El ABS aterriza en las bicicletas: ¿'gadget' innecesario o una buena medida de seguridad?

La bicicleta ejerce como paradigma del vehículo sencillo, básico y económico, tanto lúdico como de transporte. Sin embargo, la evolución de estas dos últimas décadas parece estar transformando esa esencia ante la incorporación de numerosos avances y novedades.

Horquillas de suspensión cada vez más sofisticadas, amortiguadores para la parte trasera de las bicis, frenos de disco… Más recientemente, la electrificación y la electrónica se están extendiendo en ambos usos, el deportivo y de movilidad. Ahora ha llegado al mercado un elemento novedoso: el ABS o sistema antibloqueo de frenos, de moneda común en el coche y la moto.

¿Tiene sentido el ABS en una bicicleta? ¿Cabe su extensión y generalización en los próximos años? ¿Será demandado por los usuarios, incluso por aquellos no reacios a las novedades, o se trata de una adición sin valor real para el ciclista?

Un buen y potente sistema de frenada en una bicicleta siempre es garantía de seguridad, máxime si cuenta con los frenos de disco. Pero su activación depende de cada usuario. El freno delantero suele resultar más eficaz que el trasero, salvo frenadas cortas y moduladas, pero con peligro de bloqueo o derrapada con la rueda trasera.

Similar al coche y la moto

Al ser el manillar el elemento que proporciona la direccionalidad, incluso utilizando ambos frenos a la vez existe el peligro de bloqueo con la rueda delantera ante determinadas situaciones de adherencia o ante un obstáculo que pueda aparecer bruscamente frente al ciclista.

En este último año ya han surgido en el mercado sistemas de freno con ABS de grandes fabricantes o empresas especializadas. Aunque, una vez comercializados, cabría discernir en qué condiciones y tipos de bicicleta resultaría útil o aconsejable. Por ejemplo, los frenos de disco se están extendiendo más allá de la bicicleta de montaña en la que surgió para pasar a la bicicleta de carretera y, por supuesto, a la bici destinada a la movilidad, cada vez más extendida en entornos urbanos.

Quién, cuando, dónde

Para contestar a estas cuestiones que plantea el sistema, El Confidencial ha consultado a Juan Ochoa, uno de los pioneros de la bicicleta de montaña y profesional del sector. ¿Tiene sentido el ABS, es una complicación o un gadget innecesario en una bicicleta? "En un coche o en una moto de carretera nadie se plantea cómo funciona o si es necesario, pero todos usamos, o mejor dicho, en caso de frenada de emergencia, todos disponemos del sistema ABS (Anti-lock Braking System) sin saberlo. No deja de ser nuestro ángel de la guarda frenador".

En la bici, simplemente apretaremos el freno y se retiene. Pero si lo hacemos con mucha fuerza o falta de tacto la rueda delantera tiende a bloquearse con poca adherencia, o incluso llega a clavarse si es el terreno es muy adherente. Cualquier ciclista puede contar las consecuencias: salir catapultado por la rueda delantera. Salir por las orejas "suele ser una caída habitual y muy dolorosa, cuando no ocasiona alguna rotura de clavícula". Eso sí, para Ochoa, la utilidad real del sistema de frenos ABS dependerá del tipo de usuario, de la bici —si es urbana o de montaña— y del terreno.

¿Transporte o uso deportivo?

"Desde hace años, la industria de la bicicleta trabaja en este sistema. En 2017, tuve la oportunidad de probarlo en Alemania, en unas jornadas de test, tras la que dábamos nuestras impresiones como profesionales. Aquel prototipo o preserie de ABS me pareció curioso e interesante, sobre todo para bici urbana, pero tenía un tacto como el de aquellos primeros ABS de las motos. Demasiado intrusivo, y alargaba la frenada más de la cuenta. Eso sí, la rueda delantera no dejaba nunca de girar", explica Ochoa.

"Este sistema primigenio se llegó a comercializar hace años, al igual que algunos sistemas mecánicos que bajan la presión de frenada en determinadas circunstancias, pero podemos decir que el ABS como tal, compacto y bien ajustado, se empieza a comercializar desde primeros del 2023", asegura.

"Optimizado el sistema y ya comercializado, los ABS también se han adaptado en su configuración al tipo de bicicleta, bien urbana, deportiva, o de bicis cargo, pensadas para el transporte de paquetería pesada", expllica Ochoa. "Para movilidad y uso urbano, el ABS es clarísimamente un elemento de seguridad. En bicicleta urbana desde luego que es muy útil. En bicicleta deportiva hay que plantar la frontera, como pasa con las motos de trail o de campo. Con un uso extremo de la bici en montaña, creo que es inviable y hasta podría ser peligroso. En este contexto, también debes de tener muy en cuenta que hace falta disponer de un buen nivel de técnica sobre la bicicleta".

Entonces, ¿resultaría el ABS menos idóneo para el uso deportivo? Por ejemplo, bajando por una trialera o un sendero con una bicicleta de montaña. "Incluso, más allá de ese empleo extremo que comentábamos antes, en una simple bajada por una pista de gravilla, frenando a tope, un ciclista con un buen nivel técnico logrará detener la bici antes que si llevara el sistema ABS conectado. Pero si el usuario no tiene mucho dominio, mejor que la frenada se alargue un poco y no pierda el control de su rueda delantera. En la mayoría de los casos, evitará una caída".

"Esto mismo ocurre con las motos de enduro o trail que, siendo infinitamente más pesadas que una e-bike, también disponen de modos off road o incluso la desconexión total del sistema ABS", incide Ochoa.

¿En la bicicleta de carretera?

Teóricamente, este sistema antibloqueo podría resultar muy útil en la bicicleta de carretera, pero este tipo de usuario también apuesta por exigencias específicas como el ahorro de peso. "Por ahora, el sistema ABS desarrollado por Bosch y Magura requiere de una alimentación, una pila, y solo se comercializa en bicicleta eléctrica exclusivamente equipada con motor Bosch. Con el tiempo, podría llegar a bicis no eléctricas e, incluso a la carretera por ser estas bicis muy ligeras. ¿Por qué no? Paso a paso, que bastante hemos conseguido con que lleven discos de freno. Eso sí, habrá que ver qué cara les pone a los más pro cuando les digamos que sus bicis van a pesar doscientos o trescientos gramos adicionales".

Sin embargo, con el creciente uso de la bicicleta en entornos urbanos, este sistema de antibloqueo de rueda podría encontrar gran justificación y utilidad en tal escenario. "Montar en bicicleta no es solo ir por carretera, subir cuestas e ir depilado. Al final, si trasladamos el concepto de movilidad, de usabilidad, por supuesto es interesante contar con un sistema de seguridad como el ABS", explica Ochoa.

"Cuesta abajo, en ciudad, puedes alcanzar los 40/50 km/h sin despeinarte. Y si es eléctrica, rondar los 25 km/h de velocidad media es de lo más normal. Por tanto, tener más control para frenar de golpe, poder esquivar, tener más control ante una situación peligrosa, podrá evitar accidentes o caídas… Creo que, con el tiempo, el ABS en terreno urbano se consolidará. Acaba de nacer, pero tiene mucho recorrido", confiesa.

De momento, el ABS en la bicicleta es un bebé recién nacido. ¿Cuál es (o podría ser) la demanda del mercado? "De momento, es una tecnología muy incipiente en el mercado, que incrementa el peso y entre 400/500 euros de precio sobre un sistema de frenos de disco convencional igual de potente. Existe, ya hay bicicletas que lo pueden llevar y ya se han vendido algunas, pero comercialmente son pocos los clientes que lo conocen, al menos en España".