Telefónica exploró con Bouygues una fusión antes de la entrada de Arabia Saudí
José María Álvarez-Pallete se sentó con el dueño de la empresa francesa de telecomunicaciones para explorar una alianza europea ante la pérdida de negocio en España
Arabia Saudí ha sido el inversor más rápido, pero no el único que en los últimos meses se ha interesado por tomar una participación en Telefónica para aprovechar el bajo precio en bolsa de la operadora española. Según han confirmado varias fuentes próximas al grupo participado por La Caixa y BBVA, José María Álvarez-Pallete negoció una fusión con Bouygues, el conglomerado francés de las telecomunicaciones, además de estar al corriente del interés de Qatar por comprar un paquete minoritario con fines financieros.
Fuentes oficiales de Telefónica han confirmado las negociaciones que su presidente mantuvo con Martin Bouygues, presidente de la compañía gala, dueña del segundo operador de telefonía de Francia y de la cadena de televisión TF1. Las conversaciones llegaron a tal punto que Pallete viajó a París a entrevistarse con la millonaria familia del país vecino, propietaria también de un negocio de construcción y de otro inmobiliario. En aquella operación estuvo involucrado Borja Prado, con el que el ejecutivo español mantuvo varias reuniones anteriores y posteriores en relación con el riesgo de que un inversor no deseado entrase en el capital de Telefónica.
El argumento estratégico de la operación con Bouygues era que permitiría a la compañía con sede en Madrid adentrarse en un mercado, el francés, en el que no tenía presencia, el cual sería complementario a los intereses ya consolidados en Reino Unido y Alemania. Un país occidental, con moneda estable, mejor percibido por los inversores que los emergentes de Latinoamérica, que Telefónica engloba bajo el holding Hispam y que suelen tener resultados volátiles por el efectos del cambio de divisas.
Sin embargo, aquellas conversaciones no llegaron a buen puerto. Este verano, al calor de los posibles cambios en la Moncloa, cuando las encuestas daban por descontada una victoria suficiente del Partido Popular frente al PSOE, varios inversores institucionales volvieron a revolotear sobre el capital de Telefónica. El aliciente era que Alberto Núñez Feijóo iba a eliminar el escudo antiopas que había aprobado Pedro Sánchez para evitar las compras hostiles de empresas estratégicas por parte de inversores no deseados. Una de ellas era, sin duda, Telefónica, cuyo irregular comportamiento en bolsa, con una caída de más del 60% en los últimos cinco años, la ponía a precio de caramelo.
Según estas fuentes, Pallete estaba al tanto del nuevo interés de Bouygues. Pero, sobre todo, de las pretensiones de fondos soberanos de Oriente Medio, que habían consultado a Borja Prado por las opciones de éxito en caso de cambio del escenario político. Aquello fue recibido como una señal de alerta, lo que provocó la intervención incluida de Miguel Sánchez San Venancio, el que actual responsable de Seguridad del grupo y ex número dos de Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Un hombre clave en la relación entre la compañía y Moncloa por asuntos de máxima relevancia geopolítica.
Tras el duro retroceso del 7% en bolsa registrado por Telefónica a principios de agosto, tras la pérdida de su principal cliente en Alemania, los movimientos se multiplicaron. Algunos brókeres empezaron a estructurar paquetes de acciones con derivados presuntamente por encargo de Abu Dabi y de Qatar. Dos emiratos que mantienen una rivalidad regional y geopolítica con Arabia Saudí, que ha sido finalmente la que ha desembarcado con la compra de un 4,9% y el aparcamiento de otro 5%, pendiente de autorización por parte del Gobierno.
Desde Telefónica, insisten en que no tuvieron conocimiento de la operación por parte de Saudi Telecom Group hasta apenas unas horas antes de la comunicación oficial a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Aseguran que fue una sorpresa mayúscula. Pero en apenas unos minutos calificaron esta adquisición de "amistosa", además de replicar literalmente frases de la nota de prensa de STC con relación a la "confianza en el equipo directivo, su estrategia y capacidad de crear valor".
Una reacción y una coincidencia en el mensaje que, según otras fuentes, muestran la sintonía y el conocimiento previo de la operación por parte de Pallete y del Gobierno de Pedro Sánchez. El presidente de la operadora niega haber tenido ningún contacto con la multinacional saudí ni con José del Valle, un exdirectivo de Telefónica Internacional, amigo suyo y con el que trabajó cuando dirigía TISA, que ahora es el responsable de proyectos especiales de STC.
Arabia Saudí ha sido el inversor más rápido, pero no el único que en los últimos meses se ha interesado por tomar una participación en Telefónica para aprovechar el bajo precio en bolsa de la operadora española. Según han confirmado varias fuentes próximas al grupo participado por La Caixa y BBVA, José María Álvarez-Pallete negoció una fusión con Bouygues, el conglomerado francés de las telecomunicaciones, además de estar al corriente del interés de Qatar por comprar un paquete minoritario con fines financieros.
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