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Europa es la nueva China: consigue el mayor superávit exterior de la historia
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"Nos comen los europeos"

Europa es la nueva China: consigue el mayor superávit exterior de la historia

La salida de la crisis ha trastocado el orden económico global, ahora es la eurozona quien exporta y China quien compra, lo que genera un aluvión de divisas hacia el viejo continente

Foto: Un buque de carga sale del puerto de Algeciras con dirección a China. (EFE)
Un buque de carga sale del puerto de Algeciras con dirección a China. (EFE)

Alemania ha terminado por imponer su mentalidad económica a toda la eurozona. Después de los desmanes económicos que provocaron la crisis en los países periféricos, la canciller, Angela Merkel, ha conseguido hacer una 'Europa bávara'. El objetivo está claro: países con unos costes laborales ajustados que permitan mantener niveles altos de competitividad y que desincentiven el consumo externo.

Bajo esta premisa, la eurozona se ha convertido en el gran polo exportador del mundo, con un superávit exterior disparado en los últimos trimestres. Según los datos publicados por el Banco Central Europeo (BCE), el superávit por cuenta corriente del tercer trimestre del año casi alcanzó los 125.000 millones de euros, nada menos que un 42% más que en el mismo periodo del año anterior. Este superávit genera cada mes una gran entrada de divisas a la región que sirven para reducir su deuda externa o incluso acumular activos en algunos países. [La balanza por cuenta corriente incluye las exportaciones de bienes y servicios, el saldo de las rentas del trabajo y del capital y las transferencias].

Foto: Embargue de coches en el Puerto de Barcelona (Efe)

El ritmo de las exportaciones de bienes y servicios de la eurozona es tal que vence a cualquier otro indicador económico de la región. El PIB de la región crece a ritmos del 2,6%, la mejor cifra en más de seis años, pero el superávit exterior crece más rápido, lo que hace que siga ganando peso sobre el total de la economía. En concreto, los 125.000 millones que ingresó la eurozona suponen el 4,6% del PIB de la región, lo que convierte al viejo continente en la gran potencia exterior del mundo.

El superávit acumulado en el último año (hasta el cierre del tercer trimestre de 2017) alcanzó los 430.000 millones de dólares, lo que significa la cifra más alta nunca alcanzada por una región. Con este dato, supera el anterior máximo histórico que estableció China en el año 2008, con un superávit por cuenta corriente de 420.000 millones de dólares.

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La eurozona ha sustituido a China como la región que más 'exprime' al resto del mundo. De hecho, desde el año 2005 las dos regiones siguen caminos opuestos. En ese momento, Europa empezó a vivir sus años de gasto desenfrenado, que llevaron a la región a tener déficit exterior antes del estallido de la crisis financiera global. Por su parte, en esos años China se consolidaba como la gran economía emergente, con crecimientos del PIB de dos dígitos apoyados en la exportación.

En el año 2008, la brecha entre la eurozona y China alcanzó su máximo histórico: los países del euro tenía un déficit anual de más de 200.000 millones de dólares, mientras que el superávit de China rebasaba los 400.000 millones. A partir de ese momento, Europa entró en una larga y dura recesión de la que está saliendo a base de devaluación interna y ganancias de competitividad. Justo lo contrario que China, que ha experimentado un gran desarrollo en muy poco tiempo, lo que ha elevado los costes laborales sin conseguir ganancias similares de productividad.

Al mismo tiempo, la mejor situación de los hogares en China contribuye a elevar las importaciones de bienes y servicios, lo que también deteriora la cuenta corriente. Este escenario se repite sistemáticamente cuando un país emergente que ha crecido ofreciendo a las empresas costes bajos empieza a aproximarse a los desarrollados. El cambio ha sido tan rápido que ahora la eurozona tiene un superávit de 430.000 millones de dólares, mientras que el de China ha caído hasta 120.000 millones. La entrada de divisas a China se ha frenado tanto que el país ha anunciado que reducirá sus compras de deuda estadounidense en los próximos años.

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El resultado es que los países europeos cada vez venden más a China. O lo que es lo mismo, China compra cada vez más bienes y servicios europeos. El saldo de la cuenta corriente entre las dos regiones es cada vez más favorable a Europa, alcanzando en el tercer trimestre del año los 60.000 millones de euros, según los datos del Banco Central Europeo.

El reto es la constancia

El peso de Alemania sobre la cotización del euro es tan elevado que obliga a los países periféricos a mantener altos niveles de competitividad para poder competir con el resto del mundo. En épocas de crisis, es relativamente sencillo mantener los costes de producción en niveles bajos, pero cuando baja el paro y se hace necesario elevar los salarios, la situación se invierte. Es lo que ocurre siempre en los ciclos económicos: cuando una economía supera su punto de equilibrio, para producir más genera inflación que daña la competitividad (a menos que aumente muy rápido la productividad, lo que no está ocurriendo).

Foto: Imagen del Puerto de Algeciras (Efe)

Esto significa que el gran reto para la eurozona es mantener este saldo exterior tan favorable ahora que la mayoría de los países de la región han salido de la crisis. Además, los países de la región se encuentran con vientos de cara que tendrán que vencer. El primero es la subida del precio del petróleo en los mercados internacionales —el jueves superó los 70 dólares por barril por primera vez en más de tres años—. Europa necesita importar su petróleo, por lo que cuanto más se encarezca, más presión generará sobre la balanza exterior.

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El segundo es la apreciación del euro, que en el último año ha subido algo más de un 13%, hasta alcanzar los 1,20 euros. Hace tres años, el debate estaba en cuándo se alcanzaría la paridad y hoy está ya casi un 20% por encima, lo que resta competitividad a los bienes y servicios de los países del euro.

El superávit tan abultado que tiene la eurozona provoca una gran entrada de divisas en los países del euro, lo que genera una fuerte presión alcista para la moneda única. Esto significa que no es descartable que el euro siga subiendo en los próximos años. La noticia positiva es que esta entrada de moneda extranjera permite a Europa reducir su deuda exterior y afrontar el futuro en una posición mucho más solvente.

Alemania ha terminado por imponer su mentalidad económica a toda la eurozona. Después de los desmanes económicos que provocaron la crisis en los países periféricos, la canciller, Angela Merkel, ha conseguido hacer una 'Europa bávara'. El objetivo está claro: países con unos costes laborales ajustados que permitan mantener niveles altos de competitividad y que desincentiven el consumo externo.

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