Arabia Saudí entra con fuerza en Telefónica y coge por sorpresa a Pallete y al Gobierno
La monarquía de Oriente Próximo se convierte en el primer accionista de la operadora española, cuyo presidente supo de la compra del 9,9% horas antes de la comunicación formal
Arabia Saudí, a través de STC Group, ha comprado el 9,9% del capital de Telefónica, lo que la convierte en el primer accionista de la operadora española. La adquisición, por unos 2.000 millones de euros, se ha producido sin el conocimiento de José María Álvarez-Pallete, a quien el anuncio pilló de viaje en California (Estados Unidos), ni del Gobierno de España, que recibió la noticia con absoluta sorpresa y malestar por no haber sido informado con más antelación.
Según comunicó STC Group en la noche de ayer, la inversión se ha realizado mediante la adquisición de acciones representativas del 4,9% del capital social de Telefónica de forma directa y mediante instrumentos financieros derivados sobre otro 5%. Dos transacciones sobre las que el consejo de administración de la centenaria compañía española no tuvo conocimiento hasta apenas dos horas antes de que el holding saudí lo hiciera público a través de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Este miércoles, la reacción bursátil ha sido positiva, aunque ha perdido algo de fuelle, ya que abría con un repunte del 3% en bolsa y, tras los primeros minutos de sesión, los avances se sitúan en torno al 2%, hasta los 3,825 euros por acción, mientras que la saudí cae más de un 2%.
De momento, STC ya tiene en su mano el 4,9%, inversión que ronda los 1.000 millones de euros. Para hacerse con el restante 5%, necesita de la aprobación del Gobierno, que el pasado verano modificó el real decreto antiopas. En la redacción anterior, la de diciembre de 2022, la Moncloa debía dar permiso a cualquier fondo para comprar más de un 10% del capital de una sociedad considerada estratégica para el país. Desde julio, ese porcentaje se rebajó al 5% para empresas relevantes para la seguridad nacional. Telefónica no solamente entra en esa categoría por su carácter estratégico, sino por ser proveedor de servicios al Ministerio de Defensa. Además, el visto bueno deberá darlo el ministerio liderado por Margarita Robles, no el de Economía, como anteriormente.
STC Group destacó en su comunicado que “no tiene la intención de adquirir el control o una participación mayoritaria en Telefónica”. Además, añadió que “la inversión refleja la confianza en el equipo directivo de Telefónica, su estrategia y capacidad de crear valor”. Toda una declaración afable pese a que, precisamente, la compañía española tiene previsto anunciar su nueva hoja de ruta el próximo 8 de noviembre con la celebración de un Investor Day que no hace desde 2011 y a que la cotización ha perdido más de un 50% del valor en los últimos siete años.
El mensaje fue respondido poco después desde el barrio de Las Tablas de Madrid, donde está la sede de la operadora, que desconocía el interés del grupo saudí hasta la media tarde del martes. “Telefónica ha sido informada en el día de hoy de que STC Group, operador líder de comunicaciones en el Reino de Arabia Saudí y Oriente Medio, ha adquirido una participación del 9,9%. Telefónica toma nota de la aproximación amistosa de STC y de su apoyo al equipo directivo, a la estrategia de Telefónica y a su capacidad para crear valor”.
Lo cierto es que, mientras se anunciaba la mayor inversión en el capital de Telefónica desde que cotiza en el Ibex 35, hace más de 30 años, Pallete estaba en California (Estados Unidos), a unos 10.000 kilómetros de distancia de Madrid, según han confirmado varias fuentes internas de la compañía. El presidente, que todos los años hace una ronda por Silicon Valley para reunirse con las grandes tecnológicas americanas, reunió vía telemática a su comité ejecutivo sobre las 19:00 para informarle de la operación por parte de Arabia Saudí.
Otras fuentes aseguran que la monarquía de Oriente Próximo, que en los últimos meses se ha convertido en protagonista del mundo del deporte al fichar a numerosas estrellas de fútbol y hacerse con el control del golf profesional, informó a la vez al Gobierno y al Partido Popular, que tampoco tenían conocimiento de su interés. Distintas voces de la Moncloa mostraron su malestar por esta inversión, debido a las connotaciones políticas de la operación, ya que una parte del Gobierno ha criticado duramente la dictadura de Riad y el trato a las mujeres, que con tanto ahínco defiende el Ejecutivo de coalición del PSOE y Sumar.
El primer Gobierno de Pedro Sánchez ya tuvo un fuerte encontronazo con Arabia Saudí en 2018, un Ejecutivo entonces con el PSOE en solitario y con apoyo parlamentario de Unidas Podemos. La ministra de Defensa, Robles, amagó con paralizar el envío de bombas de precisión a Riad, un pedido realizado en 2015, pero la reacción saudí fue inmediata. En esos momentos, había en juego un contrato valorado en 1.800 millones de euros para que la empresa pública Navantia fabricase cinco corbetas para Arabia Saudí. En apenas una semana, la propia ministra se vio obligada a rectificar y aseguró que el pedido seguiría su curso con normalidad.
De esta manera, Oriente Próximo se puede convertir en el primer accionista de dos de las mayores compañías cotizadas españolas. Mientras Arabia Saudí puede llegar al 9,9% de Telefónica, superando a La Caixa y a BBVA, ambos con un 5%, Qatar ya tiene una participación similar en Iberdrola, valorada en más de 6.000 millones. Otras fuentes aseguran que el emirato de Doha, cuyo primer ministro fue recibido por Sánchez y por Felipe VI el pasado año en la visita oficial que hizo a España antes de la Copa del Mundo de Fútbol, también estaba analizando hacerse con un paquete de la operadora española para aprovechar su bajo valor en bolsa.
Arabia Saudí, a través de STC Group, ha comprado el 9,9% del capital de Telefónica, lo que la convierte en el primer accionista de la operadora española. La adquisición, por unos 2.000 millones de euros, se ha producido sin el conocimiento de José María Álvarez-Pallete, a quien el anuncio pilló de viaje en California (Estados Unidos), ni del Gobierno de España, que recibió la noticia con absoluta sorpresa y malestar por no haber sido informado con más antelación.