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El gran día de la España de Luis Enrique: así trituró sin piedad a Costa Rica en el Mundial
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Repaso histórico

El gran día de la España de Luis Enrique: así trituró sin piedad a Costa Rica en el Mundial

La Selección protagonizó una exhibición de fútbol total que ya es historia de este deporte. El equipo de Luis Enrique se mostró insaciable, ambicioso y enseñó al mundo su talento

Foto: Marco Asensio celebra uno de los tantos del partido. (Getty/Stu Foster)
Marco Asensio celebra uno de los tantos del partido. (Getty/Stu Foster)

España borró de la faz de la tierra a Costa Rica en un encuentro que mató en media hora. El tiempo que tardó la Selección de Luis Enrique en reafirmar su candidatura al Mundial y marcar tres goles en la primera jornada, aquella donde Argentina doblegó la rodilla ante Arabia Saudí y Alemania hizo lo propio contra Japón. No es casualidad. La goleada es un aviso a navegantes. España no tendrá las grandes estrellas que acaparan focos mediáticos y portadas de otros países más pomposos, ni tampoco la experiencia mundialista grupal con la que sí cuentan otras selecciones. Sin embargo, nadie gana en unidad, ilusión, ambición y convicción a este grupo, que cree a muerte en su entrenador.

Es la Selección de Luis Enrique. Aquella que dinamitó por completo las aspiraciones de Costa Rica en un repaso físico, táctico y técnico en el que jamás pisó el freno. La Selección abrió en canal el sistema defensivo costarricense y logró una inyección de adrenalina vital. No solo para reafirmar sus certezas, también para desatar la esperanza de una afición española que se ha llevado demasiados varapalos en los últimos dos mundiales. La Selección evitó la tragedia nacional que hubiese supuesto un pinchazo inicial, disparó el termómetro de la ilusión y entró en el Mundial por la puerta grande para asombrar al mundo.

placeholder Luis Enrique habla con Sergio Busquets durante la celebración de la victoria. (EFE/Noushad Thekkayil)
Luis Enrique habla con Sergio Busquets durante la celebración de la victoria. (EFE/Noushad Thekkayil)

Decía Luis Enrique en la previa que España "no se iba a morir de miedo en el Mundial" y lo que hizo fue sembrar el pánico en su rival. Con Rodrigo Hernández junto a Aymeric Laporte en el eje de la zaga y Azpilicueta cerrando, el combinado nacional fue a morder la yugular de Costa Rica desde el principio con una presión alta e infernal encargada de ahogar la salida de balón rival. España tocaba con velocidad e imprimió un ritmo altísimo a su posesión. Los pases siempre fueron acompañados de movilidad y desmarques, tanto en largo como en corto, para buscar paredes y despistar al rival. Un aspecto clave para abrir defensas parapetadas en las faldas de su portero, Keylor Navas.

Busquets, Gavi y Pedri fueron indetectables

Seguir a los jugadores españoles era un quebradero de cabeza para Costa Rica, que perseguía sombras. Porque los ticos trataron de ir arriba, pero salieron escaldados y no les quedó más remedio que irse atrás. Caía Marco Asensio a recibir, Dani Olmo aparecía por dentro y Ferran Torres estiraba por fuera. La movilidad era constante. Sin embargo, tan importante era el plan con la pelota, con la profundidad de Jordi Alba por la banda izquierda, Pedri y Gavi entre líneas y Sergio Busquets libre en la base de la jugada, como la coordinación, la solidaridad, las vigilancias en defensa. Esta España insaciable y coral fue agresiva con la pelota hasta el límite durante los 90 minutos.

Cada vez que Costa Rica llegaba tarde a presionar a Busquets, Pedri o Gavi, lo pagaba muy caro y estos jugaban a placer. Libres y sin oposición para enlazar con el siguiente escalón. Los jugadores españoles giraban, conectaban con el ataque y separaban las líneas adversarias. Costa Rica no tuvo respuesta defensiva para sostener las cadenas de pases españolas, que medían a la perfección cuándo incrementar el ritmo y cuándo pausarlo, identificando los momentos del partido correctamente. La superioridad era alarmante.

Dani Olmo abrió la lata en un gol que, probablemente, condense toda la superioridad de España. Una acción en la que se produjeron 13 pases consecutivos sin ningún robo del rival, progresando por el campo, batiendo líneas de pase, conquistando línea de fondo, moviéndose tras tocar y coronando una jugada fabulosa con una definición de calibre mundial. Participaron hasta siete futbolistas distintos (Sergio Busquets, César Azpilicueta, Gavi, Marco Asensio, Pedri, Dani Olmo y Jordi Alba). Era el gol ideal, porque reunía todos los elementos necesarios para superar sistemas defensivos cerrados.

Ambición desmedida

La contundencia de España durante todo el encuentro, a menudo inexistente en partidos anteriores, fue demoledora... porque de los ocho disparos entre los tres palos, siete acabaron en el fondo de la red. Es decir, que España consiguió ante Costa Rica un gol más que en todo el Mundial de Sudáfrica, del que salió campeona. Después del gol de Olmo, llegó el de Asensio con la colaboración inestimable de Keylor Navas, demasiado tibio en la parada. Jordi Alba, con llegada y pausa, forzaría el penalti del 3-0 en una acción colosal a la altura de su partido.

placeholder Delirio goleador. (Reuters/Dylan Martinez)
Delirio goleador. (Reuters/Dylan Martinez)

A partir de aquí, Costa Rica se deshizo por completo para que España llenase su cojín goleador. Lo más interesante en la segunda mitad, además de los goles de Ferran Torres, Gavi, Álvaro Morata y Carlos Soler, fue la dirección de campo de Luis Enrique. Con el 3-0 a favor en el marcador al descanso, lo más normal hubiese sido que España hubiera pisado el freno. Que el equipo se hubiese relajado, guardase la ropa, corriesen los minutos sin grandes contratiempos ni sobresaltos y ya se pensara en ahorrar energía de cara al partido del domingo contra Alemania. Pero no.

España quería dejar su huella en el Mundial y así lo hizo en una goleada que conquistó al mundo. Ayudó Luis Enrique, que revitalizó a la Selección cuando podía haber cierto ánimo de relajación tras plantear el partido a la perfección. España nunca pareció una novata en la Copa del Mundo. La entrada de Álvaro Morata, Carlos Soler, Alejandro Balde, Koke y Nico Williams fue todo un acierto, ya que sirvió para aumentar el hambre española y meter más futbolistas importantes en la victoria. Morata y Soler marcaron, pero Williams dio desborde, Koke continuidad y Balde dejó una carrera extraordinaria para enseñar a todos por qué está en la convocatoria. Así fue el gran debut español en Qatar.

España borró de la faz de la tierra a Costa Rica en un encuentro que mató en media hora. El tiempo que tardó la Selección de Luis Enrique en reafirmar su candidatura al Mundial y marcar tres goles en la primera jornada, aquella donde Argentina doblegó la rodilla ante Arabia Saudí y Alemania hizo lo propio contra Japón. No es casualidad. La goleada es un aviso a navegantes. España no tendrá las grandes estrellas que acaparan focos mediáticos y portadas de otros países más pomposos, ni tampoco la experiencia mundialista grupal con la que sí cuentan otras selecciones. Sin embargo, nadie gana en unidad, ilusión, ambición y convicción a este grupo, que cree a muerte en su entrenador.

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