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La última chapuza de Ancelotti y por qué no consigue hacer un Real Madrid de autor
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La última chapuza de Ancelotti y por qué no consigue hacer un Real Madrid de autor

Ancelotti imaginó que con Modric de delantero sorprendería a Xavi en el Clásico. Cada vez que el entrenador del Real Madrid intenta inventar algo diferente, se termina estrellando

Foto: Carlo Ancelotti, durante el Clásico. (EFE/Juanjo Martín)
Carlo Ancelotti, durante el Clásico. (EFE/Juanjo Martín)

El drama de Carlo Ancelotti no es que el Barcelona llegue al Bernabéu y le dé un repaso. Es, para ir al grano, que se trata de un entrenador que no ha evolucionado. Su capacidad para preparar los partidos y leer las necesidades del equipo en situaciones adversas no se corresponde con su sabiduría. De nada le valió tener más experiencia que Xavi. El Clásico lo perdió por algo tan sencillo como encadenar un error tras otro en la gestión anímica y la toma de decisiones estratégicas. Desde la alineación con Modric, de delantero, a tener que rectificar tras el descanso con Mariano y jugar con tres centrales. Las alteraciones que sufrió la estructura del equipo, sumado a la ausencia de motivación, hicieron todavía más fácil la goleada del Barcelona.

Ancelotti pidió perdón y se echó la culpa de la derrota. Lo inadmisible es que dijera que "no tenemos que hacer un drama". Esto no es un accidente más para Florentino Pérez. Es una derrota que hará reflexionar al presidente, una vez más, sobre si el Real Madrid está en buenas manos. Desde el punto de vista estadístico y en frío, se puede justificar como una mala noche. Pero no es así. Ancelotti perdió algo más que tres puntos. El daño que hace que el Barça del novato Xavi haga un destrozo en su primer Clásico en el Bernabéu es una mala noticia para el presidente del Real Madrid. Lo es porque queda la sensación de que su máximo rival tiene entrenador para largo y en el banquillo del Real Madrid hay uno con un corto recorrido.

placeholder Modric se lleva las manos a la cabeza durante el Clásico. (EFE/Juanjo Martín)
Modric se lleva las manos a la cabeza durante el Clásico. (EFE/Juanjo Martín)

Carlo Ancelotti es un sabio con el reloj parado que tiene de ayudante a su hijo, Davide, un desconocido del fútbol para la alta competición. Entre los dos tienen que tomar las decisiones más urgentes durante los partidos. A los dos se les ve compartir lo bueno y lo malo en la zona técnica. Hay un episodio llamativo. En el partido contra el Granada en el Bernabéu, tomaron la decisión de quitar del campo a Marco Asensio. Ni un minuto después de dar la orden al cambio, Asensio hizo el gol del triunfo. Es un hecho reciente que quedó solapado por la victoria. Pero, en la toma de decisiones del máximo responsable y el que le tiene que dar luz, hay demasiadas improvisaciones. Sin Benzema ya han jugado de delanteros Isco, Bale y Modric. Ninguno de ellos tiene ese rol. Por delante de Jovic y Mariano. Incluso del inédito Hazard.

Modric fuera de sitio

Tras el desbarajuste del Clásico, Carlo Ancelotti decide echarse toda la culpa de una derrota que tiene más importancia que la de quedarse con que la Liga no peligra porque hay una distancia de nueve puntos con el Sevilla y 12 con el Barcelona (con un partido menos) y el Atlético de Madrid. El Real Madrid pierde algo más que tres puntos. La sensación es que empieza a ser un líder con pies de barro. Mal trabajado y dirigido desde el banquillo. Con un cuerpo técnico encabezado por Ancelotti y su hijo que pueden hacer descarrilar al equipo de la Liga y de la Champions. Si hay una baja, como la de Benzema, ponen todo patas arriba y montan un desbarajuste táctico que es mayúsculo. Modric fuera de su sitio, de zonas de creación, es uno de los errores más groseros de un entrenador veterano.

¿Quién le aconsejó a Ancelotti la idea de poner a Modric de 'falso nueve'? No lo vamos a saber, ni lo va a decir el técnico italiano. Enseguida se autoinculpó de la derrota. Pongamos que fue una decisión propia para sorprender al Barcelona en el planteamiento, tener superioridad en el centro del campo y generar peligro con los contraataques. Nada de esto sucedió en la primera parte. El Madrid desaprovechó a Modric. En el descanso, alguien del cuerpo técnico (ahí está su hijo) le dijo que esto de jugar sin delantero no funcionaba y metió a Mariano. Ya era tarde. En el otro vestuario estaba Xavi inyectando sangre a sus jugadores para ir a por más, para provocar una humillación. El trabajo que hizo Ancelotti en el Clásico fue muy deficiente. Ni con Mariano reconstruyó el equipo porque ninguno de los planes estaba ensayado ni tan minuciosamente preparado como el plan de Xavi y la adrenalina con la que compitieron el entrenador y los futbolistas del Barcelona.

Foto: Luka Modric celebra el triunfo del Real Madrid contra el PSG. (EFE/Sergio Pérez)

El Clásico es el sexto partido que pierde el Real Madrid esta temporada. Es una derrota dolorosa por la imagen de equipo inferior, superado, y de nada vale la excusa de la ausencia de Benzema. A Florentino Pérez seguro que no le sirve. Las anteriores cinco derrotas también se han producido por planteamientos y decisiones extrañas de Ancelotti y su cuerpo técnico. Contra el Sheriff, lo justificó como un accidente. Un partido que empezó con Nacho, en el lateral derecho, y Miguel Gutiérrez, en el izquierdo, y acabó con Camavinga y Fede Valverde. De la derrota contra el Espanyol sacó la lección de que el sistema con el que más cómodo y mejor compite el equipo es con tres centrocampistas y tres delanteros. En Getafe señaló a los jugadores por falta de intensidad tras las vacaciones navideñas. En la eliminación de la Copa del Rey, en Bilbao, y en París, contra el PSG, echó al equipo atrás. Un planteamiento conservador, sin asumir riesgos ofensivos.

No asienta un patrón de juego

En todos los traspiés de Ancelotti se echa en falta el patrón de un juego. Si el entrenador no lo tiene claro, es fácil que los jugadores estén confundidos y perdidos en el campo. Ha habido tramos de temporada en los que el equipo defendía junto en su campo y contragolpeaba. Otros en los que se atascaba con rivales ordenados que no dejaban espacios. Ha pasado a pedir una presión en campo rival. Ha jugado sin delantero y tres centrales. Solo cuando no ha tocado lo que funciona es cuando ha encontrado la regularidad y ha podido coger la ventaja de puntos en la Liga. Gracias, también, a la mala racha de Barcelona y Atlético.

El 0-4 del Clásico es un drama por la sensación que queda de improvisación táctica de un entrenador que es un sabio en la gestión de vestuario y la comunicación con los medios. El hombre tranquilo, como le llaman en el club, pero al que le cuesta hacer un equipo de autor. Contra el Barcelona, imaginó que Luka Modric podría ser el mago que, moviéndose entre líneas, trastocaría el plan de Xavi. Se estrelló. Con balón y sin balón, el Real Madrid no estaba trabajado ni animado para hacerle daño al Barcelona.

El drama de Carlo Ancelotti no es que el Barcelona llegue al Bernabéu y le dé un repaso. Es, para ir al grano, que se trata de un entrenador que no ha evolucionado. Su capacidad para preparar los partidos y leer las necesidades del equipo en situaciones adversas no se corresponde con su sabiduría. De nada le valió tener más experiencia que Xavi. El Clásico lo perdió por algo tan sencillo como encadenar un error tras otro en la gestión anímica y la toma de decisiones estratégicas. Desde la alineación con Modric, de delantero, a tener que rectificar tras el descanso con Mariano y jugar con tres centrales. Las alteraciones que sufrió la estructura del equipo, sumado a la ausencia de motivación, hicieron todavía más fácil la goleada del Barcelona.

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