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Madrid se come ya el 30% del crédito bancario
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INFORME DE BANKIA RESEARCH

Madrid se come ya el 30% del crédito bancario

La pujanza de Madrid como territorio económico alcanza un nuevo hito. El 30% del crédito del conjunto del país ya se concentra en la comunidad madrileña. El proceso es imparable

Foto: Fachada del Banco de España, en Madrid. (iStock)
Fachada del Banco de España, en Madrid. (iStock)

Madrid ya no es solo la capital política, económica, administrativa y hasta cultural de España, sino que, además, puede añadir a este completo liderazgo su consolidación como centro financiero. No solamente respecto de la localización del domicilio social, operativo o fiscal de la industria del dinero (bancos, compañías de seguros o mercado bursátil), que es un proceso que viene de lejos, sino también por su enorme peso en el mercado de crédito o de los depósitos, muy superior a su ponderación en términos económicos.

En concreto, la Comunidad de Madrid acapara ya nada menos que el 29,3% de todos los créditos concedidos en España, lo que significa un porcentaje situado muy por encima de su peso en relación con el PIB, que el Instituto Nacional de Estadística (INE) ha estimado en un 19,2%.

Lo singular no es solo su relevancia (casi uno de cada tres créditos se ha concedido en Madrid), sino la evolución de los últimos años, que refleja un aumento imparable, en parte vinculado al efecto sede de muchas empresas. Respecto de 2008, al comienzo de la Gran Recesión, su peso ha aumentado en cinco puntos porcentuales, pero si se compara respecto del año 2003, el crecimiento ha sido de siete puntos, lo que da idea de cómo en apenas tres lustros la Comunidad de Madrid se ha ido ‘comiendo’, literalmente, el mercado de crédito.

Lo relevante no es solo la cifra, sino que los datos contrastan con lo que sucede en el resto de España, donde existe una correlación muy clara entre el tamaño del PIB y la distribución territorial del crédito. Cataluña, por ejemplo, supone el 19% del PIB nacional, pero acapara el 17,1% del mercado del crédito, mientras que, en el caso de Andalucía, la tercera comunidad autónoma por tamaño, su peso representa el 13,4% del producto interior bruto, ligeramente por encima del 12,3% que pondera en el mercado de crédito.

Este patrón se observa en la mayoría de las regiones, salvo en Madrid, que, además, concentra nada menos que el 28% de los depósitos entregados a la banca para su custodia, lo que supone el doble que Cataluña, cuando ambas comunidades autónomas tienen un volumen de PIB regional muy similar.

Los datos aparecen en una reciente publicación de Bankia Research sobre la convergencia regional, en la que se pone de relieve que la crisis económica supuso un “punto de inflexión” desde el punto de vista de la cohesión territorial. En concreto, sostiene el documento, “generando un aumento de las divergencias, que parcialmente se han corregido en estos últimos seis años de expansión”.

Lo peor está por venir

No se trata de un problema específicamente español, sino que también tiene alcance europeo. Y, de hecho, los autores del estudio consideran que si no se adoptan medidas estructurales que favorezcan la convergencia, lo peor puede estar por venir. “Si no se actúa para facilitar la movilidad de factores (capital, trabajo, tecnología)”, se advierte, “la tendencia de fondo del ciclo largo apuntaría a un aumento de las divergencias”.

En el terreno estrictamente financiero, estas divergencias se manifiestan con rotundidad en la capacidad de endeudamiento de cada ciudadano en función de la comunidad autónoma en la que resida. Mientras que la deuda media de un madrileño con su banco se sitúa en 49.824 euros, en el País Vasco alcanza los 27.888 euros por cabeza. Detrás se sitúan Baleares (25.805 euros) y Cataluña (25.675 euros). El resto de comunidades está por debajo de la media nacional. En la cola se encuentran los residentes en Extremadura, Galicia y Canarias, con unas deudas, en todos los casos, por debajo de los 16.000 euros.

Esta amplia divergencia, lógicamente, se explica por factores estructurales, como el precio de la vivienda (que en Madrid o País Vasco es más elevado), pero también por la pujanza de las economías regionales. Y, en concreto, los mayores niveles de endeudamiento corresponden a las comunidades autónomas situadas en la zona noreste peninsular y Madrid.

El estudio observa, en concreto, una “intensa correlación” entre la concentración urbana y algunas variables socioeconómicas clave, como el nivel de formación de la mano de obra, la productividad, los niveles salariales, la innovación o el tamaño del tejido productivo.

Lo que está sucediendo es que en las zonas que se van despoblando y envejeciendo se produce lo que los economistas de Bankia Research denominan deseconomías de aglomeración”, lo que significa que se está registrando una expulsión del tejido productivo local como consecuencia de la menor disponibilidad del factor humano, tanto de mano de obra como de proveedores y clientes.

Foto: Proyecto Éxodo
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Por el contrario, en las economías de aglomeración —el caso más evidente es el de Madrid—, se produce el fenómeno contrario. En Madrid, y en otras capitales europeas y sus áreas metropolitanas, esas aglomeraciones económicas atraen capital humano y negocios.

En el estudio, se destaca que el proceso de desendeudamiento posterior a la crisis está prácticamente concluido, salvo en algunos territorios donde el proceso es más lento. Por ejemplo, en Madrid, Asturias, Murcia y las ciudades de Ceuta y Melilla. Esto explica que la ratio de créditos sobre depósitos (una medida de solvencia financiera) se haya reducido significativamente hasta suponer los créditos menos que los depósitos en la mayoría de comunidades. En Madrid, por el contrario, esa relación continúa por encima.

Madrid ya no es solo la capital política, económica, administrativa y hasta cultural de España, sino que, además, puede añadir a este completo liderazgo su consolidación como centro financiero. No solamente respecto de la localización del domicilio social, operativo o fiscal de la industria del dinero (bancos, compañías de seguros o mercado bursátil), que es un proceso que viene de lejos, sino también por su enorme peso en el mercado de crédito o de los depósitos, muy superior a su ponderación en términos económicos.

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