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El descrédito que sufre Luis de la Fuente y por qué no le despiden como a Jorge Vilda
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un seleccionador cuestionado

El descrédito que sufre Luis de la Fuente y por qué no le despiden como a Jorge Vilda

Luis de la Fuente recibe el apoyo de los internacionales y un voto de confianza del presidente interino, Pedro Rocha, pero su imagen está tocada tras los aplausos a Rubiales

Foto: Luis de la Fuente y Pedro Rocha en la concentración de la Selección. (foto RFEF)
Luis de la Fuente y Pedro Rocha en la concentración de la Selección. (foto RFEF)

Luis de la Fuente lleva poco tiempo como seleccionador, tan solo cuatro partidos, y no consigue la estabilidad en su cargo. De puertas para adentro tiene el respaldo de Pedro Rocha, el presidente en funciones de la Federación, pero fuera carece de apoyos. Su imagen está tocada tras el episodio de los aplausos a Luis Rubiales en la bochornosa Asamblea en la que se negó a dimitir. Su arrepentimiento tardío y sus explicaciones cuando Rubiales fue sancionado por la FIFA le dejaron en una posición de descrédito.

Los aplausos provocaron una reacción de rechazo en la sociedad española. La postura firme del futbolista del Betis, Borja Iglesias, dejó en evidencia a Luis de la Fuente. Desde diferentes sectores políticos se consideró razonable el despido de un seleccionador que no había estado a la altura del cargo que representa. Sus últimas explicaciones las justificó por verse "desbordado" en un contexto que no domina. En la concentración de la Selección para preparar los partidos contra Georgia y Chipre, valederos para la clasificación de la Eurocopa de 2024, cuenta con el respaldo del presidente en funciones y los internacionales. "Estamos a muerte con él", ha dicho Carvajal para arropar la figura de un seleccionador debilitado.

placeholder Luis Rubiales y Luis de la Fuente en la Liga de Naciones. (EFE RFEF/Pablo García)
Luis Rubiales y Luis de la Fuente en la Liga de Naciones. (EFE RFEF/Pablo García)

La postura de la Federación, consensuada con el Consejo Superior de Deportes (CSD), ha sido la de mantener a Luis de la Fuente. En la crisis abierta por el escándalo Rubiales se pidieron las cabezas de Jorge Vilda y De la Fuente. La Federación no considera los dos casos de igual manera. Luis de la Fuente no es Vilda. El seleccionador absoluto tiene el apoyo de los jugadores, lo que le faltaba a Vilda, y no se le conocen episodios de comportamientos inadecuados en su relación con los futbolistas. Esto no quita para que esté en el punto de mira y se le vaya a juzgar por los resultados y la identidad que le dé al juego de la Selección.

Transmite dudas

El riojano ganó la Liga de Naciones en su cuarto partido como nuevo seleccionador. De esa cita salió reforzado para trabajar con más tranquilidad en la construcción de un nuevo proyecto en la Selección. Luis Rubiales confió en él, hizo posible que diera el salto de la Sub-21 y, apostó por un relevo que transmite dudas. España pasó del carismático Luis Enrique al perfil bajo de De la Fuente. Estas dudas persisten tras la derrota y la pobre imagen que dio España contra Escocia en Glasgow en el segundo encuentro de la clasificación para la Eurocopa.

Foto: Sergio Ramos, emocionado, en su presentación con el Sevilla. (Reuters/Marcelo del Pozo)

Los partidos contra Georgia y Chipre de septiembre y contra Escocia y Noruega del mes de octubre son exámenes de un enorme valor para definir qué proyecto tiene y si está a la altura del cargo de seleccionador. De la Fuente tiene la exigencia y la presión de conseguir que España sea una Selección fiable y competitiva. Ha generado dudas con decisiones extrañas, como cambiar a ocho jugadores del once que ganó el primer partido contra Noruega (sin Halaand, lesionado) a la derrota contra Escocia. Se vio una España frágil en defensa, con problemas de contundencia y bloqueada.

La Liga de Naciones resultó un impulso, pero su comportamiento en el caso Rubiales pesa de manera negativa. Los títulos no garantizan el cargo. Como se ha podido comprobar con el despido de Jorge Vilda. Y la Liga de Naciones es un título menor. En el caso de De la Fuente, se le ve inseguro. Tiene la exigencia de darle continuidad a la victoria contra Italia en las semifinales de la Liga de Naciones y tenga la misma fortuna con la que ganó a Croacia en la final en una tanda de penaltis con dos paradas de Unai Simón y el lanzamiento decisivo de Carvajal a lo Panenka.

Foto: Jorge Vilda, exseleccionador de fútbol femenino. (EFE/EPA/Neil Hall)

La España de Luis Enrique sufrió un batacazo en el Mundial de Qatar y el cambio de Luis de la Fuente se consideró como un parche de Luis Rubiales, más cómodo, con un técnico de la casa y una personalidad en las antípodas de la vehemencia y las polémicas del anterior seleccionador. Pero Rubiales le dio un contrato a corto plazo, que vence al final de la Eurocopa de 2024 y el camino para la clasificación se torció con la derrota en Glasgow, que puso en cuestión si De la Fuente es un entrenador de garantías para la alta competición.

Luis de la Fuente ha mantenido conversaciones con los capitanes de la Selección para pedirles compromiso y actitud en un momento delicado. Hablan de jugar contra Georgia este viernes como si se tratara de una final, con intensidad y solidaridad, para no llevarse un susto. De la Fuente teme que este ambiente enrarecido por el escándalo Rubiales perjudique al rendimiento en el césped. Necesita hacer piña, aislarse de los asuntos extradeportivos, sentir la fuerza del grupo y estar concentrado en lo deportivo. Este jueves, en la previa del encuentro contra Georgia, se ha negado a responder preguntas sobre el despido de Jorge Vilda y las palabras de Sergio Ramos en las que se abre las puertas de la Selección. De la Fuente, a la defensiva y esquivo, solo quiere hablar de fútbol.

Luis de la Fuente lleva poco tiempo como seleccionador, tan solo cuatro partidos, y no consigue la estabilidad en su cargo. De puertas para adentro tiene el respaldo de Pedro Rocha, el presidente en funciones de la Federación, pero fuera carece de apoyos. Su imagen está tocada tras el episodio de los aplausos a Luis Rubiales en la bochornosa Asamblea en la que se negó a dimitir. Su arrepentimiento tardío y sus explicaciones cuando Rubiales fue sancionado por la FIFA le dejaron en una posición de descrédito.

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