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España vuelve a las andadas: el repunte de las importaciones acaba con el superávit
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Problemas estructurales

España vuelve a las andadas: el repunte de las importaciones acaba con el superávit

El repunte del petróleo no es el único problema de la balanza de bienes: por primera vez desde 2011 España llega a julio sin superávit de productos no energéticos

Foto: Imagen del Puerto de Algeciras (Efe)
Imagen del Puerto de Algeciras (Efe)

Por extraño que pueda parecer, el crecimiento de las exportaciones no es un fenómeno exclusivo del Gobierno actual. Al contrario, forma parte de un proceso de internacionalización de la economía que dura ya más de dos décadas en las que las ventas al exterior de bienes se han multiplicado por cuatro. En la crisis, el sector exterior fue el principal soporte de la economía y lideró el inicio de la recuperación, por eso parece ahora tan importante. El problema de las exportaciones es que tienen su propio 'villano', las importaciones, que en épocas de ciclo expansivo se disparan y acaparan toda la atención. Esta recuperación no parece diferente y el efecto positivo de las exportaciones de bienes empieza a sucumbir ante el rápido avance de las importaciones, que han liquidado ya todo el superávit logrado durante los años de recesión.

España es uno de los países que más se benefició del desplome del precio del petróleo desde mediados de 2014, con un ahorro de más de 15.000 millones de euros anuales, pero ahora que vuelve a subir, genera tensiones en el saldo exterior. Sin embargo, el deterioro de la balanza de bienes no se ha producido únicamente por el petróleo, ya que este año se ha terminado de dilapidar el superávit de productos no energéticos. España repite este patrón en todas sus recuperaciones: cuando el ciclo alcista eleva el consumo y la inversión, se disparan las importaciones y acaban por arrastrar al país al déficit de la balanza exterior.

Foto: Rueda de prensa de de Luis de Guindos. (EFE)

Entre enero y julio de 2016 el superávit superó los 1.000 millones de euros, en 2015 fue de 3.200 millones y en 2013 alcanzó los 17.600 millones. Este año, el saldo positivo no llega a los 88 millones, esto es, completamente plano y al borde del déficit, según los datos publicados por el Ministerio de Economía. De hecho, el saldo de julio dejó un déficit de 175 millones de euros, mientras que en el mismo mes de 2016 hubo un superávit de 914 millones. España no vivía esta situación desde 2011, último año en el que hubo déficit de productos no energéticos, pero antes de la crisis, era el escenario habitual. Por eso este deterioro reciente del saldo exterior revive los fantasmas del pasado.

Desde 2013 se han perdido más de 17.400 millones de superávit, un descenso tan pronunciado que genera inquietud, aunque parece muy difícil que se alcance el déficit del año 2007, cuando en los siete primeros meses del año se acumuló un saldo negativo de casi 38.000 millones de euros. El factor diferencial son las exportaciones, ya que actualmente España vende en el exterior un 39% más y, sin embargo, las importaciones apenas han crecido un 7% desde los máximos previos a la crisis.

Lo que parce claro es que España tardará varios años en volver a la situación previa a la crisis, si es que se repite algún día. En primer lugar, porque las importaciones tendrían que mantener durante años un elevado ritmo de crecimiento en un entorno de ralentización del PIB. En segundo, porque las perspectivas para el comercio mundial son muy positivas, por lo que las exportaciones deberían comportarse bien y compensar el deterioro del saldo comercial.

El ciclo

La mayor parte de las importaciones se centran en el sector de bienes de equipo, esto es, maquinaria empleada para la producción. En total, el 21,3% del gasto realizado entre enero y julio se ha producido en este sector, que ha crecido un 9,5% respecto al mismo periodo del año anterior. Un incremento que solo fue superado por el gasto en productos energéticos, que creció un 47,3% interanual y que aportó 4,8 puntos porcentuales al crecimiento de las importaciones (los bienes de equipo aportaron 2,1 puntos).

Foto: Foto: Francisco Albilares.

Este incremento refleja a la perfección lo que es la tendencia histórica del sector exterior español. Cada vez que se produce una fase de crecimiento de la inversión, rápidamente aumentan las importaciones de bienes de equipo para satisfacer una oferta que no existe a nivel nacional. Las empresas viven un momento de optimismo económico y están tratando de elevar su capacidad de producción, lo que ha generado un importante repunte de la Formación Bruta de Capital Fijo (FBCF) en el último año. Un repunte que se deja notar en el sector exterior.

[El cambio del modelo productivo español es solo un espejismo]

También ha regresado la inversión en construcción después de años de penurias, con un crecimiento del 2,5% interanual en el segundo trimestre. La obra privada lidera la recuperación, pero la pública también empieza a crecer ahora que las finanzas de las Administraciones están más saneadas. Este crecimiento empuja las compras de bienes de equipo y también de materias primas. Las importaciones de hierro y acero aportaron 0,8 puntos; los metales no ferrosos, 0,3 puntos y el resto de minerales, 0,6 puntos.

Precios y competitividad

El sector productivo español ha dedicado mucho esfuerzo a abrir el mercado exterior. Pero, además del esfuerzo de los gestores de las empresas, ha contribuido mucho la fase de ganancias de competitividad y productividad del conjunto de la economía nacional que tanto esfuerzo ha costado a los trabajadores. Ha sido la famosa 'devaluación interna', que ha conseguido que con menos recursos (y salarios) se mejorase la producción.

Foto: Montoro, Méndez de Vigo y Guindos, en una rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. (EFE)

España todavía vive en esta fase de contención de costes, lo que permite que las exportaciones y la economía mantengan un ritmo elevado de crecimiento, pero que dificulta el reparto de la renta nacional entre las clases populares. La balanza de bienes refleja bien esta situación. El precio de los productos no energéticos exportados entre enero y julio cayó un 0,4% respecto al mismo periodo del año anterior. Esto significa que el avance de las exportaciones se produce únicamente por volumen de ventas.

Por el contrario, los productos que compra España soportan una importante presión inflacionista. Según los datos del Ministerio de Economía, los precios de los bienes no energéticos subieron un 3,5% interanual. Este avance acelera el deterioro de la balanza de bienes, pero el diferencial de precios permite que España siga ganando competitividad frente al resto del mundo. Un proceso que difícilmente será sostenible en el tiempo, pero que ha tenido un papel fundamental en la recuperación de la economía.

Por extraño que pueda parecer, el crecimiento de las exportaciones no es un fenómeno exclusivo del Gobierno actual. Al contrario, forma parte de un proceso de internacionalización de la economía que dura ya más de dos décadas en las que las ventas al exterior de bienes se han multiplicado por cuatro. En la crisis, el sector exterior fue el principal soporte de la economía y lideró el inicio de la recuperación, por eso parece ahora tan importante. El problema de las exportaciones es que tienen su propio 'villano', las importaciones, que en épocas de ciclo expansivo se disparan y acaparan toda la atención. Esta recuperación no parece diferente y el efecto positivo de las exportaciones de bienes empieza a sucumbir ante el rápido avance de las importaciones, que han liquidado ya todo el superávit logrado durante los años de recesión.

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