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait y Baréin. Solo en inversión directa acumulan (productiva) cerca de 10.000 millones de euros desde el año 2008, lo que supone algo más de 600 millones cada año. Si se suman también las inversiones en cartera (especulativas) superan los 12.000 millones de euros solo de participaciones en el Ibex.

No se trata, por tanto, de un movimiento aislado por parte de Riad, sino que responde a una estrategia del país, y sus vecinos, para desembarcar en Europa aprovechando que muchos activos cotizan a precio de saldo. En el año 2007, antes de la crisis financiera, Telefónica costaba en bolsa más de 100.000 millones de euros, en la actualidad apenas supera los 20.000 millones.

Foto: El presidente ejecutivo de Telefónica, José María Álvarez-Pallete. (EFE/Javier Lizón)

La Unión Europea, y España especialmente, llevan desde el año 2007 sin un rumbo económico claro, dejándose arrastrar por los grandes movimientos globales que impulsan EEUU y China. El resultado es una región con un crecimiento potencial bajísimo, sin empresas líderes mundiales y con una población que envejece rápidamente. Este largo estancamiento ha devaluado el precio de los activos, abriendo así las puertas a los grandes inversores internacionales. De hecho, los países han levantado escudos para proteger a sus empresas estratégicas, ya que no consiguen reanimar su valoración en los mercados.

La llegada masiva de petrodólares comenzó durante la crisis financiera, a partir del año 2008. En ese momento la economía española agonizaba y el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, buscó auxilio en los países del Golfo para cubrir las necesidades de capital que tenía el país. De hecho, consiguió que metieran dinero en las cajas de ahorros, que en ese momento estaban moribundas y arrastraban al resto del país.

En esos años se registraron las grandes inversiones en España. En 2009 los Emiratos Árabes Unidos realizaron una inversión directa (productiva) de 3.300 millones de euros según los registros del Ministerio de Comercio. Solo este país hizo el 52% de la inversión extranjera en España ese año. Y en 2011 repitió con más de 4.200 millones invertidos en grandes operaciones como la compra de Cepsa.

Una red de participaciones

Este desembarco ha dado lugar a toda una red de participaciones de los regímenes del Golfo Pérsico en España. El sector de la energía ha sido uno de los preferidos, que concentra el 46% del stock de inversión productiva que poseen en España. Varias de las principales compañías del país tienen entre sus accionistas de referencia a los fondos soberanos de los estados árabes.

Este es el caso de Iberdrola, cuyo principal accionista es Qatar Investments Authority (QIA), que cuenta con un 8,7% del capital social de la eléctrica vasca. Otro de los inversores más activos en España es Mubadala (antigua IPIC), el fondo soberano de los Emiratos Árabes Unidos. Es actualmente el dueño de Cepsa, la segunda mayor petrolera de España, con el 60% de las acciones.

Foto: Vista general del hotel Emirates Palace, en Abu Dabi. (EFE)

Las relaciones con el sector energético no solo son de inversión, también existen lazos comerciales. Así, Técnicas Reunidas selló en 2021 con el gigante saudí Aramco un acuerdo para el desarrollo de proyectos de petróleo y gas. La compañía de la familia Lladó es una habitual en infraestructuras energéticas de la zona. Ya en 2017 trabajó en Omán, otro de los países de la Península Arábiga. Con Omán también tuvo acuerdos comerciales Unión Fenosa Gas, propiedad en su día de Naturgy, para la compra de gas.

Entre las empresas energéticas y de infraestructuras cabe destacar también a Acciona. La multinacional de la familia Entrecanales finalizó en 2022 la construcción de la mayor desaladora que tiene Arabia Saudí. La desalación de agua es una de las grandes especialidades de la firma del Ibex 35.

Foto: El príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammed bin Salman. (Reuters)

En otro ámbito, como el de la industria militar, la relación más destacada se da con Navantia. España ha vendido ya cinco corbetas de guerra a Arabia Saudí, de las que ya ha entregado tres a Riad. La operación ha supuesto unos ingresos para la firma pública de 1.800 millones de euros y trabajo en zonas de elevado paro, como Cádiz, donde tiene uno de sus astilleros.

Además, la empresa pública naval está pendiente de firmar un contrato para suministrar otros cinco buques de guerra al país gobernado por el príncipe heredero Mohamed Bin Salman. Un acuerdo por cerrar, que prevé la creación de 7.500 empleos, y que se produce mientras Moncloa decide si da el ok a STC para ampliar su posición en Telefónica del 4,9% hasta el 9,9%, lo que le convertiría en el accionista más destacado de la compañía lejos de Caixa y BBVA.

Las aerolíneas estatales son uno de los principales brazos inversores de los regímenes de Oriente Medio. Qatar posee un 25% de los títulos de IAG después de invertir unos 3.000 millones de euros desde el año 2015. En ese mismo año desembarcó Arabia Saudí en El Corte Inglés. El ex primer ministro de Catar, Sheikh Hamad Bin Jassim Bin Jaber Al Thani, compró el 10% del capital de la cadena de grandes almacenes por 1.000 millones de euros. Además, a través de su empresa Primefin, adquirió un asiento en el Consejo de Administración para sumergirse en el día a día de la compañía. En los años sucesivos, fue elevando su participación hasta alcanzar el 11,07%. Ya en junio de 2022, El Corte Inglés recompró a los qataríes la mitad de su participación accionarial —un 5,53%— por 387,1 millones.

Inversión en ladrillo

El sector inmobiliario ha sido uno de los principales tableros de juego de los fondos soberanos árabes en nuestro país, donde que han movido ficha tanto con la compra de participaciones relevantes en el capital de grandes compañías patrias, como con la compra de activos icónicos. QIA (Qatar Investment Authority) es el primer accionista de Inmobiliaria Colonial, socimi cotizada en el Ibex 35, donde ostenta el 19% del capital y cuenta con dos consejeros en representación de sus intereses. Otra compañía cotizada del selectivo, Meliá Hotels, acaba de estrechar lazos con el fondo soberano de Abu Dabi (ADIA) en la mayor operación hotelera del año. Por una parte, los saudíes han adquirido la totalidad de Equity Inmuebles, sociedad dueña de 17 hoteles explotados por Meliá, y por otra han comprado el 51% de una sociedad compartida con los Escarrer que es dueña de siete establecimientos en Calviá.

También de Arabia Saudí es el nuevo propietario del Mandarín de Barcelona. The Olayan Group adquirió hace apenas dos meses este icónico hotel a la familia Reig, una operación con la que dobló la apuesta por el turismo de lujo en nuestro país, ya que en 2015, y acompañado precisamente por la cadena asiática, adquirió el Hotel Ritz de Madrid a la empresaria Alicia Koplowitz. Pero la operación inmobiliaria que más ríos de tinta ha hecho correr ha sido la compraventa fantasma de Torre Foster por parte de Kadhem Al Qubaisi, expresidente de Cepsa, que aprovechó su posición de director ejecutivo de International Petroleum Investment Company (IPIC), para firmar a su favor una opción de compra del rascacielos por menos de 400 millones, alquilarla en su totalidad a Cepsa aprovechando su posición y venderla a Amancio Ortega por 490 millones apenas tres años después. Una operación que está siendo investigada por la Audiencia Nacional y que por el momento se salda con una multa histórica del Sepblac, la autoridad antiblanqueo, a Bankinter por facilitar la operación.

El negocio saudí

España también ha hecho negocios en Arabia Saudí y sus vecinos, aunque en una escala mucho más modesta. Destaca por encima de los demás el AVE a la Meca. La gran obra de infraestructura de la marca España, terminó siendo una auténtica travesía por el desierto, capaz de poner contra las cuerdas a las empresas que ejecutaron la faraónica obra, llevar al límite las relaciones diplomáticas y asestar el golpe de gracia al rey emérito, Juan Carlos I, por el cobro de una comisión de 100 millones de dólares. En octubre de 2011, el consorcio Al-Shoula, formado por dos empresas saudíes y doce españolas, con las compañías públicas Renfe, Adif e Ineco a la cabeza, se adjudicó la obras de construcción de la línea de alta velocidad que une las ciudades de Medina y La Meca (Arabia Saudí), separadas por más de 450 kilómetros.

Foto: El presidente ejecutivo de Telefónica, José María Álvarez-Pallete. (EFE/Javier Lizón)

Al-Shoula se impuso al resto de candidatos con una oferta de 6.700 millones de dólares, propuesta casi un 30% inferior a la de sus competidores, y la promesa de arrancar la explotación comercial en poco más de cinco años. Pero ninguna de estos dos compromisos de cumplieron. Los sobrecostes se dispararon hasta el entorno de los 7.100 millones el coste final de la obra y la entrada en servicio se retrasó hasta octubre de 2018, año y medio más tarde de lo previsto. Fue precisamente ese año, apenas unos meses antes de que los primeros vagones de pasajeros volaran por el desierto, cuando se supo que Corinna Larsen habría confesado al excomisario José Manuel Villarejo que el rey emérito había cobrado una millonaria comisión por interceder ante los saudíes para conseguir el contrato.

España también está elevando en los últimos meses sus exportaciones a los países del Golfo. En 2022 se marcó un nuevo récord histórico con casi 5.500 millones de euros generados en ventas de bienes. El principal contrato que tiene España es la venta de buques de guerra de Navantia a Arabia Saudí. Este megacontrato generó unos ingresos por exportaciones a España de casi 800 millones de euros en 2022, siendo casi el 20% del total de exportaciones a la región.

El resto de exportaciones que hace España a los países del Golfo se centran en maquinaria, desde vehículos hasta bienes de equipo para la industria o aparatos eléctricos. Toda la maquinaria (incluyendo el material militar) vendida en 2022 generó casi 2.000 millones de euros en ingresos para España.

El deporte, último capricho

El último objeto de deseo de los países del Golfo ha sido el deporte europeo, con España a la cabeza. La Supercopa de España de fútbol se disputa en Arabia Saudí desde el año 2020 a cambio de una suma que alcanza los 40 millones de euros para la Real Federación Española de Fútbol (RFEF). Más allá de las críticas iniciales, que denunciaban la utilización del deporte como método de blanqueamiento de un país que no respeta los derechos humanos, el escándalo fue mayúsculo cuando El Confidencial destapó que el contrato contemplaba un pago adicional de 24 millones a Kosmos Holding, la empresa del exfutbolista Gerard Piqué que actuó como intermediaria.

Foto: Imagen: Laura Martín.

El blanqueamiento de las dictaduras del golfo Pérsico a través del fútbol va más allá de la Supercopa. Algunos de los equipos españoles más relevantes internacionalmente tienen convenios con empresas de Oriente Medio. El último en firmar un acuerdo ha sido el Atlético de Madrid, que recibirá 40 millones anuales por lucir hasta 2027 el patrocinio de Riyadh Air, una aerolínea estatal propiedad de Arabia Saudí que hasta el momento no ha fletado ningún vuelo. Se suma así al Real Madrid, que se embolsa 70 millones cada año por lucir en sus camisetas el logo de Emirates, la aerolínea con sede en Dubái. Además, el FC Barcelona consiguió 30 millones por cada una de las seis temporadas en las que mostró la publicidad de Qatar Airways, la compañía aérea del país con capital en Doha.

LaLiga también ha sellado sus propios acuerdos con estos regímenes autoritarios. El último de ellos consiste en el patrocinio de Visit Saudi, la marca con la que Arabia Saudí se promociona como destino turístico, que pagará 20 millones al año al organismo presidido por Javier Tebas, según las cifras desveladas por el portal especializado 2Playbook. Aunque previamente hubo conexiones más rocambolescas, como aceptar la cesión de nueve futbolistas saudíes que se repartieron en otros tantos equipos de primera y segunda división. Solo dos de ellos llegaron a debutar, pero LaLiga obtuvo 28 millones gracias a este acuerdo. Y para más inri, hay varios clubes españoles que han sido comprados por jeques: Almería, Albacete, Málaga, Córdoba...

Arabia Saudí ha desembarcado esta semana en Telefónica a través de su gran empresa de telecomunicaciones STC. El movimiento ha cogido por sorpresa a la propia compañía y también al Gobierno por tratarse de un sector delicado para la seguridad nacional, pero no por la procedencia del dinero. En los últimos quince años, España se ha acostumbrado a recibir grandes sumas de inversión de los petrodólares del Golfo Pérsico: Arabia Saudí, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait y Baréin. Solo en inversión directa acumulan (productiva) cerca de 10.000 millones de euros desde el año 2008, lo que supone algo más de 600 millones cada año. Si se suman también las inversiones en cartera (especulativas) superan los 12.000 millones de euros solo de participaciones en el Ibex.

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