La economía se estabiliza y aleja cualquier escenario de crisis
El deterioro de la economía se frena. No es que el PIB se haya acelerado, sino que se ha estabilizado la última parte del año. Lo mejor, el comercio y el turismo, lo peor, la industria
El año comienza con una situación económica estabilizada. Por un lado, la ralentización de la actividad no ha ido a más, pero tampoco se observa una aceleración del crecimiento, situado actualmente en el 1,9% en tasa anual, y en el 0,4% en términos trimestrales. Es decir, parece alejarse un escenario de crisis que, en cualquier caso, hubiera sido de mucha menor intensidad que en el pasado reciente.
Así lo revelan los últimos indicadores de coyuntura, tanto los de carácter adelantado como los observables, que reflejan una continuidad respecto de lo que ha sucedido en los dos últimos trimestres. El último indicador conocido ha sido el PMI del sector servicios (más de las dos terceras partes del PIB), que cerró 2019 registrando su mayor crecimiento en nueve meses. Los nuevos pedidos continuaron aumentando a un ritmo sólido, y las empresas, asegura IHS Markit, incrementaron el volumen de plantillas a una “tasa modesta”.
En la misma línea se muestran otros indicadores relevantes, como las ventas del comercio minorista, que en noviembre se aceleraron hasta el 0,5% mensual (una vez eliminados los efectos estacionales y de calendario), rompiendo de esta manera una tendencia a la baja que se registraba desde el mes de mayo. En términos interanuales, el índice de comercio minorista avanza un 2,9%, tasa similar a la registrada en octubre.
También la llegada de turistas, un indicador muy relevante para un país como España, refleja cierta estabilidad después de cuatro meses consecutivos con tasas negativas. La entrada de turistas, en concreto, avanza a un ritmo del 2,8% anual, lo que supone la llegada de 79,4 millones de visitantes extranjeros. Y lo que es todavía más relevante, el gasto total turístico crece a un ritmo del 3%, fundamentalmente a causa del gasto medio, situado en 1.086 euros por cabeza.
A la luz de estos datos, y de otros que van en la misma dirección, las últimas previsiones de los institutos de coyuntura estiman que el avance del PIB en el cuarto trimestre de 2019 se situará en el 0,4%. Por lo tanto, una tasa idéntica a la de los últimos dos trimestres, lo que explica que se hable de estabilización en el ritmo de crecimiento económico, tasa compatible con una ralentización en términos anuales hasta el 1,9% (medio punto menos que un año antes).
El lastre de la industria
La industria, sin embargo, sigue lastrando el crecimiento con un retroceso anual del 1,3%, con un mal comportamiento de los bienes de consumo no duraderos y, sobre todo, de las ramas energéticas. Principalmente, como consecuencia de una menor cartera de pedidos junto a un exceso de capacidad instalada en el sector.
La construcción, por su parte, también se ha estancado, en este caso por el agotamiento del ciclo inmobiliario. Sin embargo, según los visados de dirección de obra, los indicadores adelantados de actividad en la construcción muestran que la superficie a construir en obra nueva se recuperó en octubre, hasta anotar un incremento interanual del 2,7%. Esta tasa, según el Ministerio de Economía, contrasta con el -2,8% de un mes antes como consecuencia de la evolución del componente no residencial, que pasó de descender el 32% en septiembre a incrementarse el 2,5% en octubre.
Por su parte, el componente residencial se desaceleró 6,5 puntos, hasta el 2,8%. Como recuerda Economía, en el periodo enero-octubre de 2019, la superficie a construir obra nueva registró un crecimiento medio anual próximo al 5%, muy por debajo de las tasas de los últimos cuatro años, superiores al 20%.
Por lo que respecta a las matriculaciones de automóviles, los datos de la patronal, Anfac, muestran una aceleración en diciembre, hasta el 6,6% interanual, con lo que encadenan cuatro meses consecutivos de aumentos. Ahora bien, en el conjunto del año, la comercialización de turismos cae por primera vez desde 2012, registrando 1,25 millones de unidades entregadas, el equivalente a una caída del 4,8%. Las nuevas normas medioambientales no son ajenas a este descenso.
Contexto internacional
Esta estabilización del PIB más cercano en el tiempo tiene que ver con causas internas (el ritmo de creación de empleo todavía se sitúa en el entorno del 2%, aunque en claro proceso de desaceleración), pero también con el contexto internacional, que ha dado algunas señales de mejora, aunque todavía muy suaves. Tanto por el nuevo clima en la guerra comercial entre EEUU y China, como por la incipiente recuperación de algunas economías emergentes, como India, Rusia o Turquía.
El Brexit, incluso, ha desaparecido en gran parte del radar de las grandes incertidumbres geoestratégicas, lo que ha ayudado a que la economía mundial haya tocado suelo si no surgen nuevos ‘accidentes’, como las tensiones en Oriente Medio, aunque la respuesta ‘suave’ de Teherán (y de EEUU) al asesinato del general Qasem Soleimani parece indicar un periodo de relativa calma.
Las incertidumbres, por el contrario, son internas. Fundamentalmente, relacionadas con la situación política. En particular, con el comportamiento del sector público (un 20% del PIB desde el lado del gasto), toda vez que el nuevo Gobierno se enfrenta a dos realidades bien distintas.
Por un lado, debe cumplir la disciplina presupuestaria a que le obliga Bruselas, que supone un ajuste (entre ingresos y gastos) equivalente a unos 7.000 millones de euros, pero, por otro, debe hacer frente a una política fiscal expansiva para poder cumplir el programa de legislatura pactado entre el PSOE y Unidas Podemos. Y hay que tener en cuenta que, según el avance de las cuentas financieras no trimestrales, las necesidades de financiación del sector público (el déficit) se sitúan en el 3,1% del PIB, prácticamente el doble de lo previsto.
El gasto en consumo final de las administraciones públicas (223.819 millones de euros en 2019), en concreto, creció en el tercer trimestre un 0,6%, por encima del 0,4% que aumentó la economía. Y sin el tirón de uno de los principales componentes de la demanda interna, el PIB se resiente.
El año comienza con una situación económica estabilizada. Por un lado, la ralentización de la actividad no ha ido a más, pero tampoco se observa una aceleración del crecimiento, situado actualmente en el 1,9% en tasa anual, y en el 0,4% en términos trimestrales. Es decir, parece alejarse un escenario de crisis que, en cualquier caso, hubiera sido de mucha menor intensidad que en el pasado reciente.