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Más presión a la inflación: los sindicatos recuperan las cláusulas de revisión salarial
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NEGOCIACIÓN COLECTIVA DE 2022

Más presión a la inflación: los sindicatos recuperan las cláusulas de revisión salarial

La inflación está en máximos de 13 años. Como consecuencia de ello, los salarios han perdido poder adquisitivo. Ahora, los sindicatos anuncian que recuperarán las cláusulas de revisión salarial

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El alza de la inflación está poniendo patas arriba la economía mundial. También, como no podía ser de otra manera, el poder adquisitivo de los salarios, y la primera consecuencia será la reactivación de una vieja figura de la legislación laboral que en los últimos años ha caído en desuso: las cláusulas de revisión. Los sindicatos ya han advertido a las autoridades económicas, entre ellas el Banco de España y el propio Ministerio de Economía, de que en 2022 uno de los objetivos centrales de la negociación colectiva será la reactivación de esas cláusulas para proteger los salarios de la inflación.

Se trata de un asunto delicado porque históricamente, desde algunos sectores, se ha vinculado la existencia de esas cláusulas, siempre que tengan carácter retroactivo, a la espiral inflacionista, ya que incorporan un aumento de los costes a las empresas que permanece en el tiempo en la cadena productiva. Es decir, tiene un carácter estructural, cuando, según insisten los organismos económicos internacionales (FMI, BCE o la propia Comisión Europea), el actual repunte es de carácter transitorio, vinculado, fundamentalmente, a un efecto base (la inflación en 2020 se hundió a causa de la pandemia) y al alza de los precios energéticos y de las materias primas.

Los últimos datos de CCOO muestran que en 2021 apenas el 18% de los convenios colectivos incluye cláusulas de revisión salarial, muy por debajo de niveles cercanos al 50% que se registraban en 2008, al comienzo de la anterior crisis económica. En 2015, incluso, cuando la economía salía de la doble recesión, solo el 8% de los convenios colectivos garantizaba que los salarios no perderían poder adquisitivo. Y aunque desde entonces este porcentaje no ha dejado de subir de forma moderada, lo cierto es que prácticamente se han convertido en residuales, cuando antes formaban parte del eje de la negociación colectiva. En los años ‘dorados’ del sindicalismo —los ochenta y los noventa— el 90% de los convenios llegó a incluir cláusulas de salvaguardia para proteger los salarios de la inflación.

Presión sindical

Eso explica que en 2021 se vaya a producir una pérdida de poder adquisitivo de los salarios casi histórica. Habría que remontarse a los años setenta —cuando la inflación estaba disparada hasta niveles de dos dígitos— para encontrar una situación análoga. El IPC (índice de precios de consumo) cerrará este año muy cerca del 5%, según prevé Funcas, con una media anual próxima al 3%, pero los salarios apenas han subido un 1,4% en media de la negociación colectiva. La pérdida de poder adquisitivo ha sido especialmente significativa en el caso de los convenios de empresa más que en los de carácter sectorial, donde la capacidad de presión sindical es mayor.

Hay que tener en cuenta que solo 104 convenios colectivos de los 2.349 formados hasta septiembre han pactado incrementos salariales superiores al 3% (apenas el 6% de los 5,6 millones de trabajadores con convenio), lo que indica claramente la intensidad de la pérdida de poder adquisitivo de los salarios.

La moderación salarial, incluso cuando la inflación se ha disparado a niveles próximos a septiembre de 2008 (4,5%), es lo que puede explicar que las inaplicaciones de convenio, es decir, los descuelgues de las empresas que no pueden hacer frente a las condiciones de trabajo pactadas con los representantes de los trabajadores, se hayan convertido en irrelevantes.

Incluso entre 2016 y 2018, años de fuertes incrementos del PIB (alrededor del 3%), los salarios en convenio subieron menos del 2%

Los datos más recientes del Ministerio de Trabajo muestran que entre enero y septiembre de este año se han depositado en los registros de las autoridades laborales correspondientes un total de 430 inaplicaciones de convenios, que involucran a 372 empresas y afectan apenas a 17.762 trabajadores.

Las cláusulas de descuelgue, como se sabe, eran uno de los puntos clave de la reforma laboral del anterior Gobierno, pero en la práctica se han convertido en testimoniales. Entre otras razones, porque, a la luz de lo que ha sucedido en los últimos años, los incrementos salariales se ajustan con mayor intensidad que en el pasado a los cambios en las condiciones económicas. Incluso entre 2016 y 2018, años de fuertes incrementos del PIB (alrededor del 3%), los salarios en convenio subieron menos del 2%, por debajo, incluso, de lo que se recomendaba en los acuerdos de negociación colectiva pactados entre las organizaciones confederales, UGT, CCOO y CEOE.

Esta evidencia se conforma cuando se analizan los datos de la Central de Balances, el monumental esfuerzo estadístico que realiza el Banco de España para conocer la situación económica y financiera de las empresas. Con datos de 2019, que puede considerarse un año ‘normal’, el número medio de trabajadores de las empresas que colaboran en la cuesta creció un 3,8%, pero los sueldos y salarios se incrementaron prácticamente lo mismo, un 3,9%. Los gastos de personal, sin embargo, crecieron un 5,5%, pero no por los salarios, sino por otros componentes como las cargas sociales.

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Salarios más bajos

Esto puede indicar que la holgura laboral sigue siendo muy grande para que haya tensiones salariales similares a las del pasado. Entre otros motivos, porque el elevado desempleo que existe en España (14% de la población activa) presiona a la baja las demandas salariales. Muchos trabajadores están dispuestos a aceptar empleos con salarios más bajos o tienen que conformarse con perder poder adquisitivo.

Recientemente, el Fondo Monetario Internacional (FMI) distribuyó un trabajo publicado por dos de sus expertos en el que llegaba a una conclusión: la debilidad sindical hace improbable una nueva espiral inflacionista provocada por los salarios.

El trabajo lo firmaban Liviu Voinea, asesor principal de la directora gerente del FMI, y Prakash Loungani, subdirector de la oficina de evaluación del mismo organismo, y parte de que si en los años setenta la aceleración de los precios tuvo mucho que ver con el entonces poder sindical, en el actual repunte no cabe esperar presión de los trabajadores. Esto hace, sostienen, que “si la expansión fiscal es temporal y la política monetaria permanece de forma contundente, hay poco riesgo de una espiral inflacionista”. Entre otras razones, como se ha evidenciado en los últimos años, porque la holgura laboral (subempleo no medido por las estadísticas) ha aplanado la llamada curva de Philips, que es la relación entre inflación y tasa de desempleo.

El alza de la inflación está poniendo patas arriba la economía mundial. También, como no podía ser de otra manera, el poder adquisitivo de los salarios, y la primera consecuencia será la reactivación de una vieja figura de la legislación laboral que en los últimos años ha caído en desuso: las cláusulas de revisión. Los sindicatos ya han advertido a las autoridades económicas, entre ellas el Banco de España y el propio Ministerio de Economía, de que en 2022 uno de los objetivos centrales de la negociación colectiva será la reactivación de esas cláusulas para proteger los salarios de la inflación.

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