Es noticia
El fraude del que Luis de la Fuente no se repone ni cumpliendo el objetivo con la Selección española
  1. Deportes
  2. Fútbol
un problema de aceptación

El fraude del que Luis de la Fuente no se repone ni cumpliendo el objetivo con la Selección española

Luis de la Fuente tiene un problema de credibilidad y de aceptación de cara al exterior que le impide que se valore en su justa medida el trabajo realizado en un año intenso

Foto: Luis de la Fuente en una rueda de prensa. (EFE/Rodrigo Jiménez)
Luis de la Fuente en una rueda de prensa. (EFE/Rodrigo Jiménez)

Era impensable imaginar que a Luis de la Fuente le acompañaría la polémica en este año 2023. Se le suponía rectitud y ejemplaridad. En su recorrido, pese a ganar la Liga de Naciones y clasificar a España como primera de grupo para la Eurocopa, ha sido protagonista negativo en lo extradeportivo. Llegó de la mano de Luis Rubiales y la mordió el día después de que la imagen de su aplauso hiciera más grande la bola de indignación social con el escándalo del beso a Jenni Hermoso. Ni con el arrepentimiento, ni con sus explicaciones y tampoco con una imagen dulce y de buena persona, ha conseguido el respeto.

La sensación con Luis de la Fuente es la de un seleccionador que se agarró al cargo y la realidad, por la que tendría que ser juzgado como profesional, es por los resultados. Desde el primer día que se conoció que era el sucesor de Luis Enrique, los pronósticos eran más pesimistas que optimistas. El paso de la Federación era colocar en el cargo a un seleccionador de la casa, con un sueldo low cost, de perfil bajo y conciliador con la prensa. Las dudas eran razonables. Llevaba una década en la Federación y ganó títulos con la Selección sub-19 y sub-21. Pero no tenía experiencia a nivel de clubes ni en la alta competición, con lo que el vaticinio con Luis de la Fuente estaba más cerca del fracaso que del éxito.

No se ha cumplido. El riojano no se la ha pegado con la Selección absoluta porque tiene una personalidad camaleónica. Del segundo partido, la derrota contra Escocia en Glasgow, salió tocado y le salvó la Liga de Naciones. Se apartó del camino de las probaturas, de convocar a jugadores que hacían méritos y se centró en hacer un equipo con una estructura de futbolistas que le daban certezas. La Liga de Naciones reforzó al seleccionador y dotó de seguridad y confianza al grupo de internacionales.

Hay soldados en el césped de Luis de la Fuente, pero sigue sin sentirse que haya aficionados apasionados en la grada o devotos del seleccionador frente al televisor. Tampoco entre la prensa. Se le sigue mirando con cierta indiferencia a un seleccionador que no destaca por su liderazgo, pero que a sus 62 años se le presentó una oportunidad única y es un superviviente.

placeholder Rubiales y De la Fuente durante su presentación. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
Rubiales y De la Fuente durante su presentación. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Luis de la Fuente tiene un problema de credibilidad y de aceptación de cara al exterior que le impide que se le valore en su justa medida el trabajo realizado en un año intenso. Dentro, en la Federación y con la familia de jugadores que ha formado, no se siente cuestionado. El objetivo que se le encargó está más que cumplido. Tenía que clasificar a España para la Eurocopa y lo ha logrado con partidos brillantes por goleadas y otros más prácticos.

La indignación social

En lo extradeportivo le persiguen los aplausos a Rubiales y no le está siendo fácil recuperar la plena integridad. Está encasillado en la hipocresía y la falsedad de agarrarse sin escrúpulos al jugoso puesto de seleccionador. Todo el mundo se puede confundir y tiene el derecho a ser perdonado, pero el daño reputacional al fútbol español y la enfado social a un nivel mundial son partidos difíciles de remontar.

En una situación similar está Montse Tomé. La seleccionadora de fútbol femenino, tras la destitución de Jorge Vilda, ha seguido las mismas pautas de Luis de la Fuente. Del arrepentimiento a dejar que pase el tiempo con el fin de que escampen las críticas. Pero, en ninguno de los casos, los buenos resultados obtenidos en el campo consiguen modificar la imagen de un bochorno que eclipsó la hazaña de las jugadoras con el logro del Mundial.

Foto: Florentino, en una asamblea de socios compromisarios del Real Madrid. (EFE/Fernando Alvarado)

En lo deportivo, Luis de la Fuente está a seis meses de finalizar su contrato (30 de junio), en mitad de la Eurocopa y su caso debería tener una fácil solución. Los resultados están de su lado, pero le falta que se la acepten en los despachos y para ello está pendiente de que haya elecciones en la Federación en el primer trimestre de 2024. Lo mejor que le puede venir es que las gane Pedro Rocha, el presidente interino, de la corte de Rubiales. Con él y Albert Luque, director deportivo de la Federación, tiene un acuerdo para prolongar el vínculo hasta el Mundial de 2026. Se venderá como un reconocimiento a un buen trabajo que tiene que dar continuidad al proyecto.

Luis de la Fuente dice que cierra el año contento, satisfecho y orgulloso, y que España vuelve a recobrar la ilusión y la felicidad con un equipo que tiene argumentos para conseguir algo importante. Su opinión no coincide con la de una gran mayoría de aficionados y ciudadanos a los que defraudó con su comportamiento.

Era impensable imaginar que a Luis de la Fuente le acompañaría la polémica en este año 2023. Se le suponía rectitud y ejemplaridad. En su recorrido, pese a ganar la Liga de Naciones y clasificar a España como primera de grupo para la Eurocopa, ha sido protagonista negativo en lo extradeportivo. Llegó de la mano de Luis Rubiales y la mordió el día después de que la imagen de su aplauso hiciera más grande la bola de indignación social con el escándalo del beso a Jenni Hermoso. Ni con el arrepentimiento, ni con sus explicaciones y tampoco con una imagen dulce y de buena persona, ha conseguido el respeto.

Luis de la Fuente
El redactor recomienda