Estación de Chamartín, viernes a las 15:00 de la tarde. El hall de salidas es un hervidero de maletas y viajeros que, después de consultar diligentemente en las pantallas, buscan el andén que les llevará a su destino. Entre ellos hay muchos habituales a esta cita semanal: personas que hacen vida en la capital de lunes a viernes, pero que el fin de semana vuelven a sus provincias de nacimiento.
Óscar es uno de ellos. Lleva seis años trabajando en el sector de la moda en Madrid, pero se escapa a Tarragona siempre que puede. “Todos acabamos aquí porque es una ciudad de paso, y queremos tener la experiencia de vivir en la capital”, cuenta mientras espera la salida de su tren. “Pero yo vuelvo todos los fines de semana. Echo de menos la playa, a eso sí que no me acostumbro”.