Durante todo el siglo XX Barcelona pugnó con Madrid por ser la capital económica de España y realmente lo consiguió durante una buena parte del siglo. La industria manufacturera combinada con el auge del turismo hizo de Cataluña el gran foco de actividad del país. Así, en el inicio de la década de los setenta alcanzó su cénit de importancia en España, llegando a suponer el 19,7% del PIB total de España.
Al inicio de la Transición, Cataluña encaraba la llegada de la globalización primero, y la digitalización después, como el gran foco de actividad del país. Sin embargo, la sociedad catalana no ha sabido explotar su privilegiada posición y con el paso de los años fue perdiendo relevancia hasta quedar relegada por Madrid. El ‘sorpasso’ definitivo se produjo con el estallido de la crisis y el ‘procés’ ha ampliado la distancia entre las dos regiones.