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Los recortes de estimaciones de PIB dejan al Gobierno con la previsión más optimista
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Los analistas prevén una desaceleración mayor

Los recortes de estimaciones de PIB dejan al Gobierno con la previsión más optimista

El cuadro macro que revisó hace un mes contempla un crecimiento del 2,1% para este año y del 1,8% para 2020, por encima del consenso de mercado

Foto: El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez. (EFE)
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez. (EFE)

Como era de esperar, la OCDE rebajó el jueves su previsión de crecimiento para España hasta el 2% este año y al 1,6% en 2020. Un recorte de dos y tres décimas respectivamente que sitúa su estimación en línea con los principales organismos. Este movimiento deja al Gobierno descolgado con las previsiones más optimistas, con una estimación de crecimiento del 2,1% para este año y del 1,8% para el próximo ejercicio.

El único organismo que todavía respalda las estimaciones del Gobierno es el FMI, pero sus previsiones están desfasadas. El problema es que cerró su previsión hace más de dos meses, antes de que el INE revisara a la baja los datos del primer semestre del año. Esto significa que las estimaciones del Fondo parten de un punto de partida más alto del que es realmente, lo que distorsiona toda su estimación. Es de esperar que el organismo tenga que rebajarlas en unas dos décimas cuando incorpore los datos actualizados.

Foto: La ministra de Economía en funciones, Nadia Calviño. (EFE)

Si no se tiene en cuenta la previsión del FMI por estar desfasada, entonces el Gobierno español se ha quedado 'en fuera de juego' con su estimación. El margen de error es escaso: de apenas una décima este año y de tres décimas para el próximo ejercicio. Sin embargo, lo que no es tan inocuo es que el Gobierno sea haya convertido en el más optimista con el futuro económico de España. Cualquier sesgo en las previsiones de crecimiento marca las políticas de ingresos y de gasto, y eso sí supone un riesgo para las cuentas públicas en un momento de gran vulnerabilidad por la abultada deuda.

Desde que el INE revisó a la baja los datos del primer semestre se han sucedido los recortes de previsiones de crecimiento. Y no solo por la actualización de los datos, también por su composición, ya que muestran que la desaceleración está afectando ya a las decisiones de consumo de los hogares. El escenario de incertidumbre ha elevado el ahorro precautorio de las familias, lo que frena el principal motor de crecimiento de la economía, la demanda privada.

Desde que el INE revisó a la baja los datos del primer semestre se han sucedido los recortes de previsiones de crecimiento

El Ministerio de Economía revisó su cuadro macro el 15 de octubre con motivo de la remisión a Bruselas del Plan Presupuestario para 2020. En ese momento, ya se situó entre los analistas más optimistas, pero todavía faltaban revisiones importantes como las de la Comisión Europea o la OCDE. Ahora ya solo falta el FMI por actualizar su estimación con la nueva serie, pero lo que está claro es que la estimación oficial del Gobierno se ha quedado por encima del consenso de mercado después de la rebaja del resto de organismos.

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También las casas de análisis privadas son más pesimistas que el Ministerio de Economía. Las principales entidades españolas mantienen una previsión de crecimiento del 2% para este ejercicio y de entre el 1,7-1,5% para 2020, en línea con los organismos oficiales. Si se cumplen estas estimaciones significará que España está viviendo una desaceleración más brusca de lo esperado.

El empleo se ralentiza

Además de la revisión de los datos de contabilidad nacional del INE, en los últimos meses ha saltado otro indicador de alerta: el empleo. Los datos de la EPA del tercer trimestre del año marcan una clara desaceleración en la creación de puestos de trabajo. Cuando empezó el año la ocupación crecía a ritmos del 3% interanual y en apenas dos trimestres se ha frenado por debajo del 1,8%.

Foto: Un camarero en una terraza del centro de Barcelona (Efe)

Esta desaceleración del mercado laboral coincide con dos hechos importantes. El primero es que el ritmo de crecimiento se acerca al umbral del 2%, que tradicionalmente ha cambiado la tendencia del empleo en España de positiva a negativa. El segundo es que la tasa de paro ha caído hasta el 14%, cifra que coincide con la media histórica de España.

Todos estos factores juntos han llevado a los organismos a realizar una rebaja generalizada en sus previsiones para el mercado laboral español, situándose claramente por debajo de la previsión del Gobierno. La Comisión Europea teme que el ritmo de creación de empleo se frenará hasta el 1% en 2020, lo que significa la práctica congelación del mercado laboral. Por el contrario, el Gobierno estima que la ocupación crecerá un 2,3%, más del doble.

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El horizonte tampoco parece halagüeño si se tienen en cuenta los riesgos internacionales a los que se enfrenta la economía. La guerra comercial, el Brexit, la desaceleración europea... Son muchos los factores que pueden suponer un viento de cara para España. Esto provoca que el riesgo de desviación de las previsiones sea, a día de hoy, a la baja, lo que complica más las estimaciones del Gobierno. Pero la actualización del cuadro macro ya se queda pendiente para el próximo ejecutivo.

Como era de esperar, la OCDE rebajó el jueves su previsión de crecimiento para España hasta el 2% este año y al 1,6% en 2020. Un recorte de dos y tres décimas respectivamente que sitúa su estimación en línea con los principales organismos. Este movimiento deja al Gobierno descolgado con las previsiones más optimistas, con una estimación de crecimiento del 2,1% para este año y del 1,8% para el próximo ejercicio.

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