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El Real Madrid se corona rey de España: Osasuna sufre el ciclón Vinícius (2-1)
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El Real Madrid se corona rey de España: Osasuna sufre el ciclón Vinícius (2-1)

El Real Madrid gana la Copa del Rey con dos goles de Rodrygo en un partido pletórico de Vinícius. Osasuna compitió hasta el final con pundonor, pero no pudo con el extremo brasileño

Foto: Rodrygo celebra un gol en la final de Copa contra Osasuna. (EFE/Julio Muñoz)
Rodrygo celebra un gol en la final de Copa contra Osasuna. (EFE/Julio Muñoz)

Vinícius nunca se rinde. Es el alma del Real Madrid, el jugador que desequilibró la final con sus acciones explosivas. Un futbolista imparable que destrozó y desquició a Osasuna con su velocidad y hambre. Un vendaval por la banda izquierda que dio un recital con sus aceleraciones y cambios de ritmo. Los dos goles son de Rodrygo, pero el jugador de la final es Vinícius. Se llevó por delante a un Osasuna combativo, pero ineficaz para detener las embestidas de un enorme Vinícius. Jugó a una velocidad superior que el resto, con esa rebeldía y ambición que le hacen ser un martillo.

El Real Madrid se corona como campeón de la Copa del Rey con la determinación de Vinícius y los dos goles de Rodrygo. Es el tercer título de la temporada tras la Supercopa de Europa y el Mundial de Clubes. Un trofeo de mucho valor para un reivindicativo Ancelotti, que insiste en que se hable de que en su segunda temporada en el banquillo ya ha ganado todos los títulos. Y le queda competir por otra Champions. Llega reforzado a las semifinales, nada fácil contra el Manchester City de Pep Guardiola.

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El Real Madrid consigue su vigésima Copa del Rey y Osasuna se puede ir con la cabeza alta por cómo compitió. Llegó a empatar el partido, meter al Real Madrid en su campo, generarle dudas al equipo de Ancelotti. Pero Vinícius rompió todos los esquemas de su rival. Se coronó como el mejor jugador, el que no para de intentarlo, tenaz, guerrero. Osasuna lo intentó hasta el final con una ocasión clara en un remate de Kike Barja que evitó Carvajal.

placeholder Vinícius se escapa de Rubén Peña. (EFE/José Manuel Vidal)
Vinícius se escapa de Rubén Peña. (EFE/José Manuel Vidal)

Si algo había preparado Jaboga Arrasate con todo tipo de detalles tácticos y concienciando a sus jugadores era cómo frenar a Vinícius. Duró poco el plan de Osasuna para minimizar al torbellino. La primera acción explosiva de Vinícius encendió la final. El brasileño reventó el sistema defensivo de Osasuna con un jugadón en el minuto dos. Se fue de Moncayola y Rubén Peña, provocó el caos, salió a tapar Aridane y Vinícius metió el balón atrás para el remate de Rodrygo, que batió con facilidad a Sergio Herrera. Enseguida encendió la mecha Vinícius, con la jugada del gol y el pique con Moncayola. El brasileño provocó la tarjeta amarilla de Moncayola a los veinte minutos por agarrón en otro duelo en el que Vinícius se le escapaba. Era un sufrimiento para Osasuna.

Acciones explosivas

El gol madrugador cambió el plan de Jagoba Arrasate, obligó al equipo a reaccionar y asumir riesgos demasiado pronto. Tenía que amenazar, llegar a la portería de Courtois y las primeras aproximaciones eran con centros al área para Budimir. El Real Madrid estaba concentrado y compacto. Se puso el partido de cara para que la velocidad de Vinícius explotara los espacios que dejó Osasuna. El brasileño era una pesadilla para los rojillos. A Ancelotti no le importó replegar líneas, esperar a Osasuna, recuperar la pelota y darle verticalidad al juego. El oficio del Real Madrid mandaba con el resultado a favor. Con balón tocaba y tocaba, tenía el control, Kroos manejaba el juego desde el centro del campo, distribuyendo balones en corto y en largo. El Madrid tenía movilidad, llegaba con sensación de peligro. Sin balón, el Madrid tenía agresividad. Kroos y Fede Valverde mordían en la recuperación.

placeholder El Real Madrid celebra la consecución de la Copa del Rey.
El Real Madrid celebra la consecución de la Copa del Rey.

No era el Real Madrid de la Liga, el que perdió en Montilivi y San Sebastián. Salió un equipo con tensión y hambre. Con Vinícius afilado. Provocó pánico en otra estampida con un pase al área que remató Benzema y desvió, con un paradón, Sergio Herrera. El partido pudo ponerse 2-0 y en la siguiente acción llegó la mejor ocasión de Osasuna en un duelo que gana Abde a Militao. Otro fallo de central despistado, al que avisó Ancelotti tras el cometido contra la Real Sociedad. Abde se plantó ante Courtois, en el mano a mano levantó el balón, con poca fuerza. Llegó Carvajal para evitar el gol. El partido cogió ritmo y vértigo. Llegaban las mejores ocasiones y el Real Madrid respondió con un espectacular golpeo de Alaba en una falta en el que el balón pegó en el larguero.

La final tenía a dos equipos decididos a no especular. El Real Madrid quería matar el partido por la vía rápida y Osasuna se envalentonó tras los nervios iniciales que le costaron la jugada del gol en la que les destrozó Vinícius. Era el hombre del partido. Se atrevía con todo. Rompía con velocidad y regates, buscaba a Benzema y Rodrygo, tuvo otro gran disparo con rosca buscando la escuadra de Sergio Hererra. Era un terremoto por la banda izquierda y estaba en todos los fregados. En una jugada en la que cayó en el área acabó encarándose con David García. Estaba desatado, agitado en su juego y en sus protestas acabó viendo la tarjeta amarilla por pedir una falta a Rodrygo. Todo el peligro que generaba Vinícius en el Real Madrid no lo conseguía Abde en su banda con Carvajal. Al descanso se fue el partido con un amago de bronca en el túnel de vestuarios. El Chimy Ávila se fue a por Vinícius y les tuvo que separar Lucas Vázquez.

El Real Madrid entró andando en la segunda parte. Con ritmo bajo, a esperar en su campo, a ser sólido y defender con pesimismo, como le gusta decir a Ancelotti. Salió a no encajar, a cazar una acción de contraataque y se metió demasiado atrás. Lo pagó con un golazo de Lucas Torró. El centrocampista, sin marcaje, envió un misil. Empató el partido con un derechazo desde la frontal del área, ajustado al lado derecho de Courtois. Su primer gol de la temporada en un día señalado para Osasuna metió al equipo en la final y provocó el chupinazo que necesitaba la afición rojilla que estaba en La Cartuja.

Ancelotti metió, en un cambio sorprendente, a Rüdiger por Tchouaméni, que no estaba en el lugar de remate de Lucas Torró. Camavinga, con más energía, pasó al pivote. Arrasate cambió a Budimir por Chimy Ávila. Los cambios llegaron con otra acción explosiva de Vinícius, como en la primera parte. Ganó por velocidad a los defensas, apura hasta la línea de fondo y mete el pase letal. El remate de Kroos sale rechazado por Aridane y lo aprovecha Rodrygo. Atento como los cazagoles. Otro destrozo de Vinícius puso a su equipo por delante, lo sacó de la espesura y agitó el partido. Vinícius dio cornadas duras a un meritorio Osasuna.

Vinícius nunca se rinde. Es el alma del Real Madrid, el jugador que desequilibró la final con sus acciones explosivas. Un futbolista imparable que destrozó y desquició a Osasuna con su velocidad y hambre. Un vendaval por la banda izquierda que dio un recital con sus aceleraciones y cambios de ritmo. Los dos goles son de Rodrygo, pero el jugador de la final es Vinícius. Se llevó por delante a un Osasuna combativo, pero ineficaz para detener las embestidas de un enorme Vinícius. Jugó a una velocidad superior que el resto, con esa rebeldía y ambición que le hacen ser un martillo.

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