Madrid ha empezado a captar a jóvenes cualificados de las ciudades medianas y grandes
El otro efecto de la globalización ha sido que el proceso de urbanización causado por el éxodo rural ha sido sustituido paulatinamente por otro de metropolización, en el que Madrid y Barcelona han atraído a la población y la economía de regiones cada vez más alejadas y desarrolladas. Si los jóvenes de mediados del siglo XX abandonaban los pueblos para instalarse en las capitales de provincia como mano de obra barata para la incipiente industria, ahora son sus hijos, ‘millennials’ con formación universitaria, los que abandonan estas ciudades para desplazarse a Madrid y Barcelona en busca de empleos de alta cualificación.
Las dos grandes ciudades españolas se han convertido en sendas metrópolis que exceden incluso sus propias fronteras provinciales. Se trata de un movimiento demográfico similar al que ha ocurrido en otras grandes capitales europeas, como París o Londres, y que ha transformado por completo el mapa de España.
La capacidad de atracción de Barcelona y, sobre todo, de Madrid ha excedido en los últimos años las regiones limítrofes para llegar a las medianas ciudades y capitales de provincia, como Valencia, Zaragoza, Córdoba o Granada, y captar a jóvenes urbanitas altamente cualificados (la mitad de las personas que cambian de provincia en España tiene entre 24 y 46 años) que solo pueden encontrar trabajo ‘de lo suyo’ en las dos metrópolis nacionales. Esto está provocando la descapitalización de las ciudades medianas y grandes de España en un proceso que amenaza con empobrecer estas regiones. Solo País Vasco y Málaga han conseguido hacer frente a Madrid y Barcelona, aunque a un nivel mucho más modesto y territorial.
Las ocho personas que hemos producido esta serie de reportajes somos un buen ejemplo del éxodo urbanita. Treintañeros (o casi) con formación universitaria, seis llegamos a Madrid procedentes de otras ciudades de provincias, como Zaragoza, Málaga, Granada, Talavera de la Reina, Gijón o Campoo (Cantabria), mientras que solo dos han nacido en Madrid. Esta distribución en función del lugar de nacimiento, con mayoría de ‘no madrileños’, está cada vez más extendida en las empresas instaladas en la capital.