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Messi hace con el PSG y Qatar lo que Mbappé no se atrevió para fichar por el Real Madrid
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lo paga con el desprestigio

Messi hace con el PSG y Qatar lo que Mbappé no se atrevió para fichar por el Real Madrid

Lo que ha hecho Messi es darle un plantón al Paris Saint-Germain que escuece en Qatar. Es el paso que no se atrevió a dar Mbappé cuando tenía un acuerdo verbal con el Real Madrid

Foto: Messi se rasca la nariz en un partido con el PSG. (Reuters/Christian Hartmann)
Messi se rasca la nariz en un partido con el PSG. (Reuters/Christian Hartmann)

Leo Messi rompe con el Paris Saint-Germain por las bravas. Sin ceder a las presiones del club y las maniobras que llegan desde Qatar para salirse con la suya en las negociaciones. Lo que ha hecho Messi es un acto de indisciplina, no presentándose a un entrenamiento tras una derrota y viajar a Arabia Saudí para atender un compromiso publicitario. Si Messi tuviera un acuerdo para renovar el contrato con el PSG, en Qatar habrían dado la orden de hacer la vista gorda y proteger la imagen de una estrella. Pero el argentino no se lo ha puesto fácil y las represalias son que sufra una campaña de desprestigio.

Messi no se ha plegado al club catarí y le ha costado una sanción que parece humillante. Está suspendido con dos semanas de empleo y sueldo. Linchado con la agresividad de los radicales y un sector de periodistas franceses que le culpan de los males de una pobre temporada. El Paris Saint-Germain exige decoro. El mismo club que sacó a Neymar a golpe de talonario con el pago de 222 millones de euros y a Mbappé por 180 millones de euros aprovecha el caso Messi para hablar de respeto. El club-estado, que no tiene control económico e infla el mercado con salarios desorbitados, pasa factura a Messi. Califica el viaje del argentino de espantada para hacer creer que ningún jugador, por muy estrella que sea, está por encima de la institución. Horas después de la polémica, el argentino rompería su silencio con un tibio comunicado en formato de vídeo, subido a sus redes sociales: "Quería pedir perdón a mis compañeros y al club. Pensé que íbamos a tener día libre tras el partido. Pido perdón por lo que hice y estoy a la espera de lo que el club decida".

Lo que ha hecho Messi es darle un plantón al Paris Saint-Germain que escuece en Qatar. Es el paso que no se atrevió a dar Mbappé cuando ya tenía un acuerdo verbal con el Real Madrid. Prefirió jugar a dos bandas y ceder a las presiones del presidente Nasser Al-Khelaifi, el emir Tamim bin Hamad Al Thani y el presidente francés Emmanuel Macron. Messi ha sido pillo, independiente y valiente. Ha marcado los tiempos en las conversaciones entre su padre y agente, Jorge Messi, y Luis Campos, el director deportivo del PSG. Lo que no hizo Mbappé, que mareó al Real Madrid con la gestión de los plazos y las condiciones para irse del club francés cuando tenía la sartén por el mango. Quedaba libre, lo tenía fácil con el movimiento de Florentino Pérez para pagar 200 millones de euros y engañó al Real Madrid.

El orgullo de Qatar, tocado

Messi quería conocer a fondo qué proyecto tenía el Paris Saint-Germain para la próxima temporada. Sentir que era competitivo. Ha ido demorando su respuesta y cuando no lo vio claro avisó con antelación de que era mejor no seguir en el PSG. Mbappé apuró hasta el final de la temporada para sacarle un contrato multimillonario a los cataríes y tener más poder en las decisiones del club. Al francés le dieron el dinero que pidió, pero se llevó una decepción con los refuerzos. Echó en falta el fichaje de un delantero para no tener que jugar él como punta. Mbappé ha tenido problemas con la política del club. No le dieron, por lo tanto, todo lo que pidió y Messi, que nunca se ha sentido cómodo en París, ha dado portazo a los cataríes.

Foto: Jude Bellingham celebra un gol con el Dortmund. (Reuters/Thilo Schmuelgen)

El propósito ahora de Nasser Al-Khelaifi es dejar por los suelos a Messi. Su orgullo y el del emir están tocados. Hay que manchar su imagen, de mercenario e indisciplinado. En parte pueden llevar razón porque la pasión con la que jugaba el argentino en el Barcelona nunca se ha visto con la camiseta del Paris Saint-Germain. A Messi se le ha criticado en Francia por verle caminar en los partidos, le han pitado en el Parque de los Príncipes y los radicales han ido a la sede del club para insultarle.

La postura de Mbappé, proclamándose parisino, ha sido hipócrita y mercenaria. Mucho peor que la de Messi. Quería venir al Real Madrid, se lo comunicó a Benzema y acabó dando un giro con la cobardía de no contestar a los mensajes que le llegaban del Real Madrid. En el Paris Saint-Germain ahora van de dignos y acusan a Messi de falta de respeto al club, a los aficionados y a la ciudad por un viaje a Arabia Saudí que tenía cerrado y no acudir a un entrenamiento que no estaba programado. Lo puso Galtier, el entrenador al que Messi no le ve capacitado de hacer un gran PSG y que en lo que va de año ya lleva nueve partidos perdidos.

Messi, al contrario que Mbappé, ha sido coherente con sus decisiones. No veía un equipo competitivo, no era feliz en París ni en el PSG y renuncia a una tercera temporada de contrato en la que podía ganar un sueldo de 40 millones de euros. Su etapa en el Paris Saint-Germain ha sido decepcionante, pero igual que la de Mbappé, que sí se ha dedicado esta temporada a acudir actos de los Ultras para tenerlos de su lado.

Leo Messi rompe con el Paris Saint-Germain por las bravas. Sin ceder a las presiones del club y las maniobras que llegan desde Qatar para salirse con la suya en las negociaciones. Lo que ha hecho Messi es un acto de indisciplina, no presentándose a un entrenamiento tras una derrota y viajar a Arabia Saudí para atender un compromiso publicitario. Si Messi tuviera un acuerdo para renovar el contrato con el PSG, en Qatar habrían dado la orden de hacer la vista gorda y proteger la imagen de una estrella. Pero el argentino no se lo ha puesto fácil y las represalias son que sufra una campaña de desprestigio.

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